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LOS PEROS DE LA VÍA AL LLANO

Que la vía al Llano es una de las mejores obras de la ingeniería colombiana, nadie lo discute. Que tiene el túnel más largo de Latinoamérica sobre un nivel del mar inferior a los 700 metros con tecnología criolla, también es cierto. Que hasta el momento ha sido una de las más grandes inversiones que los últimos gobiernos hayan hecho, es cierto, pero no se puede ocultar que tiene sus lunares, y bien grandes.

Que la vía al Llano es una de las mejores obras de la ingeniería colombiana, nadie lo discute. Que tiene el túnel más largo de Latinoamérica sobre un nivel del mar inferior a los 700 metros con tecnología criolla, también es cierto. Que hasta el momento ha sido una de las más grandes inversiones que los últimos gobiernos hayan hecho, es cierto, pero no se puede ocultar que tiene sus lunares, y bien grandes.
Así lo intenta demostrar un estudio concienzudo y detallado del estado actual de los seis tramos en los que está dividida la carretera que une al centro del país con el Llano, realizado por Pedro Enrique Ruiz Quiroga, miembro de la junta directiva de la Cámara de Comercio de Villavicencio.
Ruiz Quiroga repartió su estudio en tres aspectos en donde se resalta lo bueno, lo malo y lo feo que tiene la vía. En lo bueno se destaca que las regiones de la Orinoquia tendrán la posibilidad de contar con una vía transitable durante todo el año, que le generará desarrollo a esta basta región del país.
Igualmente, hace reconocimiento de la magnitud de las obras de ingeniería realizadas que comprenden pontones, puentes, viaductos y túneles que asumió la ingeniería criolla como un reto para mejorar ostensiblemente el trazado de la vía que une a Villavicencio con la capital del país.
Esas obras, señala el informe, fueron ejecutadas con dinero de la Nación proveniente de los impuestos y se entregarán a la concesionaria Coviandes, para su mantenimiento, conservación y operación, por una cuantía aproximada a los 55 mil millones de pesos anuales.
Entre los años 1996 y 2002 el Gobierno Nacional ejecutó obras por un valor cercano a los $470 mil millones de pesos, mientras que en los últimos 39 meses Coviandes invirtió 81 mil millones de pesos, dice el informe entregado por Ruiz Quiroga.
En lo referente a lo malo, el informe señala que desafortunadamente los usuarios de la vía han pagado un costo muy alto y lo seguirá pagando hasta que el Instituto Nacional de Vías (Invías) y Coviandes se pongan de acuerdo para solucionar sus diferencias contractuales, para que se realicen los trabajos de adecuación que faltan y que esta última asuma la operación y mantenimiento de la vía.
Dentro de las principales causas para afirmar lo dicho anteriormente, la evaluación realizada por Ruiz Quiroga destaca el mal estado de la actual vía desde el bario Galán hasta el peaje de Pipiral, así como el desprendimiento de rocas en el sector de los picos por ruptura de mallas y fallas geológicas.
Se presenta un mal estado de la carpeta de rodadura de los túneles de Quebradablanca y una falla de ingeniería en el puente sobre la quebrada Naranjal, porque terminaron las juntas de la vía y el puente en un ángulo de aproximadamente 20 grados, lo que ocasiona ruptura de hojas a los camiones.
Así mismo, dentro de lo feo destaca el informe que por falta de señalización al ingresar a la variante de Cáqueza y la salida de la anterior vía, existe alta accidentalidad. Igualmente se evidencia la presencia de 21 puntos de hundimiento, de los cuales 17 superan los 5 centímetros y de estos cinco superan los 15 centímetros.
Finalmente, dentro de los aspectos malos, se señala que los teléfonos SOS en su gran mayoría se encuentran fuera de servicio, y la vía de ingreso a Bogotá se encuentra en pésimo estado.
EL CONTRATO 444
Dentro de las cosas feas del proyecto, el diagnóstico revela que el contrato 444 de 1994, que acuerda los términos de la concesión de la vía al Llano, sufrió 33 modificaciones que en su mayoría benefician a Coviandes, pues ésta invirtió 81 mil millones de pesos que recuperará en 15 años con el cobro de los peajes durante 15 años de concesión de la vía.
Otra perla de las cosas feas está en la deuda que el Gobierno Nacional, a través del Invías, le adeuda a Coviandes y que asciende a la suma de 22 mil millones de pesos por no conseguir el flujo vehicular pactado en el contrato 444 de 1994, al igual que 29 mil millones de pesos porque los usuarios sólo están pagando el 80 por ciento del valor real del peaje.
FOTO/Camilo George EL TIEMPO
1- El contrato inicial con la concesionaria estipula que ésta no se hace responsable por los trabajos que haya que hacer como producto de las fallas geológicas en la vía.
2- Falta compromiso y voluntad de las autoridades de Bogotá para efectuar el mantenimiento adecuado al tramo que se encuentra a la salida de esa ciudad hacia Villavicencio.
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