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Parque Yariguíes en Santander estrena árboles

Con el apoyo de 140 personas entre profesionales, técnicos y habitantes de la zona, se empezó la siembra de las plantas.

Con el apoyo de 140 personas entre profesionales, técnicos y habitantes de la zona, se empezó la siembra de las plantas.

Foto:Archivo particular

Fueron restauradas 641,7 hectáreas con especies nativas.

Tras un proceso de restauración ecológica que se desarrolló durante tres años, el Parque Nacional Natural Serranía de los Yariguíes, con 59.063 hectáreas de área protegida que abarcan siete municipios de Santander, cuenta con 183.073 plántulas nuevas de 83 especies nativas que van en crecimiento y se incorporarán poco a poco a este ecosistema.
Esta iniciativa, denominada ‘Alianzas estratégicas para la restauración ecológica en Santander’, tiene la particularidad de que no sólo se trató de una siembra de árboles, sino de una restauración que para este caso combinó, con el apoyo de expertos y lugareños, el manejo de la fauna del lugar, el suelo, la flora y la recuperación histórica de las intervenciones en el Parque por parte de los pobladores de la zona para interpretar el ecosistema en su conjunto y así recuperarlo.
“La restauración es identificar cómo se degradó el ecosistema y cómo funciona hoy así, cuáles causas lo ayudan a regenerarse y cuáles no, para empezar a hacer intervenciones por el lado del suelo, las aves, plantas, los excesos o faltas de agua, las prácticas de las personas, y combinar estas medidas para darle la señal a la naturaleza de que acelere el proceso de regeneración del ecosistema”, explicó Germán Camargo Ponce de León, director técnico de la Fundación Guayacanal.
Camargo señaló que el trabajo tuvo una base científica extensa, porque durante el primer año y medio de ejecución se hizo un levantamiento de información del ecosistema. Ya con los datos y tras la recolección de semillas de plantas del mismo Parque, se hizo el montaje de nueve viveros que albergaban 12.000 plántulas cada uno.
“Los viveros son orgánicos, no se usan pesticidas ni fertilizantes, y la tierra usado fue traída del mismo Parque para que las plantas se adaptaran a los microorganismos del medio donde van a vivir”, precisó Camargo.
Posterior a ello, con el apoyo de 140 personas entre profesionales, técnicos y habitantes de la zona, se empezó la siembra de las plantas que hoy ya tienen entre tres y ocho metros de altura y buen tallo.
Este ejercicio ambiental tuvo un componente social que vinculó a la comunidad. Al respecto, Camargo apuntó que el trabajo con los lugareños fue escuchar la historia del lugar, lo que se cultivaba en las fincas, el tratamiento que le dieron a los suelos, y hacer la búsqueda de las semillas.
Joaquín Blanco Calderón, campesino y quien vivió en predios del parque por más de 30 años, participó en el trabajo y hoy entiende que, aunque se debe cultivar con técnicas sostenibles, el bosque es muy importante para la vida.
A Blanco Calderón le compraron su predio para retornárselo al Parque y lo invitaron a trabajar en el proyecto, porque quien más que él para contar la historia de la zona y entender cómo, con el afán de cultivar lulo y otros productos, los campesinos arrasaron los bosques.
Él acompañó a los profesionales en la recolección de información, apoyó la siembra y ahora es un guardián de las plantas, aquellas que sembró y que ahora ve crecer como a sus hijos, algo que es “una motivación especial”.
Este campesino, con su saber tradicional y tras ver las bondades de la restauración, invitó a los labriegos a conservar los bosques, porque “hay que dejarle algo a hijos y nietos”.
La restauración tuvo una inversión de 11.275 millones de pesos entregados por la empresa Isagén, y fue ejecutada por la Unión Temporal Jaguar Corredor Norandino, integrada por la Fundación Natura, Fundación Guayacanal y el Programa de Desarrollo y Paz, Magdalena Medio (PDPMM).
Matilde Escobar, directora de la Fundación Natura, explicó que el proceso de restauración inició con el saneamiento predial, es decir, la compra de fincas que estaban dentro del Parque, para lo cual Isagén destinó 4.612 millones de pesos más.
Surtida esta etapa, en los predios adquiridos se pasó a la restauración y tras su culminación “queda un área que significa agua, bienestar y biodiversidad para la región”.
El trabajo enseñó cómo se deben restaurar los parques y la prueba de que se puede hacer.
El Parque abarca San Vicente, Simacota, El Carmen, Galán, Chima, Hato y Santa Helena.
Isagén aportó los recursos para la ejecución de esta iniciativa para cumplir con la compensación ambiental que debía hacer por la inundación de las 7.000 hectáreas del Proyecto Hidroeléctrico Sogamoso. En total fueron más de 17.000 millones de pesos los destinados para la compra de predios, restauración, otras obras y capacitaciones.
La directora de Parques Nacionales Naturales, Julia Miranda, destacó el éxito del la restauración y recuperación del Parque “porque es una zona con una biodiversidad extraordinaria y es generador de agua para la región y el país”.
LUIS A. CÁRDENAS MATEUS
ADN/Bucaramanga
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