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Arte y Teatro

De la representación a la constante transformación

‘Una niña’, de Ron Mueck.

‘Una niña’, de Ron Mueck.

Foto:REUTERS

El panorama de la escultura resulta muy diverso al valerse de elementos inesperados.

Hoy no es extraño ver a un artista proponer su mirada a través del ensamblaje de, por ejemplo, algunos pedazos de madera que encuentre en la calle: en el arte contemporáneo, el uso de materiales no convencionales es ahora totalmente válido.
Aunque todavía hay artistas que se apegan al uso tradicional de mármol, bronce, hierro, piedra y madera, enmarcados generalmente en la escultura tradicional, esta expresión artística ha cambiado significativamente hasta involucrar materiales inesperados.
El crítico de arte Germán Rubiano explica que en la Antigüedad –pasando por los siglos IV y V a. C. en Grecia y Roma, la Edad Media y el trabajo en el Renacimiento de Da Vinci, Miguel Ángel, Donatello y Rafael, y el arte barroco– predominaba la representación del hombre en la escultura.
“Después del arte barroco, en el siglo XIX, la escultura quiere romper con la tradición. Rodin fue el gran escultor de la primera parte de la escultura moderna. Lo más característico es que incitaba a expresar sentimientos muy humanos”, comenta.
De ahí en adelante, en el siglo XX, fueron varios los artistas que decidieron seguir su trabajo, mientras que otros se decantaron por la labor del francés Constantine Brancusi, cuya obra era más abstracta que figurativa, hacia lo volumétrico.
Para Rubiano, este siglo se llenó de escultores sobresalientes como Henry Moore y Alexander Calder, totalmente diferentes. Por ejemplo, “Calder comenzó su obra recordando a Picasso, pero luego se convirtió en un artista característico con esculturas en movimiento y trabajó con láminas delgadas y una especie de tubos”, dice Rubiano, quien también destaca el minimalismo de Ellsworth Kelly en obras geométricas y abstractas.
Mientras esto ocurría en el exterior, en Colombia la escultura también estaba viviendo grandes cambios. Gustavo Ortiz, director del Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, y el crítico de arte Eduardo Serrano coinciden en que Édgar Negret y Eduardo Ramírez Villamizar rompieron con todos los parámetros de la escultura tradicional, conmemorativa y monumental.
Ortiz recuerda la polémica que suscitó la obra de grandes proporciones Monumento a Bolívar, de Negret, que le fue encargada por el Gobierno en honor de Simón Bolívar. “Todo el mundo esperaba una escultura con la cara de Bolívar, a caballo y con la espada. Negret planteó algo abstracto, totalmente diferente”.
Para Rubiano, la historia de la escultura abstracta en nuestro país se rompió con Feliza Bursztyn, quien empezó a trabajar con chatarra y materiales encontrados, logrando esculturas con movimiento, como Las cujas: camas con movimientos sugestivos, presentadas en el MamBo en 1974. “Algunos consideraban su trabajo pobre y que trataba de ser llamativa por lo exótica”, dice Rubiano.
Serrano explica que posteriormente vino un movimiento cercano al minimalismo, formado por John Castles, Ronny Vayda, Germán Botero y Hugo Zapata, quienes fueron anteriores a una época en la que hubo producción de instalación, performance y video.

¿Qué está pasando?

Para Serrano, artistas como Claudia Hakim, Ricardo Cárdenas, León Trujillo, Ceci Arango y Consuelo Gómez, que componen la muestra ‘Escultura contemporánea’ (en Galería Aurora), permiten vislumbrar el campo de acción que se ha abierto para la escultura, “de lo encontrado a lo elaborado, de lo tejido a lo yuxtapuesto y de lo construido a lo reproducido”.
Además, señala que son trabajos que dejan entrever cómo el readymade (que comenzó con Marcel Duchamp), el arte procesual y el conceptualismo, entre otras corrientes, han influenciado su desarrollo.
Por su parte, Ortiz dice que hoy, “la escultura tiene que ver más con temas políticos, cotidianos, ambientales y críticos, de impacto inmediato y sin permanencia en el tiempo”.
Y pone como ejemplo el trabajo de Ai Wei Wei, Louise Bourgeois, Anish Kapoor (autor de La puerta de la nube, la famosa obra con forma de fríjol, en Chicago) y Ron Mueck, quien hace una crítica a la sociedad a través de esculturas humanas hiperrealistas y gigantes de bebés, mujeres y ancianos, entre otras figuras.
Ortiz añade: “Este panorama amplio de la escultura contemporánea implica también el manejo de los objetos, del espacio, de los materiales y del concepto, pues se ha magnificado y diversificado el significado que tenía la escultura”.
LAURA GUZMÁN DÍAZ
EL TIEMPO
@The_uptowngirl
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