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LA LEY DE LAS MILICIAS

Aprueban, regulan y resuelven todo tipo de conflictos diarios, y han ocupado en autoridad y funciones el lugar de la Policía y del Ejército. Son las Milicias , especie de híbrido entre las autodefensas y las guerrillas, que nacieron en Medellín y que hoy ocupan, según estiman los organismos de seguridad, a cerca de 40.000 personas, en siete ciudades del país.

BIBIANA MERCADO
Dos de los seis principales grupos de milicias populares que operan en Medellín han extendido una propuesta de desmovilización. La intención ha sido recibida con optimismo por las autoridades civiles y la dirigencia política de la capital antioqueña. También hay quienes temen una violencia generalizada y el resurgimiento de las bandas del narcotráfico.
EL TIEMPO presenta hoy tres enfoques del tema. La vivencia de los milicianos y su relación con la comunidad, la propuesta de diálogo y la visión de los organismos del Estado sobre este fenómeno.
Por la ruta 023, que parte del centro de Medellín, se llega al barrio Popular. Está en el sector de la ciudad que bordea el Valle del Aburrá, al nororiente.
El Popular es una estrecha zona conformada por viviendas que casi caen unas encima de las otras, construidas por la mano recursiva pero inexperta de quienes las habitan.
Sus calles empinadas están atestadas de niños que juguetean y se atraviesan por entre los taxis-colectivos piratas a los que se cuelga la gente para ir hasta el centro de Medellín.
Ese es el escenario en el que se mueven unas de las milicias populares que quieren dialogar: las del pueblo-para el pueblo .
Sus milicianos están dispersos por los barrios el Granizal, La Esperanza, San Pablo, Santo Domingo Savio # 2, Villa Guadalupe y la parte alta de Moscú # 2, que corresponden a la zona uno, según la división territorial de Medellín.
En esa zona y en los barrios de La Frontera, La Isla, Andalucía, El Raizal y Los Versalles, las milicias son la autoridad: el autogobierno y la justicia que ellos reconocen como lo dijo Pablo, uno de sus fundadores.
Un grupo armado de 300 hombres que nació, en principio, como respuesta a la inseguridad y el terror que bandas de muchachos ligados al narcotráfico venían sembrando en las comunas de Medellín, desde mediados de los ochentas.
Las milicias son un desarrollo de la justicia privada, que eliminó y desplazó a los que no se ajustaron a sus reglas.
Son una expresión particular de la ilegalidad que, paradójicamente, gana legitimidad y reconocimiento ante los habitantes de los barrios que dominan.
En Medellín hay diversos grupos de milicias: las bolivarianas que actúan bajo las órdenes de las Farc; las del 6 y 7 de Noviembre , B.R.P (Brigadas Revolucionarias Populares) y América Libre , con influencia del Eln; los caraballos de la disidencia del Epl; las del Valle del Aburrá , dominadas por Lucho , detenido en la Cárcel de Itagí y las del pueblo-para el pueblo , que se dicen independientes.
Cada una tiene su propio origen y se desarrolla de una singular manera. Cada una domina su propio pedazo en las comunas de Medellín. Sólo dos de ellas han buscado dialogar con el Gobierno con la intención de desmovilizarse: las del Valle de Aburrá y las del pueblo-para el pueblo .
En una casa cualquiera del barrio Andalucía, abajo del Popular, se dieron cita tres fundadores de las milicias del pueblo-para el pueblo , Pablo, Juan Manuel ( El flaco ) e Iván, para dialogar con EL TIEMPO acerca de lo que son y lo que buscan.
Según cuenta El flaco , llegaron a la zona hacia finales de 1988.
Venían, dicen, de las Farc, el Eln, el Epl y el M-19 a concretar un trabajo que, para ellos, la guerrilla había dejado en el discurso: conformar redes armadas urbanas con el apoyo popular.
Antes de la cita, ya varios habitantes de la zona le habían descrito a este diario el ambiente que allí se vivía cuando aún no operaban las milicias. Estas zonas eran de miedo. Estaban dominadas por las bandas. Aquí fueron famosas las de los nachos y la de los capuchos , contó un hombre de la comuna.
Fue en esa época, la de las bandas asociadas con el narcotráfico, semilleros de sicarios, que esos milicianos entraron a dominar el sector.
Las milicias son una especie de híbrido entre las autodefensas y las guerrillas. Su labor es un mezcla entre un trabajo policiaco clandestino (en el que se aplica, incluso, la pena de muerte) y un discurso político sin elaborar (que llama a la comunidad a organizarse en torno a problemas comunes, como ha ocurrido con el transporte y el comercio).
Su inicio
Las milicias populares del pueblo-para el pueblo dicen que han limpiado la zona. Lo que ellos llaman limpieza dejó como resultado por lo menos una veintena de muertos en la comuna nororiental. Pelados que fueron eliminados por andar chueco .
Ajusticiaron al que debían , había dicho el gato-malo , un muchacho de 17 años que tenía lazos de amistad con miembros de la banda de los capuchos , una pandilla integrada por cerca de treinta jóvenes entre los 17 y 20 años de edad. Hoy es uno de los únicos que queda vivo.
Los milicianos prefieren no hablar de ajusticiamiento , ni de asesinatos . Para ellos el surgimiento de las milicias fue una necesidad. Las comunas eran un pueblo que estaba dispuesto a todo. Por eso eran abastecedoras de sicarios, abastecedoras de sangre. El hecho más peligroso era ser joven. De ahí nace la posibilidad para la comunidad del poder alterno , del autogobierno , dijo Iván.
Las milicias comenzaron a cumplir funciones de Policía y de Ejército. En el sector que dominan no hay actividad que no esté regulada por ellos.
Mientras los milicianos continúan hablando, el Ejército hace su recorrido habitual por la zona, pasan por la casa con las puertas de par en par donde EL TIEMPO dialoga con los duros .
Según Pablo, el Ejército patrulla porque esa es su función, pero quienes verdaderamente controlan la zona son ellos. Recorren cotidianamente sus zonas de influencia y supervisan las actividades de la comunidad.
Así lo confirmó un líder comunitario de la zona: Yo no pertenezco a las milicias, pero si nosotros vamos a realizar, por ejemplo, un festival le avisamos a ellos dónde lo pensamos hacer y cuáles son los objetivos de la actividad. Ellos nos dicen si es conveniente o no hacerlo .
Las milicias populares autorizan, regulan, resuelven todo tipo de conflictos diarios. Nosotros tenemos organizaciones por gremios, por transporte. Somos fiscales, nuestra participación es total. Todos entienden que están dentro de un orden social que son las milicias , anotó Pablo.
Usted forma parte de ellos? , le había preguntado esta reportera al gato-malo . No, pero si ellos me dicen necesitamos refuerzo en seguridad, o mire tal cosa , yo lo hago , contestó.
Para efectos de la seguridad las armas se las rotan porque no todos tienen armas. La orden y la distribución del trabajo la da la dirección colectiva de la organización.
El mandato es acatado por las milicias de cada zona, que pasan la voz a los comités de defensa, organizados por cuadras.
El informe
Estoy borracho , dijo contento un miliciano que bajaba por las calles empinadas del Popular a un festival que se estaba realizando en Andalucía. Entre dientes, El flaco agregó: Es cierto que está autorizado pero no es para tanto . Quizá, a la mañana siguiente le apareció un informe al miliciano contento.
Ellos manejan así a su gente. Pasan informes por cada eventualidad que suceda en el sector.
La muchachada está en la calle en rumba completa . Tabernas copadas de jóvenes de 14 y 15 años que bailan. Niños con el pico de la botella de cerveza en la boca. Eso es en todo Medellín , dijo El flaco en un recorrido por su territorio. Saludó a los dueños de locales, a amas de casa, a los muchachos enrumbados.
Luego aseguró que la fiesta es sin droga. Aquí corrimos al cartel y no se permiten distribuidores. Hay mucho pelao que tiene su vicio o su cerveza pero ellos saben que no pueden pelear, ni siquiera cuando están tomados. Ellos saben que tienen que irse para sus casas y si se enfrentan mañana se pasa un informe .
Se desenvuelven como la moral cívica de su comunidad , había comentado un habitante del barrio. Ellos hacen de doctora corazón . Resuelven los problemas familiares, los problemas entre vecinos por los linderos, que son muchos porque gran parte de esas zonas son de invasión .
Lo que buscan
Las milicias del pueblo-para el pueblo buscan negociar los espacios que el Gobierno perdió por su tímida presencia en las comunas: el militar (control efectivo de la zona) y el político (legitimidad ante la comunidad).
Proponen que la seguridad en esa zona, una vez desmontados estos grupos, sea asumida por una especie de policía cívica en la que participe la misma comunidad.
Según dicen, no quieren que ese sector se convierta en otro Urabá donde, una vez desmovilizado el Epl, estalló la violencia con todo su rigor.
Esa preocupación acompaña a los habitantes de estos barrios que se encuentran a la expectativa de la respuesta que el Gobierno dé a los milicianos.
La seguridad que han impuesto los milicianos, como pasa con cualquier grupo de justicia privada, no tiene controles y también genera miedo entre habitantes de las comunas, y sobre todo entre medellinenses que van a estos barrios y no son de allí. Nadie lo dice, pero se siente. Los familiares de las víctimas de los milicianos no son fáciles de contactar. No se sabe lo que opinen.
Por esto, organizaciones gubernamentales, cívicas y políticas están buscando el desarme de los milicianos. No obstante, muchos temen que la desmovilización de las milicias traiga consigo una violencia generalizada y vuelvan a resurgir las peores bandas del narcotráfico.
Quieren que las milicias se desmonten pero, que, a su vez, el Gobierno haga presencia con obras, servicios sociales, abriendo posibilidades de empleo y garantizando la seguridad ciudadana. Mientra esto no se logre, dicen los comuneros, Medellín no podrá tener una paz duradera.
Cómo tratar desarmados?
Tras la propuesta de diálogo que algunos sectores de las milicias populares de Medellín lanzaron al Gobierno, se desencadenó todo un dilema político- jurídico sobre el tratamiento que el Ejecutivo debe darle al eventual proceso de entrega miliciana.
El Gobierno le pidió a la Fiscalía General de la Nación que evaluara ese fenómeno. La Fiscalía sólo tiene una respuesta: investigar. Si a las milicias se les dá un tratamiento netamente judicial, el proceso sólo recorrerá un camino en el órgano acusador: el del sometimiento a la justicia.
En la hipótesis de que un miliciano se entregue (dé su arma y confiese sus actividades) la Fiscalía lo juzgaría, en principio, por dos delitos: concierto para delinquir y porte ilegal de armas. No queda exenta la posibilidad de que durante la etapa de investigación se le asocie con el delito de justicia privada o con otros hechos por los que habría que procesarlo. El sometido gozaría del beneficio de la rebaja de penas.
Según el fiscal regional de Antioquia, Fernando Enrique Mancilla Silva, lo difícil en este proceso es calificar el comportamiento de quienes pertenecen a estas organizaciones.
Precisamente, por su carácter de híbrido entre guerrilla y autodefensas. En este caso, los delitos se cometen como fin: matar, robar, etc.; o como medio para alcanzar un fin: seguridad, convivencia en las comunas? , se preguntó el fiscal regional de Antioquia.
BIBIANA MERCADO
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