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Las historias detrás de una brigada médica en El Morrito, Tumaco

Las consultas pediátricas fueron las de mayor demanda
en la brigada de salud. En total se realizaron 173.

Las consultas pediátricas fueron las de mayor demanda en la brigada de salud. En total se realizaron 173.

Foto:Carolina Pava / EL TIEMPO ZONA

Este tipo de brigadas se organizan desde el 2003, gracias a la fundación Alas para la Gente.

Stiven Valencia llegó a este mundo hace dos meses. Vive en el barrio El Morrito, de Tumaco. Desde hace quince días sufre una dermatitis severa en el 70 por ciento del rostro y el cuerpo. Su madre, María Isabel Valencia, de 20 años, ha intentado curarle sus heridas sin éxito, y por eso acudió a la brigada de salud que la fundación Alas para la Gente realizó el fin de semana pasado en el lugar.
Eran las 6 de la mañana, y la alegría de unos 15 médicos voluntarios, entre ginecólogos, pediatras, optómetras, alternativos y odontólogos, se sentía en cada rincón del avión que la Policía Antinarcóticos brindó para la brigada. La misión: llevar salud al barrio, sin costo alguno.
Después de dos horas y media de viaje, la gente de El Morrito recibió a los profesionales con los brazos abiertos. Niños y niñas se agolpaban en las puertas de la escuelita cuyas instalaciones fueron acondicionadas como consultorios. Mujeres y hombres se sentaban enfrente de sus casas a esperar que empezara la atención.
El Morrito, ubicado en el norte de esta población y con unos 3.000 habitantes, es uno de los barrios más pobres del Distrito Especial de Tumaco. La falta de acueducto y alcantarillado ha ocasionado, como en el caso de Stiven, la proliferación de problemas de piel en la comunidad, sobre todo en menores de 5 años.
Camilo López es médico general y trabaja en el hospital El Tunal, de Bogotá. Aunque recibe casos médicos impactantes todos los días, el estado en el cual se encontraba Stiven lo marcó.
María Isabel, la madre del niño, manifestó que recogía agua lluvia y con esta lo bañaba. Camilo le explicó que el líquido era el culpable del brote en la piel de su hijo. Le formuló una crema, ante el riesgo de que se generara una infección grave.
“El caso de Stiven es uno de los más severos en el sector. Este tipo de patologías se dan por la falta de agua potable y las condiciones de insalubridad, y por mal manejo de las aguas residuales”, sostuvo el profesional.
A unos pasos del provisional consultorio pediátrico se encontraba la que, dos horas antes, era la biblioteca de la escuela, y que ahora servía como farmacia, con todo tipo de medicamentos para los pacientes.
Germán Lerma ha trabajado en la fundación Alas para la Gente durante 10 años. Como estaba al frente de la entrega de medicamentos, revisó la fórmula de Stiven y le proporcionó a María Isabel el preciado paquete con la crema.
“Mija, aplíquele con juicio el medicamento y verá cómo se pone de bien su bebé”, le recomendó. La madre sonrió, como casi todas las personas que recogían los suministros gratuitamente, besó a su bebé y se fue para la casa.

María Colombia: una víctima de la violencia de género en el país

En una de las casas aledañas, una familia entera enterraba un tubo en el suelo.
Alrededor de la casa de atrás, que da al mar, una familia de cerdos se paseaba por la playa. Construirían una casa en unos pocos días y tenían que asegurar un conducto para llenar el balde del agua, que llega cada 15 días. Ocho cuando están de buenas.
Al frente, María Colombia Oribio, la ‘Colombia’, como la llaman en el barrio, caminaba junto a su prima hacia el consultorio de medicina alternativa. La mujer presentaba quemaduras de primer y segundo grados en el rostro, una oreja, el cuello y en uno de los senos.
Susana Valencia, la especialista, intuyó enseguida que era un caso de violencia doméstica. Colombia, cabizbaja, casi no pronunciaba palabra. Su prima expresó que el marido de la mujer había llegado borracho hacía unos días y le había regado agua hirviendo encima.
“Mi vieja, a usted nadie le puede pegar, no permita que le hagan esto”, le informaba Susana. Con ayuda psicológica, que también se prestaba en la brigada, y de la Policía Nacional, Colombia decidió llevar su caso ante la Fiscalía.

Mi vieja, a usted nadie le puede pegar, no permita que le hagan esto

Nelly Sinisterra, de 24 años, caminaba por las trochitas que conducían a los consultorios. Con una carpeta en la mano, le preguntó a uno de los policías dónde quedaba la sala para las ecografías. El uniformado le señaló el segundo piso de la escuela, y ella subió.
Sería mamá por quinta vez. El médico Daniel Jiménez la atendió, tomó los papeles de su historia clínica y exclamó: “¡Uy, mamá!, son gemelos, ¿no?”. La muchacha sonrió. No era alegría, era resignación. Sería mamá por sexta vez.
“Yo ya no quería tener más hijos, pero, bueno, así son las cosas de Dios”, dijo.

La salud que da Alas

En un fin de semana, la brigada logró realizar 1.210 consultas y procedimientos médicos. Fueron 38 ecografías, 300 procedimientos odontológicos, 30 citologías y 30 fórmulas otorrinolaringológicas.
La brigada ayudó, incluso, a mejorarles la visión a 82 personas del municipio con la donación de gafas para quienes sufrían de problemas como miopía, astigmatismo y presbicia.
Gamaliel Huérfano, optómetra venezolano que se sumó a la ayuda, detectó que los casos que más aquejaban a la población eran las cataratas y los ‘terigios’. “Este desgaste ocular se da por el ambiente, la exposición al sol, el polvo y la arena”, explicó.
Este tipo de brigadas se organizan desde el 2003, gracias a la fundación Alas para la Gente. En esta ocasión también participaron el Ministerio de Salud, la Policía Nacional Antinarcóticos, EL TIEMPO Casa Editorial, comunidad y empresas de la zona.
Mateo Arjona, director ejecutivo de Alas, expresó que dentro de unas semanas las personas podrán apoyar este tipo de brigadas con una donación mensual: “Tenemos el plan de aumentar el número de brigadas, hay muchos sitios apartados por ayudar y ese es nuestro fin”.
En la esquina de la casa de doña María, de 84 años, hace mucho no pasaba la salud. “Ya me duelen mucho las piernas, y por eso mismo no voy al médico, porque me queda muy lejos”, le dijo a una de las doctoras. “Para eso estamos aquí, sumercé. Hoy se va a mejorar. Ya verá”, le responde.
Carolina Pava
Twitter: @lauracaropg
EL TIEMPO ZONA
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