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Medellín

Las Baldías, el páramo que perdería a sus guardianes

Una pequeña laguna en la cima del páramo es el nacimiento de la quebradas La Iguaná y La García. El páramo de Las Baldías es considerado estrella hidrológica porque allí nacen 14 quebradas.

Una pequeña laguna en la cima del páramo es el nacimiento de la quebradas La Iguaná y La García. El páramo de Las Baldías es considerado estrella hidrológica porque allí nacen 14 quebradas.

Foto:Guillermo Ossa / EL TIEMPO

La serranía de las Baldías es el único ecosistema de páramo que tiene el valle de Aburrá.

La niebla empiyama el paisaje. En la carretera destapada que sube al páramo de la serranía de Las Baldías desde el corregimiento de San Félix (Bello) la luz del sol no logra atravesar la copa de algunos árboles. Además, la niebla, que se posa sobre la montaña poco antes de superar los 2.600 metros sobre el nivel del mar (msnm), hace parecer las 11 de la mañana como las seis de la tarde.
“La niebla en este páramo es como las barbas del valle”, recuerda Horacio Moreno, un ingeniero agrónomo propietario de cerca del 60 por ciento de este ecosistema, el único de su tipo que tiene el valle de Aburrá y probablemente el que más cerca esté de un gran centro urbano en el país, según Fernando Alzate, biólogo e investigador de estos ecosistemas de la Universidad de Antioquia.

Desde hace 40 años esa tierra no conoce el casco de una vaca

Esa frase la escribió uno de los antepasados de Moreno a su novia en una carta. Él tiene un archivo de antes de mitad del siglo XX con documentos sobre este páramo, que ha estado en su familia desde el siglo pasado. Desde cuatro décadas su familia decidió que había que proteger este lugar y por eso “desde hace 40 años esa tierra no conoce el casco de una vaca”, aunque reconoce que antes su abuelo tuvo allí ganado.
Con apenas 860 hectáreas, Las Baldías es el páramo más pequeño del país, sin embargo, haciendo una comparación con ocho de los grandes del país, entre estos el de Belmira-Santa Inés, Chingaza y San Turbán; Las Baldías se ubica en el tercer lugar en cuanto a número de habitantes beneficiados con abastecimiento de agua por hectárea (ha) de páramo.
Los frailejones, plantas que crecen pocos centímetros al año, son especies de vegetación típicas de los páramos.

Los frailejones, plantas que crecen pocos centímetros al año, son especies de vegetación típicas de los páramos.

Foto:Guillermo Ossa / EL TIEMPO

A pesar de esto, Moreno dice que no hay suficiente protección de parte de las autoridades ambientales y municipales para Las Baldías.
Lo que hay construido en el páramo, además de la pequeña casa naranjada en donde funciona el centro de protección ambiental Las Baldías, creado por Moreno, son antenas e infraestructuras de telecomunicaciones, vendidas hace años a varias compañías. Además, desde 1960 existe en la parte más alta del páramo una estación de Policía “en una pequeña área que nosotros le vendimos en su momento al Ministerio de Guerra (hoy Ministerio de Defensa) para su apoyo en telecomunicaciones”.

Costo desproporcionado

Entre los agentes de la estación de Policía y los operarios de las antenas, en el páramo, que tiene su parte más alta a 3.160 msnm, viven menos de 20 personas; pero por este terreno Moreno paga impuestos prediales de 3 millones 188.689 de pesos trimestrales a Medellín y 880.000 pesos a Bello más una sobretasa ambiental de 200.000. Anualmente, cuenta, son 400.000 pesos por conservar cada hectárea de terreno de páramo, entre el pago de prediales y mano de obra en cercos y control.
Con su hijo Daniel, biólogo e investigador de la Sede de investigación universitaria de la Universidad de Antioquia (SIU), Horacio realizó una valoración de los servicios ambientales que presta el páramo y encontró que anualmente suman más de 12 mil millones de pesos.
Las variables analizadas fueron: abastecimiento de agua para consumo humano, regulación hídrica, calidad de agua por retención de sedimentos, regulación del clima, control de inundaciones y recreación.
Esos son 12.000 millones que el valle de Aburrá no tiene que invertir. En total, de acuerdo con el estudio, cada hectárea de ese páramo le ahorra al valle de Aburrá 17 millones de pesos. “Y eso que aquí no tuvimos en cuenta los costos asociados a tragedias o muertes”, refiriéndose a que el páramo también ayuda a evitar deslizamientos o desbordamiento de ríos.
Para Alzate esto, de alguna forma, es gracioso. “Están en el peor de los mundos”, dijo.
De acuerdo con el Ministerio de Ambiente, en los páramos nacen las principales estrellas fluviales de las que depende el 85 por ciento del agua para consumo humano, riego y generación de electricidad. En el caso de Las Baldías, es nacimiento de 14 quebradas como La Iguaná, La García y El Hato.
En Las Baldías hay 61 especies de vegetación, según Corantioquia.

En Las Baldías hay 61 especies de vegetación, según Corantioquia.

Foto:Guillermo Ossa / EL TIEMPO

Pero los páramos no solo son fuentes de agua, “son esponjas”, dijo Alzate, pues la retienen evitando que corran muy fuertemente hacia otros lugares y causen desastres.
Las Baldías también tienen que ver con el enfriamiento del aire que llega al valle de Aburrá y aporta a la captura de carbono del valle de Aburrá y a mantener depósitos orgánicos en el suelo.
Por otro lado, allí habitan 197 especies de aves, hay identificadas nueve especies de anfibios y 130 de insectos. En cuanto a su vegetación, hay 61 especies.
Al respecto, Alejandro González, director general de la Corporación Autónoma Regional del centro de Antioquia (Corantioquia) que tiene en su jurisdicción este páramo, dijo que la delimitación del páramo, que se hizo en el 2016, fue mediante resolución 2140 y “estipula que dentro los tres años siguientes Corantioquia deberá delimitar y zonificar el área para poder categorizar los usos del suelo conforme a los términos del Minambiente)”.

En las fases que siguen en esa delimitación seguramente van a llegar a que en el corto plazo nosotros impongamos unas medidas más restrictivas

Además, González precisó que Las Baldías hace parte de un Distrito de Manejo Integrado (DMI) que comprende también buena parte de la cordillera occidental que separa al valle de Aburrá del cañón del río Cauca, y que “en las fases que siguen en esa delimitación seguramente van a llegar a que en el corto plazo nosotros impongamos unas medidas más restrictivas”.
Corantioquia aclaró que por el momento no contemplan en este lugar estrategias como pago por servicios ambientales a quienes protejan el páramo pero que no es un tema que se descarte.
Para Moreno esto sería ideal, pues dice que quizás muy pronto este páramo se quedará sin sus protectores pues no puede sostener los grandes pagos que debe hacer y ya tiene deudas que superan los 30 millones en impuestos. Sueña con que así como él creció cuidando y admirando este páramo, puedan hacerlo sus descendientes y el valle de Aburrá.
María Isabel Ortiz Fonnegra
Redactora de EL TIEMPO
En Twitter: @M_I_O_F
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