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Bogotá

Comienza a agitarse el abanico de aspirantes a la alcaldía de Bogotá

Se espera que los debates giren en torno al modelo Peñalosa y sobre cómo afrontar con éxito temas claves como medioambiente, movilidad y seguridad.

Se espera que los debates giren en torno al modelo Peñalosa y sobre cómo afrontar con éxito temas claves como medioambiente, movilidad y seguridad.

Foto:Cortesía Diego Bauman / Alcaldía

Las consultas jugarán un papel clave a la hora de fortalecer aspiraciones de candidatos.

Hugo Parra
A un año exacto de las elecciones locales y regionales, las aguas mansas del ambiente político en Bogotá comenzaron a agitarse esta semana tras la renuncia de una de las fichas claves del peñalosismo: Miguel Uribe Turbay, que dejó la Secretaría de Gobierno para salir a defender el legado de su mentor político.
Y aunque no lo dijo abiertamente, se da como un hecho que no solo asumirá la defensa de la actual administración, sino que terminará sumándose a la lista de al menos 11 aspirantes más que van por el Palacio Liévano (alcaldía).
Aunque la cifra puede sonar exagerada, la diversidad de matices y los intereses que subyacen en estos comicios, en donde la izquierda y el centro quieren copar espacio en las capitales y muchos gobiernos pretenden aferrarse al poder, conducirían a pensar que las coaliciones y los acuerdos determinarán quiénes tienen posibilidad de llegar a la final, como sucedió en las presidenciales.
En el caso de Bogotá, donde se prevé el más intenso e interesante proceso electoral de los últimos años, el abanico de opciones se lo disputarán la izquierda, el centro y la centroderecha. La mayoría de tales agrupaciones apelará a las llamadas consultas internas para consolidar un nombre que luego será sometido a las consultas interpartidistas y construir un escenario con opción de poder.
Las elecciones del 2018 demostraron que si la izquierda y el centro van divididos, la opción de triunfo se diluye, mientras que la unión de distintos sectores, para el caso de la alcaldía, pueden darles el aval que necesitan.
Algo similar podría suceder con la derecha y la centroderecha, que ya vivieron la experiencia de la derrota en el pasado frente a Gustavo Petro. Este escenario le abre la posibilidad a una tercera fuerza que bien podría denominarse el centro puro y que busca recoger fuerzas que no se identifican ni con la izquierda ni con la derecha.
Será una disputa intensa y de largo aliento, si se tiene en cuenta que, por lo que ha trascendido hasta ahora, estarán los pesos pesados de las pasadas campañas al Congreso y a las presidenciales, que marcaron un nuevo derrotero en la historia política del país y de la capital, no solo por los resultados de las fuerzas de opinión, sino por el papel cada vez más determinante que tienen, entre otros, las redes sociales y movimientos enfocados en defender causas antes que partidos o programas.
Apelando a los resultados de los más recientes comicios, se advierte un marcado protagonismo de Alianza Verde, que, de la mano de la excandidata vicepresidencial Claudia López y la hoy senadora Angélica Lozano, consiguió movilizar el voto de opinión y de los jóvenes como pocas veces se había logrado.
Por esa bandera, además de Claudia, también aspira Antonio Navarro, en campaña desde hace varios meses. Si ella se decide, lo más seguro es que apelen a una consulta interna, encuesta u otro mecanismo que les permita posicionarse en la franja de centroizquierda, para lograr votos de opinión y del partido.
Navarro tiene experiencia como congresista, alcalde y gobernador; cae bien en el electorado de la capital y no polariza tanto como otros sectores. Sin embargo, para nadie es un secreto que López es hoy una de las figuras públicas de mayor reconocimiento en el país por su papel como congresista, candidata y por la batalla que libró en la consulta anticorrupción.
Además, ya pasó por la administración de Bogotá en el primer gobierno de Peñalosa, hace quince años. La Alianza Verde, de la mano de Fajardo, López y Navarro, entre otros, alcanzó 1,2 millones de votos en Bogotá, por encima de Duque y Petro, en el mes de mayo.
La izquierda más radical, que encarna el llamado Progresismo del excandidato Gustavo Petro, y cuyo mayor anhelo es derrotar a Peñalosa –con quien mantienen un duelo verbal y de mutuas recriminaciones desde el comienzo del actual gobierno–, tiene entre sus aspirantes a Jorge Rojas, exsecretario de Integración Social e ideólogo de la Colombia Humana. Incluso ya hay una valla suya exhibida en el tradicional sector del barrio La Soledad. Y se lo ve por la calle como precandidato.
Aun así, Rojas tendría que vérselas con la representante a la Cámara Ángela María Robledo, fórmula vicepresidencial de Petro. Ella no ha tomado ninguna decisión, pero en diálogo con EL TIEMPO manifestó: “De todas formas tendríamos que buscar un mecanismo de consulta en Colombia Humana para confluir en una consulta más amplia con la Alianza Verde, el Polo, la Up...” y las demás fuerzas políticas alternativas. También está en la baraja el nombre del actual concejal Hollman Morris, quien anunció su aspiración y en un trino obtuvo la bendición de su jefe político.
En lo que podría denominarse el ala de la derecha en Bogotá aparecen nombres menos visibles, pero que la ciudad ha reconocido por su trabajo y sus debates en el Concejo a nombre del Centro Democrático: Diego Molano y Ángela Garzón –hija del exvicepresidente Angelino Garzón–, ambos precandidatos del uribismo puro que han decidido jugársela como quiera que ese grupo político también acaba de demostrar la incidencia que tiene en la ciudad con cerca de 1,5 millones de votos, 300.000 por debajo de lo obtenido por la coalición entre ‘verdes’, progresistas y Polo Democrático, para segunda vuelta.
Con este telón de fondo, comienzan a moverse otras figuras que quieren desmarcarse y optar por una opción de centro. Allí figuran aspirantes como el exsenador Carlos Fernando Galán, quien además lideró desde el Concejo las investigaciones del cartel de la corrupción en la era de Samuel Moreno y ya se midió en una campaña a la alcaldía. Hoy no tiene un movimiento claro, dada su renuncia a Cambio Radical y a su feroz enfrentamiento con el Centro Democrático; eso lo deja en una situación más difícil. Por eso su apuesta sería otra: “Si se revive el Nuevo Liberalismo, como una propuesta, ojalá haya varios precandidatos a la alcaldía. Ojalá sea abierta, que comparta la visión política y la forma de hacer política. Y de centro. Yo no he tomado decisión, pero si decido, sería en ese marco, aceptando que hay varios candidatos y que hay que definir”, dijo Galán a EL TIEMPO.
En este espectro estarían también el exsuperintendente de Industria y Comercio Pablo Felipe Robledo, e incluso el propio Miguel Uribe, que, como se dijo, saldrá a defender las banderas del peñalosismo y, eventualmente, lanzaría una candidatura a través de firmas, al igual que Robledo. “Soy independiente, no tengo partido ni jefe político. Y eso lo he demostrado en mi vida pública. Tengo lealtad, aprecio y respeto por algunas personas, pero no tengo ni jefe ni partido en este momento”, señaló Robledo.
Finalmente, hay otros dos contendores de izquierda que otrora fueron del mismo partido, pero hoy están cada uno por su lado. La exministra de Trabajo y excandidata Clara López Obregón, que aún no se sabe qué banderas llevaría. Y por el Polo Democrático, el concejal Celio Nieves Herrera, que puso a sonar su nombre y acaba de figurar como el mejor concejal de la ciudad en el último período, según estudio del programa Concejo Cómo Vamos.
Tan amplia como la oferta misma de aspirantes serán los temas que se muevan a lo largo del próximo año. Y tal y como pintan las cosas, seguramente los debates girarán en torno al modelo de ciudad que ha proyectado Enrique Peñalosa y los cambios que otros estén dispuestos a darle, particularmente en temas tan sensibles como medioambiente, movilidad y seguridad. ¿Cuál será el tono? Es lo que está por verse, pues lo único cierto es que en los últimos diez años la capital del país se ha movido de forma convulsionada entre los escándalos de corrupción y la polarización política, en desmedro de un gobierno que pueda responderle a una amplia mayoría de ciudadanos con menos sobresaltos.
Ese ambiente de polarización es el que ha despertado el interés por establecer la segunda vuelta para Bogotá, con todo lo que ello implica. Y ha exacerbado los ánimos frente a proyectos que podrían quedar en riesgo.
BOGOTÁ
@BogotaET
Hugo Parra
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