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Una tarea sin fin

Las administraciones recientes se han esforzado para que el mayor número de vías sean transitables.

EDITORIAL
El último anuncio de la Alcaldía de Bogotá ya suena a paisaje: tapar 90.000 huecos en diez meses. Y no porque la iniciativa carezca de valor, sino porque al ciudadano del común le suena a lo mismo de hace décadas, sin que se advierta una mejora notable en la ciudad.
Es tal la ventaja que el asunto de los cráteres en las calles nos ha tomado que tapar 90.000 de ellos en lo que resta del año se antoja poco, sin que lo sea, obviamente. Con un agregado: se priorizarán las vías por donde hay mayor flujo vehicular, particularmente transporte de servicio público, buses y demás.
Pero, vamos por partes. En esta materia, las administraciones recientes se han esforzado para que el mayor número de vías en lamentable estado sean transitables. No se trata de crucificar a nadie, porque el problema simplemente se desbordó. Y solucionarlo definitivamente demanda tiempo y billones de pesos, casi el presupuesto total de la ciudad en un año.
Entonces, no ha habido alternativa distinta que hacer lo que se puede con lo que se tiene. Y lo que se puede es esto, según lo ha advertido la Alcaldía, que, entre otras cosas, consiguió dejar la avenida Boyacá sin un hueco, y hay que destacar el gran esfuerzo.
Quizás lo más rescatable de este nuevo intento es que ahora se cuenta con herramientas que permiten no solo identificar el daño, sino clasificarlo, priorizarlo, programar su reparación y hacerle seguimiento, una especie de veeduría a este y detectar la causa o causas que originan los daños.
Administrar tamaña información no resulta sencillo, pero es lo que se ha propuesto el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU). Ojalá la fórmula funcione, pues un solo hueco en una vía prioritaria es sinónimo de peligros, trancón y malestar para la gente.
Pero así como se reconoce este esfuerzo, insuficiente, pero esfuerzo al fin y al cabo, hay que insistir en que este debe llegar a los barrios, a las localidades, donde los vecinos se sienten mayormente afectados. Esa labor les compete especialmente a las alcaldías locales, esa debe ser su prioridad, y deben actuar con transparencia y sin favoritismos.
editorial@eltiempo.com.co
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