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'Los periodistas son mejores que los medios': Daniel Coronell

El periodista hace una reflexión sobre su éxito como director ejecutivo de noticias en Univisión.

En julio pasado, por primera vez en la historia, la cadena hispana Univisión superó en audiencia a las estadounidenses en su propio país, según las sagradas estadísticas de la firma Nielsen. Y lo hizo en un idioma diferente al inglés.
Fue un hito que la cadena celebró con un anuncio de página completa en revistas y periódicos norteamericanos, que decía “Número Uno is the New #1”. La explicación estaba en una labor de equipo que impregnó toda su programación (deportes, telenovelas, informativos, etc.), en particular, sus segmentos noticiosos, en cabeza de un colombiano: Daniel Coronell.
“Esto ha constituido un fenómeno especial en Estados Unidos”, dice Coronell, de visita en Bogotá, para dar la lección inaugural de la Maestría en Periodismo de la Universidad del Rosario y Publicaciones Semana. “Univisión fue primero durante un periodo completo de ‘barridos de audiencia’ (sweeps), por encima de los grandes de la televisión estadounidense: ABC, CBS, NBC y Fox. Y eso generó que la ABC se aliara con nosotros en una nueva cadena, que se llama Fusión, emite en inglés, y en un comienzo estaba dirigida a los jóvenes hispanos que no hablan español, pero se amplió a todos los jóvenes, inclusive los estadounidenses”.
Esta semana, Coronell recibió también la invitación del diario El País, de España, para convertirse en columnista permanente de la edición Américas, a partir de marzo. “Voy a escribir cada 15 días y creo que me va a tomar un tiempo importante, pero quiero hacerlo porque creo que cuanto más envíe un mensaje periodístico a más lugares, va a ser mejor para los ciudadanos”.
Lo dice con orgullo y con muchas canas más en su cabeza, pese a que su seguridad y su vida personal son más tranquilas desde que se mudó a Miami, hace tres años. “Ahora voy a la oficina manejando un carrito eléctrico, que cabría perfectamente en el baúl de la camioneta en la que me tenía que mover en Bogotá”.
Ya no tiene que preocuparse por las amenazas que lo empujaron al exilio a mediados de la década pasada, y en su rutina puede concentrarse en el ejercicio periodístico: “Mi primer consejo de redacción comienza a las 8 a. m., por teléfono. Por fortuna es así, porque no me tengo que vestir, siempre que puedo, lo hago desde la casa y en piyama. Y si no tengo una reunión antes, llego a la oficina entre 10:30 y 11 a. m. para trabajar hasta muy tarde. A las 3 p. m., hay un consejo de redacción, una junta editorial de evaluación, que es muy importante. Y a las 7 p. m., después de la primera emisión, tenemos una reunión que llamamos ‘post-mortem’, en la que hacemos el análisis del noticiero que acaba de salir y programamos la siguiente emisión. Somos muy autocríticos para aprender de nuestros propios errores. Para fortuna de nuestro aprendizaje, casi todos los días cometemos errores”.
Tras el conversatorio que dio en la Universidad del Rosario, con el periodista Juan Carlos Iragorri, sobre el tema ‘El periodismo como contrapoder’, Coronell habló con EL TIEMPO.
¿Cómo evalúa su ejercicio profesional en Estados Unidos?
Es diferente a lo que hacía en Colombia. Tiene cosas mejores y cosas menos buenas. Dentro de las primeras, hay un soporte tecnológico mayor, podemos llegar a muchos sitios y transmitir información confiable en tiempos relativamente cortos. Como cosas negativas, en Estados Unidos se alarga la cadena de intermediación entre la fuente y el periodista. Es muy difícil que llegues a hablar con el funcionario que necesitas entrevistar, en tiempos razonables, con el propósito de investigar o confirmar algo. Todo se mueve un poco en cámara lenta y pagando el tributo de oficinas de relaciones públicas o de prensa, que no puedes omitir como de alguna manera lo haces aquí. Eso hace que el periodismo tenga un carácter un poco ‘descafeinado’ en algunas cosas. Pero hemos aprendido a saltarnos eso para hacer investigación.
¿Qué logros recuerda con orgullo?
Primero, hemos logrado hacer periodismo de investigación de la más alta calidad, en televisión. Casos como Fast and Furious (operación del Gobierno estadounidense sobre la cual Univisión denunció que sus armas terminaban en manos de carteles mexicanos del narcotráfico y habían participado en masacres en Ciudad Juárez), que fue una investigación muy concienzuda y de muchos meses. O el perfil del ‘Chapo’ Guzmán (máximo líder del cartel de Sinaloa y uno de los criminales más buscados del mundo), que publicamos en noviembre pasado, demuestran que el periodismo investigativo está vigente y que resulta muy interesante para la gente.
Los noticieros hispanos acudían mucho al sensacionalismo y ahora ustedes hacen periodismo investigativo. ¿Está cambiando el gusto de esa comunidad o su perfil estaba errado?
Es una audiencia a la que yo apenas empiezo a conocer. Cuando llegué a Estados Unidos tuve una oportunidad muy feliz porque llegué a vivir dos semanas en el este de Los Ángeles, a almorzar en las taquerías, a ver televisión con la gente, a mirar los temas que se conversaban en los paraderos de buses, en las entradas de metro, y me encontré con una comunidad muy distinta, muy compleja. Personas que son muy liberales en su vida laboral, que piden más derechos laborales, mejor reconocimiento. Y son muy conservadoras en otras cosas: muy religiosos, por ejemplo. Una cosa muy particular, porque eran como ‘sindicalistas de derecha’.
Univisión ha hecho cosas muy buenas durante toda su historia. Pero creo que periodísticamente le faltaba avanzar hacia el reconocimiento de la inteligencia de su propia audiencia. Muchos de los televidentes de la comunidad hispana son trabajadores manuales, que laboran en agricultura o van a una fábrica por un salario pequeño, pero no por esa circunstancia significa que no pueden pensar o no tienen inquietudes o no quieren informarse de otra manera. Lo que hemos tratado de hacer es dignificar todo el contenido, en función de entregar una mejor información a los hispanos para que tomen mejores decisiones.
Y además, eso coincide con el creciente poder hispano...
Los votantes hispanos son el 17 por ciento del total en EE. UU., es decir, que en un Senado de 100 senadores deberían tener 17 representantes. Pero solo tienen dos. Motivar esa participación política, esa intervención en la vida americana es un reto para la comunidad y algo en lo que debe ayudar Univisión con mejor información (...). La participación de Univisión en la elección del último Presidente fue decisiva. Por su conducto, la comunidad hispana decidió quién fue el presidente de EE. UU. Y el tema de la reforma migratoria fue rescatado de los mismos bordes de la actualidad nacional hasta convertirse en el centro del debate, en un tema que todavía no son capaces de resolver, pero que inclinó la balanza de la votación.
En la distancia, ¿cómo ve el periodismo colombiano?
El periodismo colombiano tiene dimensiones épicas, desde cualquier parte del mundo que uno lo vea. Gracias a su prestigio, algunos colombianos hemos tenido oportunidades importantes en el exterior, porque cabalgamos en hombros de gigantes, de personas que han dado su vida para que Colombia y el mundo conozcan la verdad. Yo veo con simpatía muchos esfuerzos periodísticos que se hacen en Colombia, y veo con profunda satisfacción que hay un nuevo auge del periodismo de investigación, que hasta hace unos años parecía condenado a muerte, porque es costoso, porque no siempre ofrece resultados, porque toma mucho tiempo y no siempre se concreta. Y creo que ahora los medios han entendido lo importante que es investigar.
En otras cosas, veo mal a los medios, veo cierta propensión al oficialismo, que desde luego termina perjudicando al ciudadano. Pero creo que los periodistas son mejores que los medios. Y que eso va a terminar cambiando el espíritu de los medios.
¿Extraña algo de Colombia?
Los amigos. Tengo un par de amigos con los que solía desayunar los domingos, hablar de la actualidad, comentar las publicaciones y eso no es fácil tenerlo vivo por teléfono. Extraño también cierta adrenalina, cierta sensación de que todos los días te levantabas ‘a matar o a morir’. Y allá no, allá vas en cámara lenta… hay unas ventajas grandes, pero esa adrenalina y esa exigencia fuerte me hacen falta.
¿Cómo ve su futuro?
Pienso que voy a estar un tiempo más en Univisión, quizás un par de años. Tengo contrato hasta el 2016, es probable que quiera estar allá hasta esa fecha y después quiero volver a Colombia. Yo siento que tengo un compromiso con este país y que aquí pertenezco. No quiero morirme en ninguna otra parte que no sea Colombia y espero volver. He tenido la oportunidad de dirigir una cadena tan grande, tan importante y en un momento tan provechoso. Pero, en últimas, lo mío no es pilotear jets, sino estar al frente de mi bicicleta.
JULIO CÉSAR GUZMÁN
Editor Cultura y Entretenimiento
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