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Colombianas inician unión conyugal a los 21 años de edad

Estudio revela que la vida en pareja a edad temprana impacta desarrollo personal de madres e hijos.

Aunque en las últimas dos décadas Colombia ha registrado un notable descenso en su tasa de fecundidad (es decir, en el número promedio de hijos por mujer), las mujeres en general siguen uniéndose en pareja y teniendo hijos a edades muy tempranas.
Este es uno de los resultados de un análisis presentado el jueves por Profamilia, en alianza con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), la Fundación Hernán Echavarría Olózaga y la Fundación Corona, basado en las encuestas de Demografía y Salud hechas entre 1990 y 2010 en todo el país. (Lea también: Siete de cada 10 mujeres, víctima de violencia de su pareja)
Uno de los datos relevantes es que la edad promedio en la que las mujeres colombianas se casan o se unen es a los 21,5 años y a los 21,6 tienen su primer hijo. El 50 por ciento de las mujeres de 22 años de zonas urbanas han establecido una unión conyugal y en las rurales lo hacen, en promedio, a los 19.
“No solo ha crecido el riesgo de embarazo adolescente prematrimonial o preunión, por las relaciones sexuales cada vez más tempranas, sino que también se ha generado un incremento del madresolterismo”, señala el análisis.
Juan Carlos Vargas, gerente de investigaciones de Profamilia, dice que el problema es que “iniciar la vida en pareja de forma temprana también aumenta la posibilidad de tener hijos a edad temprana”.
Según el experto, mientras en los países desarrollados las mujeres tienden a postergar la maternidad para realizarse personal y profesionalmente, Colombia no ha logrado que sus adolescentes la aplacen.
Este fenómeno impacta la fuerza productiva, pues la inclusión laboral de las jóvenes se reduce un 14,5 por ciento cuando se casan o se unen en pareja; si tienen hijos menores de cinco años, esa probabilidad se reduce un 19,5 por ciento adicional.
“Ya sabemos que las mujeres sí conocen los métodos anticonceptivos, pero tenemos que apoyar a las adolescentes (de 13 a 19 años) para que construyan un proyecto que no incluya la maternidad temprana”, agrega.
Distintos estudios han demostrado que una mujer que aplaza su deseo de tener hijos tiende a tener una producción de mayor calidad en el mercado laboral. De hecho, expertas en temas de género y desarrollo social, como Mayra Buvinic, afirman que la inserción laboral de las mujeres favorece un crecimiento económico más sostenible en el tiempo.
“Sabemos, además, que embarazarse a edad temprana hace que estas mujeres lleguen a devengar salarios hasta un 30 por ciento inferior respecto de quienes no tienen hijos, e incluso no logran culminar su formación educativa o no acceden a estudios superiores”, insiste.
El experto aclaró que en los países donde se posterga la maternidad ya se cumplió la segunda transición demográfica, caracterizada por una tasa de fecundidad menor a dos hijos por mujer; hay un cambio en el patrón de uniones y ellas quieren cumplir su proyecto de vida. Colombia está en la senda de la segunda transición.
De hecho, en los últimos 20 años el embarazo adolescente ha aumentado más de 6 puntos, al pasar del 13 por ciento en 1990 a 19,5 por ciento en 2010. Y la maternidad tiene mayor prevalencia en las adolescentes alguna vez unidas y entre aquellas que empezaron su sexualidad a una edad temprana.
Baja la fecundidad
Los estudios de Profamilia han evidenciado que tanto los hogares como la composición de las uniones han sufrido cambios dramáticos.
Para empezar, las mujeres pasaron de tener 7,4 hijos en promedio en 1964 a 2,1 hoy; incluso, en algunos grupos poblaciones (los de altos ingresos y mujeres con alto nivel educativo), la cifra puede estar en 1,4.
La baja en la tasa de fecundidad explica el hecho de que se haya reducido el tamaño de los hogares: mientras en 1978 había 5,48 personas por familia, para el 2010 se redujo a tres por hogar.
Otro cambio es que el matrimonio perdió un importante terreno frente a las uniones de hecho. En Colombia estas últimas se triplicaron entre 1964 y el 2005, y mientras en 1995 el 30 por ciento de las parejas estaban casadas, en el 2010 lo estaban el 10 por ciento.
El estudio revela además que se cuadruplicó el número de hogares unipersonales entre 1978 y 2008, al pasar del 3 al 11 por ciento, y se estima que el 48 por ciento de los niños se cría en el contexto de una unión libre y el 28 por ciento de un matrimonio.
Una de las consecuencias de ese fenómeno de uniones menos estables es el surgimiento de distintos tipos de familia. El 56 por ciento de los niños viven en hogares constituidos por papá y mamá, el 32 por ciento solo con la mamá, el 3 por ciento solo con el papá y el 7 por ciento con ninguno de los dos.
Así es la madre joven
Las mujeres que se convierten en madres a edad temprana suelen tener ciclos incompletos de su educación o ausencias escolares por tiempos prolongados.
“Son hijas de mujeres con bajo nivel educativo, de hogares de bajos recursos económicos, que buscan salir de su familia huyendo de un ambiente violento y disfuncional”, señalan los análisis de Profamilia.
Y a pesar de que se observa un mayor uso de métodos modernos de planificación entre las adolescentes, muchas de estas madres jóvenes no conocen bien su ciclo reproductivo y reciben poca educación sexual en sus hogares y en otros contextos.
El país está envejeciendo
Para el 2050, dos de cada 10 colombianos tendrán más de 65 años. De hecho, según el análisis de Profamilia, la población de 60 años y más en Colombia ha aumentado a un ritmo superior al 3 por ciento, lo cual contrasta con el crecimiento de la población, que es cercano al 1,5 por ciento.
Según Marta Royo, directora ejecutiva de Profamilia, “el país debe aprovechar, en términos de políticas públicas, los próximos 30 años de bono demográfico, es decir, sacar provecho de que actualmente el 62 por ciento de población colombiana está en edad productiva”.
En este momento, el 30 por ciento de los mayores de 60 años trabajan en la informalidad, el 50 por ciento solo ha cursado la primaria, el 25 por ciento recibe pensión y más del 70 por ciento de los pensionados tiene una mesada que no supera los dos salarios mínimos y solo un 10 por ciento recibe un subsidio al año.
Además, el 40 por ciento de los adultos mayores carecen de ingresos propios, lo cual les genera un alto grado de dependencia. En Colombia, por cada trabajador hay tres personas dependientes, cuando el ideal sería que por cada dos trabajadores haya dos personas dependientes.
Cerca del 20 por ciento de la población adulta mayor no ha tenido acceso a la educación formal.
REDACCIÓN VIDA DE HOY
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