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QUÉ ESTÁ PASANDO CON EL AUGE

En gran parte de los medios de comunicación y especialmente en los especializados en temas económicos, se habla del inicio de una recesión en la industria de la construcción.

Ese tema es de especial importancia porque esta actividad genera gran parte del empleo de nuestra economía, desde los más poco calificados hasta los más calificados y en una economía como la nuestra la generación de empleo poco calificado evita grandes problemas sociales.
Los precios de la tierra bruta, es decir de los lotes o casas para demoler o remodelar han tenido un incremento casi que especulativo, ( mientras un lote para vivienda en el Chicó de 800 metros cuadrados costaba hace tres años entre 100 y 150 millones, hoy puede costar entre 600 y 700 millones), lo mismo ha sucedido con las demás materias primas de la construcción.
El incremento en el precio de los insumos hizo que el costo de los inmuebles haya subido a precios casi que nunca pensados en nuestro medio y que se comparan con valores equiparables a los de Manhattan o París, alrededor de 1 500.000 pesos metro cuadrado casi que 2.000 dólares para un inmueble de estrato seis.
Pero no solamente eso ha sucedido, resulta que el constructor e incluso el comprador podría perder dinero en términos reales es decir en términos de poder adquisitivo en la misma línea de construcción, veamos por qué:
Para el caso específico de Bogotá, un constructor que empezó un edificio hace tres años y lo terminó hace un año, la utilidad que le dio el proyecto sumado al valor del terreno, muchas veces, no le alcanzaba para reemplazar el lote que a esa fecha de terminación del proyecto costaba más que estos dos ítems sumados.
Eso se debe a los precios que adquirieron los lotes, es decir muchas veces hubiera sido más rentable para el constructor, no haber construido, haber vendido el lote durante ese lapso de tiempo de construcción y no haber tenido todos los problemas inherentes a la misma.
Por otro lado, el comprador o inversionista de apartamentos, locales y oficinas posiblemente le ha venido ocurriendo algo similar.
Porque si un apartamento de 100 metros cuadrados en un buen sitio le costaba hace un año 50 millones, hoy le puede costar 100 millones, es decir, dobló su dinero en un año pero al venderlo no puede reemplazarlo o apenas puede hacerlo por uno similar, es decir, no es está ganando en términos reales.
Esos razonamientos son quizás oportunos pero más oportuno es lo que viene si llega darse un recesión en la construcción.
Veamos, sólo en Bogotá, se aprobaron cerca de 1 500.000 metros cuadrados en licencias en el lapso de dos meses, pero se oyen rumores de que las ventas de lo construidos muestran una lentitud que está haciendo temblar a los constructores.
El problema que se empieza a a vislumbrar es que la oferta de metros construidos supera la demanda lo que seguramente llevará a una racionalización de los precios de la tierra sin que signifique que van a bajar acorto plazo.
En mediano plazo llevará a un gran desempleo de mano de obra para la construcción con los problemas sociales inherentes, debido a que muchos de los constructores de los últimos tres años han sido paracaidistas que vieron un buen negocio en un buen momento pero que seguramente no están acostumbrados ni dispuestos a las épocas de vacas flacas y ni siquiera a las de estabilidad.
Cabe destacar que ya no se ven avisos en los periódicos ofreciendo toda clase de lotes, cosa que ocurría hace seis meses, lo cual, hace pensar que el lote de terreno bruto también tenderá a estabilizar el precio.
De lo que si podemos estar seguros es que los precios no van a bajar, no porque no debieron bajar en términos de teoría económica sino porque los colombianos no le bajamos a nada y por naturaleza preferimos dejarlo un tiempo con el mismo valor lo que significa que en términos reales el precio disminuye.
*El autor se especializó en macroeconomía y construcción en EE.UU.
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