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Bogotá

Por tratarse de una actividad, prostitución no tendrá límites urbanos

La zona de tolerancia en el barrio Santa Fe ha concentrado por años los servicios de prostitución, pero también ha sido conocida por la presencia de actividades ilícitas.

La zona de tolerancia en el barrio Santa Fe ha concentrado por años los servicios de prostitución, pero también ha sido conocida por la presencia de actividades ilícitas.

Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO

Lo dice el POT en discusión. Vacíos en la norma y ubicación de negocios, parte de los argumentos.

John Cerón
Dentro de la formulación del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) hay un tema que pronto será materia de discusión, y es cómo están definidas las zonas de tolerancia en Bogotá. La respuesta de la Secretaría de Planeación es clara: “En este proyecto no se encuentran contempladas porque la prostitución no es un uso del suelo, sino una actividad”.
Pero, primero, definámoslas. ‘Zona de tolerancia’, según el Distrito, fue un concepto que generó el Juzgado 31 Penal Municipal, con ocasión de una demanda de tutela instaurada por el señor Dalmiro Luis Ostos Alfonso el 26 de octubre del año 2000.
Mediante esta última se le ordenó al alcalde mayor de Bogotá que, en un término no mayor de seis meses, estableciera estas zonas para evitar que fuera de ellas se llevara a cabo el ejercicio ilegal de la prostitución y negocios conexos.
Luego, con la revisión del POT, adoptada mediante el decreto 469 de 2003, el concepto de zonas de tolerancia se amplió al de Zona Especial de Servicios de Alto Impacto (Zesai), definido como: “Zonas de servicios para actividades relacionadas con los usos ligados al trabajo sexual, la diversión y el esparcimiento, y los demás comercios y servicios que determine la ficha normativa”.
Lo cierto es que, más allá del papel, en la ciudad siempre han existido zonas de concentración, a la luz de todo el mundo, sin que nadie haya podido controlar ni erradicar del todo los negocios ilícitos que se llevan a cabo en estos lugares y funcionan de manera paralela a delitos tan graves como la explotación sexual.

Zonas de servicios para actividades relacionadas con los usos ligados al trabajo sexual, la diversión y el esparcimiento, y los demás comercios y servicios que determine la ficha normativa

Y, entonces, ¿por qué la decisión del Distrito? Este dice tener todo el soporte técnico de su propuesta. Primero explica la relación entre prostitución y ordenamiento urbano, y para eso cita parte del documento técnico que establece que, históricamente, solo la UPZ 102 La Sabana, ubicada en la localidad de Mártires, llegó a reglamentarse como Zesai.
También argumenta que existió otro decreto distrital, el 335 de 2009, que establecía que deberían ordenarse los usos ligados al ejercicio de la prostitución mediante la formulación y adopción de un plan parcial de renovación urbana, pero que esto “nunca se llevó a cabo para ningún sector de la ciudad, por lo que, hoy, ninguno de los usos o actividades relacionados con la prostitución, ya sea dentro o fuera del polígono de alto impacto, cuentan con el uso del suelo y la licencia de construcción correspondiente”.
Otro argumento del Distrito para no incluir las llamadas zonas de tolerancia dentro del POT es un censo de la Secretaría de Integración Social en 2016. En este último se identificaron 324 establecimientos en toda la ciudad.
“Esto evidencia que la prostitución no es un uso del suelo, sino una actividad que tiene lugar en toda la ciudad: en hoteles, viviendas, bares, discotecas y hasta en bodegas”. Con esta lógica, el Distrito determinó que serán de la competencia de las secretarías de Gobierno, Integración Social, Mujer, Salud y demás entidades competentes su regulación y seguimiento. En conclusión, afirma que este no es un uso del suelo dentro del ordenamiento territorial que deba ser delimitado en zonas de tolerancia.

‘La concentración no favorece el ejercicio digno de la actividad’

Uno de los ejemplos que cita el Distrito para asumir esta posición en su POT es la zona de alto impacto de Los Mártires, ubicada entre la avenida Caracas y la carrera 17 entre las calles 19 y 24. “Lo que pasa allí evidencia que se deben evitar las zonas de concentración porque se fortalecen las redes de explotación delictivas”. Explican que en esta zona se han presentado expendio y consumo de sustancias psicoactivas, atracos, deterioro urbano y personas dedicadas a la delincuencia.
Citan un documento llamado ‘Zonas de alto impacto’, elaborado por la Secretaría de la Mujer en el 2016, que compara la situación dentro y fuera del polígono de alto impacto y arroja datos que el Distrito considera argumentos sólidos para evidenciar que la concentración no favorece el ejercicio digno de la actividad sexual e incita a situaciones de violencia, descontrol y degradación humana.
En estos lugares aumentaron el hacinamiento, la trata de personas, la vulnerabilidad infantil, la presencia de víctimas del conflicto, así como la cifra de mujeres transgeneristas explotadas. Otro dato de relevancia revelado por el estudio es que en Los Mártires, “la edad de inicio en la prostitución fue antes de los 18 años. De igual forma, se identificó que las personas en ejercicio manifestaron haber padecido la violación de sus derechos”.

Entonces, ¿la prostitución se podrá ejercer en cualquier lugar?

Según el Distrito, no. Es decir, dado que para ellos la prostitución no es un uso del suelo sino una actividad que se puede dar en cualquier establecimiento o espacio público, el meollo del asunto es que lo ideal es que estas cumplan con todas las disposiciones que exija la ley. Pero eso no pasa hoy.
Los sitios donde se presten servicios relacionados con actividades sexuales pagadas deberán cumplir con las reglamentaciones que al respecto expidan las entidades competentes.
Pero lo preocupante es que aún hay cosas por definir. Por ejemplo, hasta ahora, la Secretaría de la Mujer adelanta la formulación de la política distrital de prostitución, con la cual se pretende insertar lineamientos para garantizar el restablecimiento del derecho de las personas que se encuentran en el ejercicio. “Estos sitios deberán cumplir con las reglamentaciones que expidan las entidades competentes, entendida como una actividad y no como un uso del suelo objeto de reglamentación del POT”.
¿Y qué pasará entonces con las zonas en donde tradicionalmente se ha ejercido esta actividad de forma concentrada? Según el Distrito, aunque en el pasado se establecieron seis zonas –en Bosa, Kennedy, Los Mártires, Engativá, Barrios Unidos y Tunjuelito– en donde posiblemente se reglamentarían estas actividades, eso nunca se dio.
En la actualidad, el desarrollo de estas actividades se condiciona a aprobación de un Plan Parcial de Renovación Urbana que no ha sido adoptado. Según esto, estas zonas, que históricamente han funcionado como de tolerancia, lo han hecho por fuera de la reglamentación de los usos del suelo.
En todo este debate, la pregunta que se hacen los expertos es: si el ejercicio de la prostitución no es un uso del suelo sino una actividad, entonces, ¿habrá quien pueda controlarla?

¿Qué dicen los expertos?

Según el profesor William Alfonso Piña, del programa de Gestión y Desarrollo Urbano de la Universidad El Rosario, no dejar unas zonas específicas del POT para el ejercicio de las prostitución “propiciaría que este tipo de establecimientos se diseminen por toda la ciudad en pequeños enclaves que traerían además actividades complementarias que comprometen la seguridad ciudadana”. Para Piña, estos sitios son más fáciles de controlar si solo hay una zona. “Un ejemplo fue lo que pasó en el ‘Bronx’. Se cree que si se desconcentra, se desarticula el problema, pero este sigue, y ahora disperso por toda la ciudad”.
A su vez, Hernando Zuleta, director del Centro de Estudios de Desarrollo económico de la Universidad de los Andes, no es tan claro que la concentración de prostíbulos genere más problemas que su atomización. “No sabemos cuántos de estos sitios son legales y cuántos no lo son. Diseminados, sería más difícil la supervisión del Estado”.
Según el experto, en muchos países europeos existen zonas de tolerancia delimitadas y con regulaciones claras de lo que se puede hacer y no hacer en estos lugares.

El ‘Bronx’, por ejemplo, fue un centro de economías ilícitas, las instituciones siempre estuvieron al margen

“El problema es que en Bogotá eso nunca ha sido así de claro. Creo que si a eso se le suma la atomización, pues hay que decir que delitos como la el tráfico de drogas y una cantidad de barbaridades serían más difíciles de controlar. La aglomeración permitiría tener más claras las reglas del juego y la labor de las autoridades en esas zonas. El Distrito tiene que regular estas zonas con presencia institucional. El ‘Bronx’, por ejemplo, fue un centro de economías ilícitas, las instituciones siempre estuvieron al margen”.
Claudia Quintero, defensora de los derechos de las mujeres, piensa, por el contrario, que las zonas de impacto no deberían existir, ni concentradas ni atomizadas. “Estos lugares promueven el proxenetismo, la criminalidad. Mientras el Estado no brinde garantías a las mujeres, se verá cada día más prostitución”.
CAROL MALAVER
Subeditora sección Bogotá
En Twitter: @CarolMalaver
carmal@eltiempo.com
John Cerón
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