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Bocas

El verdadero Duque

Iván Duque, candidato del Centro Democrático.

Iván Duque, candidato del Centro Democrático.

Foto:Ricardo Pinzón

BOCAS conversó con Iván Duque, candidato presidencial del Centro Democrático.

No somos íntimos amigos, pero la verdad es que conocí a Iván Duque hace ya buen tiempo, gracias a que heredamos la amistad de nuestros padres. Su viejo y mi viejo eran grandes amigos. Nosotros tenemos una buena relación, una relación que, además, ha estado apoyada en nuestra admiración por Luis Carlos Galán. Por eso –entre otras cosas– hablar con él y hacer esta entrevista me resultó supremamente natural.
Creo que el país ya tiene idea quién es Iván Duque. Un joven de 41 años (perdón, ya no tan joven, así lo revelan sus famosas canas), bogotano, hijo de doña Juliana Márquez e Iván Duque Escobar, casado con María Juliana Ruiz y con tres hijos: Luciana, Matías y Eloísa.
Un prestigioso abogado de la Universidad Sergio Arboleda, con un máster en Derecho Económico en American University y con un paso –corto, eso sí– por la Universidad de Harvard. Un buen funcionario que estuvo largos años en el BID y en la ONU, y que fue senador de la República entre 2014 y 2018. Eso ya lo sabe la gente, digamos.
Lo que no saben los colombianos, y es lo que aquí le pregunté –entre muchas otras cosas–, es con quién realmente va a trabajar en caso de que sea el próximo presidente de Colombia.
Yo, por ejemplo, tengo fuentes que me dicen (y él, de alguna manera, me lo confirmó en esta charla) que será más o menos así:
En el Ministerio de Hacienda, Felipe Buitrago; en Medio Ambiente, Rodrigo Suárez; en Comunicaciones, Óscar Castaño; en la Cancillería, María Paula Correa; en Planeación, Alberto Carrasquilla; en la oficina para el Posconflicto, Joshua Mitrotti; como secretaria general, Alicia Arango; como Alto Comisionado, Alejandro Eder y en el Banco de la República, Jonathan Malagón. Incluso he llegado a saber que su candidato para 2022 será Luis Alberto Moreno...
Doctor Duque, lo voy a sorprender porque no le voy a preguntar si usted va a depender de Álvaro Uribe Vélez o si usted va a ser su títere. ¿Dígame, más bien, alguna diferencia que tenga con Álvaro Uribe?
Muchas y en muchos temas. Quizás yo soy más liberal que él en algunos temas relacionados con libertades individuales. También en el temperamento, él se deja a veces provocar, yo soy mucho más tranquilo en manejar ataques o críticas. En materia económica hay algunas políticas que yo promuevo que de pronto a él no le gustan tanto o inclusive en algunos temas de política pública de desarrollo urbano. Pero una cosa que siempre he valorado es que, cuando hay diferencias, a él le gusta tener un muy buen debate. Él se deja convencer de argumentos, al igual que yo, yo creo que cuando alguien le plantea a uno un argumento más sólido, con una buena evidencia, uno debe tener siempre la humildad de saberlo reconocer.
Candidato, ¿no es hora de que usted le hable de frente y más duro a ese uribismo fanático, rabioso, ese que nos amenaza, nos ofende, nos llena de correos electrónicos, nos crea perfiles falsos? ¿No es hora de que usted le diga a esa gente no más?
Creo que hay formas de hablar y formas de transmitir lo que uno quiere. Creo que la mejor forma de transmitir lo que uno quiere es con el ejemplo. Yo he estado siempre ejerciendo una política de propuestas sin odios, sin rabias, sin ataques, sin señalamientos.
Pero dígales a esos locos de internet que no más, no más.
Pues yo lo he dicho muchas veces. Yo, inclusive, siempre he hecho un llamado a que tengamos un debate de soluciones, de hecho creamos en nuestra campaña una página que se llama Soluciones no agresiones.
¿Usted se atrevería a dar el nombre de un par de ministros que usted diga “este lo voy a nombrar”?
Empiezo con decir que quiero gobernar con una nueva generación de colombianos, quiero tener un gabinete de personas que no representen feudos políticos, sino que representen solvencia y conocimiento de los temas, que sea un gabinete que represente la diversidad del territorio nacional. Economistas como Jonathan Malagón y Felipe Buitrago, con el que hemos trabajado los temas de economía naranja. Personas como Rodrigo Suárez, que fue director de Cambio Climático en el Ministerio del Medio Ambiente. María Paula Correa, que ha trabajado también en temas internacionales. En fin, hay mucha gente de esta nueva generación y también personas que han tenido trayectoria, por ejemplo el doctor Alberto Carrasquilla o la doctora Alicia Arango.
Iván Duque fue senador de la república desde el año 2014 al 2018.

Iván Duque fue senador de la república desde el año 2014 al 2018.

Foto:Ricardo Pinzón

Ahí me dio cinco ministros, muy bien.
No le dije ministros.
Usted ha dicho que no va a destruir el Acuerdo de Paz, que lo va a modificar. ¿Rescataría a alguien que por su experiencia en el proceso de paz le pudiera servir?
Me ha llamado mucho la atención el trabajo de una persona como Joshua Mitrotti, quien estuvo encargado de todos los procesos de desmovilización; creo que es una persona con una gran experiencia, con mucha ecuanimidad y con un sentido de patriotismo, que podría contribuir mucho en las modificaciones. Hay personas como Alejandro Eder, que si bien hemos tenido diferencias, es una persona que ha conocido en detalle el proceso. Creo que aquí hay una visión que queremos defender en democracia y buscar personas que también nos puedan contribuir a que estas modificaciones le sirvan al país, pensando en una paz sostenible, que tenga como elemento fundamental verdadera justicia, donde se diga la verdad, se repare a las víctimas y se cumplan las penas.
Hablemos del caso del señor Santrich. Independientemente de un posible proceso de extradición y de confirmarse lo que ha dicho el fiscal y la DEA, ¿a usted no le parece que esta es una prueba de que el sistema de justicia sí funciona? Es decir, que quien la hace la paga, como usted dice...
Hay algo triste en medio de toda esta historia y es que ha pasado año y medio desde que las Farc firmaron el Acuerdo del Colón y, como organización, no entregaron las rutas del narcotráfico, dónde tenían los laboratorios, cómo procesaban, por dónde la transportaban, qué tipo de mecanismos utilizaban para obviar la interdicción, cuáles eran sus socios en otros países. Si esa información la hubieran entregado con rapidez y celeridad, como siempre se anunció, lo de Santrich seguramente nunca hubiera ocurrido. Celebro, sí, que las autoridades hayan procedido bien, porque hubo una solicitud por parte de una corte federal de los Estados Unidos. Pero creo que también hoy es obligatorio –y rápidamente lo tienen que hacer– que las Farc entreguen toda la información de lo que fue su actividad con el narcotráfico para volver a tener credibilidad. Me parece importante que el fiscal general pueda investigar a profundidad y determinar si hay o no hay otros cabecillas de esa organización que han seguido el mismo camino de Santrich, porque diez toneladas para ser exportadas no se manejan desde una casa en Modelia, eso requiere una gran estructura logística.
Hay quienes dicen, después de una declaración de la JEP, que se pueden tomar hasta 120 días para confirmar la fecha de esos supuestos delitos. Es decir, de ganar las elecciones, ese chicharrón le va a llegar a usted. Y hay también quienes dicen que uno de los problemas con la JEP es que quedó con un sesgo ideológico. ¿Usted cree eso?
De alguna manera, sí. Creo que hubo un proceso de selección donde hay miembros de esa justicia que han tenido en el pasado unas orientaciones mucho más de activismo político que de juristas prominentes. Y eso obviamente genera suspicacias, sospechas, preocupaciones. Creo que también se cometió un error en el proceso de selección de los magistrados cuando se permitió que un exmagistrado del sistema interamericano, que en repetidas ocasiones condenó al Estado colombiano por hechos que van a ser inclusive motivo de investigación de la JEP, haya sido quien ayude a seleccionar los magistrados, cuando a todas luces existe un abierto conflicto de interés.
Le tengo cuatro preguntas para respuestas de sí o no. ¿Usted revisaría los contratos vigentes de medios de comunicación que se consideren críticos?
No entendí la parte de que se consideren críticos.
Pues hace poco hubo un comentario del expresidente Uribe, que revisaría unos contratos de unos medios. ¿Usted se metería en eso?
Primero, quiero ser claro y enfático en esto: soy una persona respetuosa de la libertad de prensa y he dicho que cualquier persona, natural o jurídica, que tenga una concesión en el país y la esté cumpliendo conforme a la ley, no tendrá nada que temer en mi gobierno.
¿Usted va a acabar con la tutela?
Jamás, soy un defensor de la tutela a ultranza, creo que es uno de los mecanismos más importantes que tiene nuestro país para proteger, con velocidad, los derechos fundamentales de los ciudadanos.
¿Usted va a acabar con la Judicatura?
¿Dice del Consejo Superior de la Judicatura?
Sí, cerrar esa vaina…
Sí, el país hace mucho tiempo está anhelando la eliminación del Consejo Superior de la Judicatura.
Y de las contralorías regionales, departamentales, municipales, distritales, ¿No le parece que eso también sobra?
Hay un problema en las contralorías y es que yo creo que el tema no es sí existen o no existen; el problema es lo mal que existen, porque muchas de ellas terminan siendo capturadas por los propios gobernantes, entonces es el ratón cuidando el queso, y en otro caso terminan convirtiéndose en un mecanismo extorsivo de los opositores políticos de los gobernantes locales para sacar provecho.
Hay quienes pensamos que la guerra contra las drogas la perdimos después de más de diez mil millones de dólares que aportó Estados Unidos, pero, sobre todo, después de una importante cantidad de muertos y de heridos. Una guerra que está perdida porque hoy tenemos más coca que nunca. ¿Usted no consideraría sentarse a hablar del tema de despenalización?
Primero, el mundo ha llegado a un gran consenso internacional desde hace mucho tiempo con relación al prohibicionismo y a la lucha integral frente a las drogas. Colombia venía teniendo buenos resultados. Colombia había logrado reducir el área sembrada de más de 180.000 hectáreas cuando empezó el Plan Colombia, a 60.000 hace pocos años. Tristemente, en los últimos tres o cuatro años hemos superado las 200.000 hectáreas. Yo creo que hoy necesitamos ver esto de manera integral: al adicto hay que darle rehabilitación y tratamiento, al jíbaro hay que llevarlo a la cárcel, al portador de la dosis personal hay que confiscársela e imponer, como tienen otros países, sanciones administrativas, multas, no llevarlo a la cárcel. Yo nunca he hablado de llevar a la cárcel al consumidor y creo que, en materia de cultivos ilícitos, hay que hacer erradicación, sustitución, desarrollo alternativo, desmontar los laboratorios, acabar con las cadenas de suministro, profundizar en el lavado de activos de esos carteles, enfrentar los carteles y someterlos a la justicia. También pienso liderar internacionalmente una campaña para que los países que venden precursores químicos, que muchas veces han mantenido hipocresía frente a esto, le presenten al mundo las órdenes reales de despacho de esos productos, para saber cómo es que entran a nuestros países para servir al narcotráfico. Pero creo que hasta que no haya un gran consenso mundial en la dirección correcta, nos toca abordar la problemática con estas medidas.
Trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde el 2001 hasta el 2013.

Trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde el 2001 hasta el 2013.

Foto:Ricardo Pinzón

Doctor Duque, ¿usted se siente orgulloso de que un colombiano sea hoy Premio Nobel de Paz?
Cuando el presidente Santos ganó el premio, si usted revisa mis comentarios en las redes, yo lo felicité. Pero siempre hubiera querido que ese premio hubiera sido producto de haber unido a los colombianos y que todos hubiéramos podido ponernos de acuerdo para lograr una paz con justicia. El sinsabor que a mí me queda es que es un premio también para una persona que decidió dividir a los colombianos entre amigos y enemigos de la paz cuando nunca lo habíamos sido.
Le voy a preguntar por un amigo suyo con el que usted habla mucho y que es un tremendo colombiano: Luis Alberto Moreno. En dos años ese hombre ya queda liberado de su compromiso con el Banco Interamericano de Desarrollo, ¿usted cree que será presidente?
Pues, primero que todo, me gustaría poderlo invitar, con cariño, con humildad y con admiración, a que una vez deje el BID venga a ayudarnos aquí en la tarea de gobierno.
¿Y, luego, lo ve como presidente?
Luis Alberto es un hombre que tiene toda la visión, la preparación y el carisma para ser un excelente candidato a la Presidencia.
Le voy a dar tres temas de su gobierno y usted me dice en qué orden los coloca: salud, educación e infraestructura. ¿Cuál será la prioridad?
Nosotros tenemos un reto: la equidad. Y la equidad es garantizar para todos los colombianos, principalmente los más vulnerables, un sistema de salud donde no sean humillados y maltratados por los malos prestadores, que se les atienda a tiempo y que puedan recibir calidad en el servicio.
¿Usted cree que la doctora Alicia Arango, en su eventual presidencia y desde la Secretaría General de Palacio, podrá acabar con el computador de Palacio?
¡Ay, Julito!, ¿si usted supiera las cosas que yo he conversado con la doctora Alicia Arango? La doctora Arango es una gran ejecutora y ella me ha ayudado recorriendo el país con uno de los programas más bonitos que tenemos planteados que es los centros “Sacúdete”: salud, cultura, deporte, tecnología y emprendimiento, para las regiones más apartadas de Colombia.
Pero no me contestó. ¿Cómo hacemos para acabar con ese perverso computador de Palacio?
Pues muy sencillo: yo estoy comprometido con acabar con la mermelada, yo tengo un gran objetivo y es que el presupuesto general de la Nación no tenga esas partidas globales que se convierten en la caja para cambiar conciencias, votos, perdón, por contratos o por proyectos. Yo quiero que todo el presupuesto nacional sea público, que sea escrutable por los ciudadanos y que quede absolutamente claro que no habrá una sola entidad en el gobierno nacional que esté escriturada a ningún cacique político en Colombia.
Tres preguntas sobre el mundo: ¿Qué opina de la tragedia de Siria?
Pues lo que ha ocurrido allá es un genocidio, es una persecución infame, y lo que yo más lamento es que no exista un consenso entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad para que haya una intervención multilateral que ponga fin a ese exterminio de ciudadanos sirios y que, además, ponga fin a una dictadura oprobiosa, deleznable.
¿A usted le da miedo el presidente Trump?
El presidente Trump es una persona que representa al pueblo de los Estados Unidos, que es un pueblo demócrata: ¡cómo le va a tener uno miedo a un gobernante de una democracia donde hay instituciones respetables! No, yo no le tengo miedo, al contrario, creo que lo que debemos buscar es siempre tener el mejor entendimiento con los Estados Unidos, como lo hemos tenido siempre.
¿Inácio Lula da Silva merece ser presidente otra vez?
Creo que las acusaciones que hay sobre corrupción son muy graves, y creo que una persona que en su momento llegó a generar tanto respeto, hoy, desafortunadamente, por la información que ha salido a relucir y por los vínculos que ha tenido con estructuras de la corrupción, pues obviamente no merece ser presidente de nuevo.
¿Qué acción concreta impulsaría para contribuir al cambio climático?
Yo soy coautor del proyecto de ley que promueve los carros eléctricos en Colombia. He dicho que quiero plantearle la meta a Colombia para que en el año 2040 este sea un país donde el parque automotor particular esté dominado por vehículos eléctricos. Esa es una. Otra, yo quiero que Colombia sea un país libre de mercurio en el año 2022, ratificando el convenio Minamata y enfrentando con determinación la minería criminal. Otra, yo veo que en Colombia tenemos todo el potencial de energía renovable. Y el último, yo quiero promover en Colombia la cátedra de cívica del siglo XXI para los niños desde edad temprana, donde incluya el respeto, el amor y el compromiso por nuestra biodiversidad.
La reciente polarización en Colombia no arrancó por el tema de las Farc ni por el tema de Venezuela. Arrancó cuando el presidente Uribe le dijo al presidente Santos, empezando su gobierno, que a él no le gustaría que nombraran a dos personas en dos ministerios y el presidente Santos las nombró. ¿Qué pasa si a usted el presidente Uribe le dice: “Hombre, Iván, le recomendaría que no nombrara a estas dos personas”?, ¿cómo manejaría esa situación?
Primero que todo, yo tengo ahí una ligera y respetuosa discrepancia, ya que fui testigo de excepción cuando fui asesor en Naciones Unidas. De hecho, el expresidente Uribe tomó la decisión de participar muy poco en las reuniones que había en la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores. Y una anécdota que recuerdo muchísimo fue cuando el presidente Santos llamó al presidente Uribe a consultarle si estaba de acuerdo con cambiar la terna de la Fiscalía y el presidente Uribe le dijo: “Presidente, usted es el presidente, proceda como usted considere que es la mejor manera”. Yo creo que el problema no es de ministerios, ni es un tema personal. Yo creo que hubo una diferencia muy grande frente a la forma como se puede concebir la paz en el país. Yo espero poder conformar un gabinete que haga sentir a todos los colombianos orgullosos de ver personas preparadas, personas de una nueva generación, comprometidas con el país del futuro.
Yo le creo a usted, pero le pido que me crea a mí, yo también soy testigo de lo que ocasionó la decisión de haber nombrado a Germán Vargas Lleras y a Juan Camilo Restrepo…
Cada uno comenta lo que vio del baile, usted vio una, y yo vi otra...
¿Con quién le gustaría ir a la segunda vuelta, si hay segunda vuelta?
Yo nunca he pensado en este proceso en función de mis competidores. Cuando me presenté en el Centro Democrático, hice una campaña donde mi mayor preocupación era Iván Duque contra Iván Duque, dándose a conocer, mostrando sus propuestas, logrando respaldo popular. Y se logró. Nunca me detuve pensando en mis competidores, sino en cómo lograba llegarle al corazón de la ciudadanía.
Como sé que no me va a dar un nombre, al menos contésteme esta pregunta: ¿si usted no estuviera en la contienda, votaría por alguno de los candidatos con los que está enfrentado hoy?
La razón por la cual me estoy presentando y por la cual estoy presentando estas propuestas al país es porque creo que estamos haciendo la diferencia frente a los otros candidatos.
O sea, ¿no hay un candidato ahí que le guste, que pueda ser presidente de Colombia?
No que puedan ser presidentes. La verdad es que no me identifico con ninguno de los cuatro.
En 1999 fue consultor en la Corporación Andina de Fomento (CAF).

En 1999 fue consultor en la Corporación Andina de Fomento (CAF).

Foto:Ricardo Pinzón

¿Álvaro Uribe ha sido el mejor presidente de la historia reciente de Colombia?
Sin lugar a dudas ha sido el mejor presidente de la historia reciente del país.
¿Con la mano en el corazón, usted cree que Juan Manuel Santos se merece la bajísima popularidad que tiene?
Yo creo que sí, Julio. Es más, creo que no solamente es un tema de merecimiento, yo creo que la evidencia y las encuestas se juntan: el comportamiento débil y mediocre de la economía, ver situaciones de orden público que empiezan a preocupar a la ciudadanía como el crecimiento de los cultivos ilícitos, el crecimiento de la extorsión, la aparición de fuerzas que ahora las llaman disidentes, los alias Guachos y todo eso, son apenas motivos que permiten validar esa afirmación.
A mí me consta que usted hace mercado con su mamá.
Y con mi señora y con mis hijos.
¿Su esposa, una señora tan joven y tan bonita, es consciente de lo que le va a pasar, del lío que se le viene?
Nosotros tenemos un matrimonio muy lindo hace quince años con tres niños, tenemos una hija de once años, un niño de ocho y una niña de seis. María Juliana ha sido mi gran coequipera y el amor de mi vida; pero además de eso, ha sido mi polo a tierra, ella no es una persona que se involucre mucho en la política, ella ha sabido, además, respaldarme muchísimo en esta campaña, porque como tenemos los niños chiquitos, ella ha llenado también de alguna manera mis ausencias, pero sobre todo es una persona que tiene un gran sentido social y un gran sentido de preocupación por la población más vulnerable de este país.
Cómo es la vaina por la mañana, a qué hora se levanta, cómo manejan el tema de los niños, prenden el radio, la televisión, llegaron los periódicos, comienzan a llamar de las emisoras a desesperarlo, cómo es su casa a las cinco de la mañana.
Mi casa es como cualquier casa con tres hijos a las cinco de la mañana, eso es un despelote organizado, a las cinco de la mañana me levanto yo primero o a veces María Juliana se levanta a las cuatro y media, a ella le gusta hacer yoga por la mañana, yo me levanto a las cinco y comenzamos a despertar a los niños y nos empezamos a repartir quién despierta al uno y quién va vistiendo al otro, tratamos de desayunar siempre en familia; yo trato, en la medida de lo posible, de acompañar a mi hijo al bus, mi esposa lleva las niñas al colegio y para mí es de los ratos más lindos del día porque ahí comentamos un poquito, llegan los periódicos, mi hijo pregunta por la página deportiva, mi hija mira la primera página, empiezan a hacer preguntas de todo tipo y entonces preguntamos que qué tiene cada uno ese día y compartimos de nuestras vidas lo que vamos a hacer y ese momento es de los momentos más felices de mi vida.
¿Si usted llega a ser presidente y de pronto siente que se le desarma la estantería en el Congreso, que no tiene margen de maniobra para cumplir con lo que quiere, consideraría una Constituyente?
Yo creo que las constituyentes no pueden ser herramientas para tratar de derrumbar obstáculos institucionales. Yo creo que las constituyentes deben ser vistas como procesos de grandes consensos nacionales, pero son muy complejas. Hoy, hacer una Constituyente en Colombia puede tomar más de un año y medio entre el proceso que requiere presentar una ley, convocar la consulta, que la consulta la autorice, que se convoque la elección, que se elijan los miembros, que sesione y que pase por revisión de la Corte. Eso puede tomar más de año y medio y eso genera también muchísimos traumatismos políticos e institucionales. Yo creo que lo que tenemos que buscar, y ese es uno de mis objetivos, es invitar al país a un gran pacto por Colombia, que incluya una agenda de reforma a la justicia, a la educación, una reforma fiscal, una reforma a la salud, por supuesto la reforma a las pensiones, y que tengamos ese gran consenso de políticas de largo plazo, que si tenemos el acuerdo se pueden tramitar en el Congreso.
Ahora quiero ir a sus 15 o 16 años. Cierre los ojos y ubique algo, un olor, una esquina, un teatro, una novia, algo que le recuerde su época de fin de bachillerato…
No, pues yo tenía una novia que ahora es muy famosa, que era María Fernanda Yepes, en esa época.
Bueno, pues eso sí es un punto alto.
Y tenía una bandita de rock en el colegio Rochester, era rockero en esa época y además me gustaba mucho ir a conciertos. Eso recuerdo de esa época, pero no me vaya a delatar con lo de la novia.
La novia es el titular.
No me vaya a delatar, me hace echar de la casa.
Y de esa época tiene algún amigo vaciado que usted haya dicho una noche cuando se está a punto de dormir qué vaina con este tipo, pero si soy presidente yo le doy una mano, yo le busco una chanfa en algún lado.
No, amigo vaciado no, tengo muchos amigos de esa época, y tengo un gran amigo de esa época que es un gran periodista que ahora vive en Panamá y dirige una revista muy prestigiosa que se llama Martes Financiero. Él se llama Óscar Castaño. Ese es mi gran amigo de toda la vida, desde que somos niños, mejor dicho desde que tenemos ocho años somos amigos.
¿Extraña algún programa de la televisión?
Dejémonos de vainas, me encantaba, me parece que era un gran programa.
Óigame, ¿y usted adjudicaría un tercer canal?
Yo creo que hoy, prácticamente, ya hay un tercer canal con lo que ha sido el proceso del Canal-1. Mi mayor preocupación es que el mercado de televisión abierta, a largo plazo, cada vez va a estar más vulnerable a la aparición de todas estas nuevas tecnologías de streaming. Hay que buscar que el mercado, al ampliarse, no afecte la calidad. Y creo que hoy Colombia tiene los canales que necesita, asegurando una buena calidad de televisión.
Usted se atrevería a hacer lo que no se atrevieron a hacer el gobierno de Andrés Pastrana, dos de Álvaro Uribe y dos de Juan Manuel Santos, que es adjudicar nuevas estaciones de radio.
En este momento no me parece que sea necesario, yo creo que tenemos un mercado de radio en el país que está funcionando bien, que tenemos un mercado que ha permitido garantizar calidad, que ha permitido que los ciudadanos reciban muy buena información, muy buena música, tenemos, además, distintos formatos de radio, desde radio comunitaria hasta el mejor uso de las frecuencias, no, yo no creo que eso sea en este momento uno de los temas prioritarios de la agenda.
Esta es la última pregunta, que no tiene negociación en su publicación. ¿Usted no cree que esta entrevista habría salido mejor con un whisky?
Con uno no, con varios… Y con esa comidita española que a usted le gusta mucho.
POR JULIO SÁNCHEZ CRISTO
FOTOGRAFÍA RICARDO PINZÓN
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 73 - ABRIL 2018
El verdadero Duque

El verdadero Duque

Foto:Revista BOCAS

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