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'Brasil y Colombia hemos estado dándonos la espalda'

Menuda, delgadísima, dueña de una gran sonrisa y de un timbre de voz suave y pausado, es, sin duda, una consentida de la vida en muchos sentidos. Por más de medio siglo, creció y vivió al lado de los personajes más representativos de la cultura y la política brasileña y latinoamericana. Su madre fue la pianista María Amelia Alvim; su padre, el respetado historiador Sergio Buarque de Holanda; su hermano, el mundialmente reconocido cantautor Chico Buarque, y, como si fuera poco, es pariente del famoso escritor, filólogo y lexicólogo Aurelio Buarque de Holanda, autor del Diccionario Aurelio, máximo oráculo brasileño de la lengua portuguesa.

A sus 63 años, es una sobreviviente del cáncer, al que derrotó en 1995. "Soy
muy afortunada, me siento muy feliz y estoy muy agradecida con la vida",
admite. Ana de Hollanda no ha parado de trabajar desde los 16, cuando se subió
por primera vez a un escenario como integrante del conjunto Chico Buarque y
las otras cuatro, del que hacía parte con sus hermanas Cristina y María do
Carmo. En 1968, participó en el III Festival Internacional de la Canción, que
se realizaba en Río de Janeiro, y en 1980 lanzó su primer disco como solista:
Ana de Hollanda. El segundo, Tan simple, llegó después, tras derrotar el
cáncer.
Ha cantado al lado de grandes de la música brasileña como Toquinho, Vinicius
de Moraes, Fafá de Belem y Tom Jobim, y actuado como actriz en varias obras de
teatro, pero se ha destacado, sobre todo, como gestora cultural. "La cultura
es el alma de un país", dice.
De Colombia, reconoce con sencillez que sabe poco, pero no duda en mencionar
la importancia del Nobel Gabriel García Márquez en la literatura, de Botero en
la pintura y de Shakira en la música. "Me ha impactado la gran diversidad
cultural de Colombia: las culturas indígenas, africanas, amazónicas, etc... Es
un país enormemente diverso y culturalmente riquísimo. Por eso, no solo estoy
muy feliz por el reconocimiento que se le hace a Brasil como invitado de honor
en una de las ferias del libro más reconocidas y respetadas del último cuarto
de siglo, sino también por la aproximación de nuestros pueblos.
Históricamente, aunque vecinos, hemos estado dándonos la espalda", afirma.
Una prueba de lo que dice sería el poco o nulo conocimiento popular que
tenemos los colombianos sobre uno de los grandes homenajeados brasileños en
esta feria: el famoso escritor João Guimarães Rosa (1908-1967), destacado por
el Instituto Nobel de Oslo y por el Club del Libro Noruego en el 2002 como uno
de los grandes autores latinoamericanos, al lado de García Márquez, Jorge Luis
Borges y Juan Rulfo.
Guimarães Rosa fue diplomático en Bogotá (1942-1944) y presenció en la capital
el 9 de abril de 1948. Esa experiencia la plasmó en su cuento Páramo, en el
que se entremezclan la soledad, la nostalgia, el frío, la humedad y la asfixia
producida por el soroche bogotano.
Lo mismo sucede con grandes escritoras brasileñas como Clarice Lispector (1920-
1977) y Cora Coralina (1889-1985), y, por eso, la Ministra está decidida a
construir y consolidar los puentes culturales con Colombia, para que empecemos
a conocernos mutuamente.
Para eso, se reunió con la ministra colombiana de Cultura, Mariana Garcés
Córdoba.
Uno de los primeros pasos de Brasil en ese sentido es un proyecto de becas
para traductores de los grandes escritores brasileños. Para desarrollarlo, el
Ministerio de Cultura entra en contacto con las editoriales, quienes, a su
vez, seleccionan a la persona que traducirá al español, inglés, francés,
alemán, coreano o cualquier otra lengua una las grandes obras de la literatura
de Brasil.
Ese país trata de impulsar, igualmente, intercambios entre artistas y
escritores colombianos y brasileños que puedan residir en cada uno de los
países por un tiempo para que puedan desarrollar, mediante becas, cursos y
experiencias que amplíen sus conocimientos. "Es fundamental que valoremos lo
que es producto de nuestras propias raíces, independiente de la influencia
europea, por ejemplo. Queremos dar valor y fuerza a las expresiones
materiales, musicales o artísticas de cualquier índole que expresan nuestra
identidad, que nos hacen únicos y diferentes, como las artesanías o como la
capoeira, por ejemplo, en el caso concreto de Brasil", dijo la Ministra
brasileña.
Como el reconocido escritor uruguayo Eduardo Galeano, señaló que el
aislamiento entre nuestros pueblos latinoamericanos se produjo porque, durante
muchos años, quisimos ser otros y no nosotros mismos. "Nos comunicábamos más
con Europa y Estados Unidos que con nuestras propias raíces. Tuvieron que
pasar años para que regresáramos y empezáramos a aceptar nuestra propia
identidad".
¿Cuál es la estrategia de Brasil para impulsar la lectura en esta época de
Internet y de aparente crisis del libro en papel?
No es la primera vez que se habla de crisis de la lectura. Cuando entró la
televisión también se predijo el fin de la lectura. Lo que tenemos que hacer
es aprovecharnos de la tecnología para impulsar no solo la lectura, sino la
escritura. Internet no tiene que ser visto como un adversario, sino como una
herramienta que nos permitirá una mayor difusión y utilización del lenguaje.
La mayoría de las personas lo utilizan tanto para leer como para escribir.
¡Aprovechémonos de esa relación tan activa con la tecnología!
Es algo muy positivo, que debe impulsarnos a mejorar tanto la escritura como
la lectura. No pasaba eso con la televisión, que es algo esencialmente pasivo.
Por lo tanto, no creo que deberíamos hablar de crisis de la lectura, sino de
un momento de adaptación a los nuevos mecanismos que la transportan. Pese a
eso, creo que el libro de papel difícilmente va a desaparecer, pues siempre es
un buen y práctico compañero en viajes largos, en momentos de espera
prolongada, en muchas actividades de nuestra vida cotidiana.
¿Se habla también de una crisis en la cultura de América Latina?
No lo percibo de esa forma. Creo que la cultura en América Latina está
creciendo porque está encontrando su identidad, regresando a sus raíces. Eso
no se había producido antes, porque estábamos pensando en ser todo, menos
latinoamericanos. Para Brasil es prioridad número uno el intercambio cultural
con América Latina, independientemente de las diferencias o divergencias
políticas o económicas que puedan existir entre nuestros países. Tenemos que
unirnos para preservar y fortalecer nuestra identidad. Somos pueblos mestizos
y no tenemos "razas puras", gracias a Dios. Eso nos hace millonarios en la
diversidad.
***
Ana de Hollanda nunca había estado en Colombia y Bogotá la sorprendió. "Me
impresionó, porque no es tan caótica, como la mayoría de ciudades brasileñas,
y su tráfico no es tan asustador como el de São Paulo".
Brasil será también invitado de honor en las próximas ferias del libro en
Alemania, Italia y Francia, pero, de momento, lo que espera Ana de Hollanda es
que aquí, en Bogotá, le vaya muy bien. "Estoy confiada en los autores
brasileños que trajimos, porque fue una muy buena selección".
Participan en esta feria casi 60 escritores de Brasil.
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