¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Otras Ciudades

Vulneración sistemática de derechos, realidad de los trans en el país

La primera ministra serbia es una de las pocas personas abiertamente homosexuales a la cabeza de un gobierno en el mundo, y la primera en Europa del este. Los activistas LGTBI (lesbianas, gays, transgénero, bisexuales e intersexuales) dudan sin embargo en calificar su ascenso político como una victoria en la lucha por su causa, y le piden que en lugar de hacer gestos simbólicos propulse legislaciones como la unión entre personas del mismo sexo.

La primera ministra serbia es una de las pocas personas abiertamente homosexuales a la cabeza de un gobierno en el mundo, y la primera en Europa del este. Los activistas LGTBI (lesbianas, gays, transgénero, bisexuales e intersexuales) dudan sin embargo en calificar su ascenso político como una victoria en la lucha por su causa, y le piden que en lugar de hacer gestos simbólicos propulse legislaciones como la unión entre personas del mismo sexo.

Foto:Marko Djurica / Reuters

A la discriminación se une la falta de garantías en acceso a educación, salud y opciones laborales.

El pasado 6 de julio, un nuevo caso de violencia contra tres mujeres transexuales en Fontibón, Bogotá, perpetrado por siete hombres, volvió a poner el foco de atención en la falta de garantías que persiste contra esta población en el país.
Tania González, una de las agredidas, aseguró a las autoridades policiales que el trasfondo del ataque responde a motivos transfóbicos: “Nos decían que no querían ver personas de nuestro género en el sector”.
Este no es un caso aislado, como explica Laura Frida Weinstein, directora de la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a personas Trans (Gaat), que lucha por los derechos de las personas transexuales en el país. “En estas dos últimas semanas llevamos cinco casos de mujeres trans que han sido violentadas por su identidad de género, y una de ellas fue apuñalada. Hay unas violencias enormes”, asegura.
Solo el año pasado se registraron 96 violaciones de derechos a personas trans, 85 dirigidas a mujeres y 11 a hombres, según el último informe de Colombia Diversa, ‘La discriminación, una guerra que no termina’.
En el caso de los homicidios, fueron 35 mujeres trans asesinadas en el 2017 frente a los tres hombres trans que sufrieron el mismo destino. Sin embargo, alerta Weinstein, esto es solo la punta del iceberg: existe un subregistro porque la mayoría de agresiones no se denuncian. “Muchas quedan en la impunidad, o ellas incluso han sido objeto de violencia policial, lo que genera que estas personas se lo piensen dos veces antes de hablar”. Según el documento de Colombia Diversa, el año pasado, 30 mujeres trans y 5 hombres fueron víctimas de represión policial.
La Defensoría del Pueblo, por su parte, atendió ese mismo año 155 casos de violencia o discriminación contra la población LGBTI. El 31 por ciento corresponde a ataques contra la comunidad trans.

No tenemos garantías para nuestro libre desarrollo o acceso a oportunidades laborales en igualdad de condiciones

Pero la discriminación no termina ahí. En ámbitos como el trabajo, la educación y la salud, las personas transexuales también son vulneradas sistemáticamente por las llamadas barreras invisibles que les impiden acceder a ciertas garantías. La consecuencia es una posición de desventaja social y económica frente a otros grupos poblacionales que las confinan en lugares de alta criminalización, segregación, marginación y pobreza.
“No tenemos garantías para nuestro libre desarrollo o acceso a oportunidades laborales en igualdad de condiciones. Mientras otros sectores de la comunidad LGBTI luchan actualmente por derechos patrimoniales, la adopción o el matrimonio igualitario, nosotras exigimos el respeto a nuestra dignidad y que no nos maten”, explica Katalina Ángel, de la Red Comunitaria Trans.
El estudio ‘Línea base PPLGBT’ evidencia que la población transgénero en Bogotá registra un escaso nivel educativo: solo el 7,89 por ciento de mujeres trans acceden a la universidad, frente al 14,29 por ciento de los hombres. El bachillerato solo lo completan un 57,89 por ciento y un 57,14 respectivamente.
Para Weinstein, el resultado de esta falta de educación y la proliferación del empleo informal que caracteriza la realidad de las personas trans provocan que muchas acaben sumergidas en ámbitos laborales precarios y altamente criminalizados, como la prostitución.
“No es que quieran estar ahí, sino que es lo que hay y tenemos que sobrevivir”, añade. Los datos que maneja la Fundación Gaat hablan de que el para el 69,1 por ciento de las mujeres trans y el 50 por ciento de los hombres trans, el servicio sexual es su principal actividad profesional.
Atendiendo a los derechos en el acceso a la salud, el 23,7 por ciento de las mujeres transgénero no están afiliadas a ningún sistema de seguridad social, de acuerdo con el ‘Estudio de vulnerabilidad al VIH del 2016’. Otro problema es el acceso a las transformaciones corporales seguras, para las que todavía se necesita un dictamen psiquiátrico y la orden de un juez para que el sistema de salud cubra el procedimiento.

Ellas, más vulnerables

María, nombre falso por exigencia de este testimonio, es peluquera y trabaja en un centro estético en el barrio Teusaquillo, de Bogotá. Desde que tiene memoria fue consciente de que su identidad de género no se ajustaba a las formas de su cuerpo. Nació hombre, pero nunca se sitió uno.
Apenas pudo asumir su transformación corporal una vez que tuvo la mayoría de edad, gracias a un procedimiento hormonal y, posteriormente, un cambio de sexo. “No había plata y mis papás nunca me apoyaron. Cuando cumplí los 18 me marché de casa y empecé a dar pasos chiquitos para lograr mi objetivo de ser una mujer trans”, relata.
Evade el tema de cómo logró los recursos necesarios para realizarse una cirugía de reasignación de sexo, mediante la cual se modifican los genitales por nacimiento de una persona para que sean como los del género con el que se identifica. “Hice cosas de las que no estoy orgullosa, pero esa es la vida que elegí y me ha permitido estar donde estoy. No ha sido fácil llegar hasta acá porque hay mucho rechazo”, relata.
Si la vulneración de derechos sistemática que padece la comunidad transexual en Colombia alcanza cifras vergonzosas, para las mujeres trans los estigmas son aún más implacables. ¿La razón? La ‘doble discriminación’ de la que son víctimas: vulneración de derechos por ser mujeres y por ser transexuales.
“Somos mucho más visibles, y los estereotipos que se nos imponen de feminidad son mucho más fuertes. Siempre va a haber alguien que nos recuerde que no llegamos a esos estándares. Y cuanta más visibilidad, más violencia y menos oportunidades. Un chico tiene una transición que muchas veces no se nota, mientras que a las mujeres, ya sea por la condición ósea u otras cuestiones, se nos nota más, y ahí empieza la discriminación”, explica Laura Frida Weinstein.
¿Qué pasa con las personas que no manejan esa estética comercial y patriarcal de lo que se supone que es ser una mujer?”, se pregunta Katalina Ángel y añade: “Las personas que no entran dentro de esos estándares tan marcados son violentadas, amenazadas o discriminadas”. Y así, advierten, es muy complicado llevar “una vida normal”.
Según la Fundación Gaat, el 15,8 por ciento de las mujeres trans han sufrido rechazo o maltrato en sus lugares de trabajo, mientras que 7,2 por ciento ha tenido que ocultar su identidad de género para no perder su empleo y 8,6 por ciento para obtenerlo.
Un estudio de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos alertó de forma dramática de la vulnerabilidad de estas mujeres en toda la región: el 80 por ciento de ellas mueren antes de los 35 años, asesinadas.
La conclusión es que se necesita más voluntad política y visualización. “Nuestro mensaje es la defensa de la vida, que se nos respete como individuos, nuestro derecho a decidir sobre nuestra autonomía”, concluye Weinstein.

¿Cómo vive la población trans en Bogotá?

La caracterización de las personas transgénero en Bogotá del estudio ‘Línea base PPLGBT’ confirma que un porcentaje importante de esta población pertenece a los estratos socioeconómicos más bajos. El grueso más importante se registra en el estrato 2, con un 57,2 por ciento de mujeres trans y un 42,9 por ciento de hombres trans. Le sigue el estrato 1, con un 15,1 y un 28,6 por ciento respectivamente. De hecho, 5 de cada 10 personas trans en la capital viven en contextos de pobreza con bajos ingresos económicos.
JULIA ALEGRE BARRIENTOS
Redacción Domingo
En Twitter: @JuliaAlegre1
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO