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LOS AVANCES EN EL TRATAMIENTO DEL CÁNCER

En un esfuerzo por superar las serias limitaciones de los métodos clásicos en la lucha contra el cáncer, los investigadores estadounidenses están probando nuevas armas de gran sofisticación, desde la aplicación de anticuerpos portadores de un elemento radiactivo hasta la ingeniería genética.

AFP
Los primeros resultados de estas propuestas fueron presentadas ante el XXXI Congreso de la Sociedad Norteamericana de Oncología Clínica (ASCO), que clausuró sus trabajos el martes en Los Angeles (California).
Hasta una fecha muy reciente, la doctrina utilizada para enfrentar los tumores consistía en destruir por todos los medios disponibles -quimioterapia, radioterapia o cirugía- las células cancerosas, pero ante el estancamiento de los tratamientos y resultados, los científicos intentan mejorarlos abordando el problema de manera radicalmente diferente.
En el Congreso de Los Angeles se presentaron varios estudios y experimentos, en particular un método destinado a disminuir la nocividad de los tratamientos quimioterapéuticos, que consiste en el envío de los medicamentos directamente a los tumores, evitando el envenenamiento de los órganos vecinos sanos.
Dos equipos estadounidenses demostraron que en el caso del cáncer de ovarios, generalmente confinado a la cavidad abdominal, es preferible inyectar los medicamentos directamente en el vientre, y no por vía intravenosa de donde se extienden al conjunto del organismo.
En la conferencia también fue presentado un importante ensayo realizado por el equipo del profesor Oliver Press, del centro médico de la Universidad del Estado de Washington, en la ciudad de Seattle, extremo norte de la costa oeste de Estados Unidos, basado en la inyección en los pacientes enfermos de linfomas de un elemento radiactivo, el iodo-131, unido a un anticuerpo monoclonal, bautizado B-1. Debido a que los anticuerpos tienen la propiedad de acoplarse a los tumores y no a los órganos que no están afectados por ese tipo de cáncer, la nueva técnica permite a los médicos aplicar dosis de radiaciones más fuertes y en lugares precisos, evitando los órganos vecinos al tumor canceroso, hígado, riñones o pulmones.
La experiencia, realizada en 21 pacientes enfermos de linfomas, permitió que 18 reaccionaran favorablemente al tratamiento, y en 16 se comprobó la desaparición completa de los tumores, durante períodos de ocho meses a tres años. Previamente a la radioterapia, a los pacientes se les extrajeron células de su médula ósea, que fueron conservadas en laboratorio para ser luego reinyectadas con el fin de constituir una médula sana.
Otro enfoque presentado en el Congreso de Los Angeles consiste en la inyección de genes de resistencia al cáncer, que fue considerado muy prometedor por los científicos. En un estudio in vitro, que aún no ha sido probado en el ser humano, el profesor Charles Hesdorffer del centro médico Columbia de Nueva York, comprobó que ese gene funcionaba muy efectivamente.
Ese método podría ser utilizado para proteger de los efectos secundarios de los medicamentos anticancerosos a las células básicas de la sangre que se transforman luego en glóbulos blancos y rojos.
Otro estudio innovador, calificado de espectacular en el Congreso, fue presentado por el equipo de los profesores Robert Edward, John Kirkwood y Robert Herberman del Instituto del cáncer de Pittsburgh (Estado de Pennsylvania), consagrando el retorno de la inmunoterapia en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer.
Ese estudio se efectuó en 34 mujeres que sufrían de un tercer cáncer de ovario, demostrando que la interleukina 2 (IL-2) había permitido -en circunstancias que todos los otros tratamientos se habían revelado ineficaces- una curación completa en siete casos y una curación parcial en otros dos.
El promedio de sobrevida con la interleukina alcanzó los 18 meses, en lugar de los cuatro a seis meses con los otros tratamientos. Además, seis de las mujeres sometidas al nuevo tratamiento ya sobrevivieron más de cinco años a su tercer cáncer.
Al contrario del tratamiento con quimioterapia que intenta suprimir las células cancerosas, la inmunoterapia basada en la interleukina, administrada directamente en el vientre, se mostró mucho más eficaz, según los especialistas.
AFP
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