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Así evitan en Suiza tragedias como la de Salgar

En este país, los estudios han llevado a utilizar barreras que aplican el principio de un colador.

Eventos trágicos como el que se presentó en Salgar (Antioquia) el 20 de mayo, donde una creciente de la quebrada La Liboriana causó la muerte de 95 personas y afectó a miles de habitantes, o situaciones de menor magnitud, en las que se registran daños a la infraestructura o a vehículos, se pueden mitigar usando las tecnologías adecuadas.
En Suiza, país enclavado en el sistema montañoso de Los Alpes en el centro de Europa, donde también son recurrentes las crecientes y las avalanchas, las investigaciones y desarrollos tecnológicos de los últimos años han permitido poner en marcha mecanismos para evitar que las grandes cantidades de flujos de detritos (mezcla de agua con una gran proporción de piedras, grava, bloques y hasta madera) terminen arrasando poblaciones o diferentes tipos de infraestructura como puentes y canales para el paso del agua.
Tras varios años de investigaciones por parte del Instituto Federal Suizo del Bosque, la Nieve y el Paisaje, en las que se estudió el origen y el movimiento de las corrientes de detritos, se han desarrollado nuevos sistemas para atenuar el efecto destructivo de estos eventos naturales.
Una de estas técnicas, desarrollada por la firma suiza Geobrugg, parte del uso del principio de un colador casero, pero a una escala mayor, a través de la instalación de un sistema de barreras elaboradas en acero de alta resistencia (grado 250), que dejan pasar el agua, pero que contienen las rocas, el lodo y demás materiales propios de las crecientes.
Las pruebas de la tecnología se han hecho en varios lugares del mundo, entre ellos la quebrada Illgraben, en Suiza, en donde la erosión ha desgastado la montaña y ha generado un valle rocoso.
Gonzalo Díaz, ingeniero y magíster en Geotecnia de la firma Warco, que representa a esta multinacional suiza en el país, explica que se trata de barreras flexibles, cuyo tamaño y número se establece luego de calcular el tipo de material que compone la zona, los volúmenes que pueden bajar y la fuerza con que van a llegar.
Dependiendo de estas condiciones, en una quebrada o río se pueden instalar varias de estas barreras, que realizan un control progresivo de la fuerza con la que bajan estos materiales. Incluso, si el flujo sobrepasa la primera barrera, el material es controlado por la siguiente y así sucesivamente.
Luego de cada evento las entidades encargadas del mantenimiento retiran estos materiales y la estructura vuelve a quedar libre.
Cada barrera está anclada al terreno, preferiblemente en zonas de cañones para que los detritos no se vayan por los lados, a través de varios puntos a profundidades entre 4 y 5 metros si se trata de una roca resistente, o hasta los 12 metros en caso de terrenos que no son tan rígidos.
“Cada quebrada es diferente, pero la idea es que el diseño se hace para que, cuando llegue el evento, cada estructura tenga una capacidad de aguante de mínimo 35 toneladas”, explica Díaz.
Las barreras flexibles en acero para contener las crecientes de quebradas y ríos en zonas de alta inclinación son la evolución de sistemas basados en concreto, que en ocasiones no resisten la fuerza de una gran creciente y terminan por colapsar.
Unas cuantas en Colombia
De acuerdo con Díaz, en Colombia ya hay algunas experiencias, aunque al haber más de 600 puntos de riesgo como el de Salgar según las autoridades, la situación sigue siendo precaria todavía.
Uno de estos puntos donde la tecnología ya opera está en la quebrada Casa de Teja, en la vía Bogotá-Villavicencio, a cargo del concesionario Coviandes, trayecto que en temporadas invernales se ha visto afectado por las avalanchas y caídas de rocas.
Entre tanto, para el municipio de Otanche ya están diseñadas las soluciones y la firma brasileña Odebrecht está a la espera del visto bueno del Instituto Nacional de Vías (Invías), para contratar la compra e instalación de barreras en la quebrada Aguablanca, que en el pasado reciente ha dejado puentes y automóviles destruidos.
Esta tecnología también se implementó en la quebrada La Melgara, en jurisdicción de Melgar (Tolima), pero debido a que al finalizar el proceso el contratista que hizo el montaje no ejecutó unos puntos de soldadura, la estructura fue desmantelada por la gente, que comenzó a llevarse los materiales para venderlos como chatarra.
Además de Suiza, país en donde se desarrolló, este sistema también se ha puesto en marcha en naciones como Venezuela, Costa Rica y Chile, así como en países vecinos de Suiza como Alemania y Austria entre otros, donde las condiciones del terreno generan riesgos de avalanchas y crecientes, los cuales se incrementan con el cambio climático.
ÓMAR G. AHUMADA ROJAS
SUBEDITOR ECONOMÍA Y NEGOCIOS
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