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La avalancha que provocó la peor catástrofe en la historia de Mocoa

Militares, policías y socorristas de la Cruz Roja y la Defensa Civil rescataron del barro a centenares de víctimas.

Militares, policías y socorristas de la Cruz Roja y la Defensa Civil rescataron del barro a centenares de víctimas.

Foto:Santiago Saldarriaga/ EL TIEMPO

Lluvias que arreciaron el viernes causaron creciente de 3 ríos. Desastre en 17 barrios.

Un ruido como el zumbido de miles de abejas y un fuerte olor a barro alertaron a Jorge Arcos, quien vive en Mocoa desde hace doce años, sobre la tragedia que se avecinaba y que les terminó costando la vida por lo menos a 200 personas de la capital del Putumayo en la madrugada de este sábado.
Arcos recuerda que sobre las diez de la noche del viernes empezó un impresionante aguacero, que estuvo precedido por días enteros de lloviznas.
Poco más de tres horas después, la ciudad se enfrentaba a la peor tragedia en sus 454 años de historia: los tres ríos que atraviesan el municipio –el Mocoa, el Mulato y el Sangoyaco– y varias quebradas, como la Taruca, arrastraron miles de toneladas de barro por 17 barrios. El barrio San Miguel fue uno de los que quedaron literalmente borrados del mapa.
Jorge Arcos, que vive en Los Pinos, recuerda así esos minutos de terror: “Alcancé a subirme al carro con mi esposa y mis dos hijas; salimos muy rápido, y ya en la calle corría el río de barro y se veía gente en la calle gritando de miedo. Pensé en irme para la finca de mi papá, pero luego de ver que seguía creciendo el río de barro salí para Pitalito (Huila), y me fui antes de que la vía se bloqueara”.
Muchos de sus vecinos no tuvieron tanta suerte. En la noche del sábado seguían recorriendo las calles intentando reunirse con sus seres queridos o al menos tener una noticia de su suerte.
El conteo oficial de muertos del Comando General de las Fuerzas Militares supera los 200, pero la cifra crecía porque el número de desaparecidos llega a las 200 personas. Los heridos son al menos otros 200, 22 de los cuales, según un reporte del Gobierno, requieren “tratamiento urgente”.
Los cerca de 65.000 habitantes de Mocoa están asentados en una zona de 1.263 kilómetros cuadrados en los que una parte del territorio corresponde a laderas altas de cordillera. Esto hizo que se disparara la velocidad con la que se movía el agua por la ciudad.

Mucha gente dice que hay otra amenaza de avalancha, que ya viene (...). Yo me salí del hospital porque eso era lo que gritaba la gente, yo preferí refugiarme en mi casa

La gobernadora de Putumayo, Sorrel Aroca, reportó que al menos la quinta parte de la ciudad sufrió los estragos de la avalancha.
Uno de los muertos es el patrullero de la Policía Deciderio Ospina, que perdió la vida cuando intentaba auxiliar a una niña de 12 años que era arrastrada por las turbias aguas. Desde el momento mismo de la tragedia, militares y policías se desplegaron por toda la zona y rescataron del barro a centenares de personas que seguían con vida.
A la tragedia se suman las dificultades logísticas que enfrentan los sobrevivientes. Según el reporte entregado por la gobernadora Aroca, en la ciudad no hay gas, el acueducto quedó afectado y la subestación de energía tampoco funciona y su reparación podría tardar un mes. Además, algunas de las vías de ingreso y salida están bloqueadas por tierra, barro y restos de árboles y partes de carros y viviendas que fueron arrastradas por el agua y el lodo. La avalancha se llevó la plaza de mercado, lo que de paso afecta el abastecimiento de alimentos en medio de la emergencia.
Milady López contó que el viernes en la noche estaba jugando un partido de microfútbol y que la lluvia era tan fuerte que tuvieron que suspenderlo. “Esperamos a que escampara; al ver que la lluvia no bajaba decidí ir a mi casa. Cuando llegué al puente, la avalancha se lo había llevado. Afortunadamente mis hijos salieron para donde mi mamá, en la parte alta del barrio, y están ilesos. La avalancha se llevó todo, edificios, carros”, dijo.
La tragedia empezó a incubarse desde el jueves a cientos de kilómetros, en la parte alta de la montaña. Ese día, según los reportes del Ideam, fue el segundo más lluvioso de todo el mes en el país, pero en esa parte de Putumayo la tormenta fue de proporciones bíblicas. El reporte del Instituto dice que en la parte alta de Mocoa, con un volumen de precipitaciones de 129,3 mm, “cayó el 30 por ciento de la lluvia que normalmente cae en todo un mes en esa zona del país”. Un día después, con árboles, barro y rocas recogidos cuesta abajo, la crecida llegó hasta Mocoa por el cauce de los tres ríos y las quebradas.
La tragedia empezó a incubarse desde el jueves a cientos de kilómetros, en la parte alta de la montaña.

La tragedia empezó a incubarse desde el jueves a cientos de kilómetros, en la parte alta de la montaña.

Foto:Santiago Saldarriaga/ EL TIEMPO

El secretario de Gobierno de Mocoa, Eduardo Alfredo Jiménez, dijo que el municipio no cuenta con equipos de monitoreo que puedan ofrecer una alerta temprana frente a estos hechos, que además no tienen antecedentes en esa región. En efecto, allí las emergencias suelen estar más asociadas a inundaciones por desbordamiento de los ríos, que a avalanchas súbitas, que sin embargo sí se cuentan entre los miedos colectivos de los mocoenses.
Este sábado, el presidente Juan Manuel Santos se desplazó a la zona y declaró el estado de calamidad. Se entregaron mil ayudas alimentarias, mil kits de aseo, mil kits de cocina, tres mil frazadas, y tres mil colchones para los damnificados. Además, se dispuso la entrega de subsidios por 250 mil pesos mensuales durante tres meses para las familias afectadas.
Desde la madrugada del sábado, el Ejército, la Policía y personal de socorro de distintas zonas del país fueron movilizados para enfrentar la emergencia.
El Gobierno activó el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres para atender la emergencia y el banco de maquinaria, así como la disposición de carrotanques con agua.
A la sede del Bienestar Familiar de Mocoa fueron llevados los menores de edad rescatados por las autoridades y de cuyos familiares no se tenía información. En la noche del sábado, en esos centros seguían diez niños que no se habían podido reunir con sus seres queridos.

Los cuerpos de las personas que no sean identificadas en las primeras 24 horas serán inhumados ordenadamente para no generar riesgos para la población

El hospital local colapsó este sábado en la mañana por la cantidad de personas que buscaban ayuda médica, y la atención se prestaba en medio del temor de los habitantes de que ocurriera una nueva avalancha.
“Mucha gente dice que hay otra amenaza de avalancha, que ya viene (...). Yo me salí del hospital porque eso era lo que gritaba la gente, yo preferí refugiarme en mi casa, que es en un segundo piso no sé si sea segura o no –narró Arturo Medina, un sobreviviente–. (...) La gente aquí está como desesperada, angustiada. No sabemos qué pasará”.
Los habitantes de Mocoa recuerdan que el 19 de octubre del 2014, una falsa alarma puso a correr a los habitantes de la ciudad. Ese día, la Policía recibió una llamada sobre una supuesta avalancha que alertó a toda la comunidad y que obligó a una reunión urgente de las autoridades departamentales, que concluyeron que la alarma no era real. La gente volvió a sus casas.
Pero esta vez la amenaza era real y aunque las sirenas alcanzaron a sonar, el río de lodo bajó por la montaña con tanta fuerza que hubo muy poco tiempo para reaccionar.

Riesgo de emergencia sanitaria

El director de Medicina Legal, Carlos Eduardo Valdés, afirmó que se puso en marcha un plan para agilizar el levantamiento de los cuerpos para evitar una emergencia sanitaria.
“Se busca la plena identificación rápida de los cuerpos y la entrega a sus seres queridos”, indicó Valdés tras señalar que se va a disponer de una morgue transitoria en la zona rural de Mocoa.
“Los cuerpos de las personas que no sean identificadas en las primeras 24 horas serán inhumados ordenadamente para no generar riesgos para la población”, señaló Valdés.
Agregó que se ubicaron puestos para la recepción de denuncias sobre personas desaparecidas para activar los mecanismos de búsqueda.
JUSTICIA
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