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Los niños que crecen tras las rejas

En El Buen Pastor, de Bogotá, hay 33 niños que viven con sus madres. En todo el país son 137.

 En una cartelera, colgada a la entrada de la salacuna del jardín infantil Esplendor, en la cárcel El Buen Pastor, de Bogotá, hay un letrero escarchado que dice: "Y si me voy yo, y te quedas tú, mamita, prometo no olvidarte".
En este centro penitenciario, en el occidente de Bogotá, nacen y crecen niños: los hijos de las reclusas. Hay 33 pequeños, desde cero a tres años, que de 7 de la mañana a 4 de la tarde permanecen en el jardín infantil. Pero desde esa hora, todas las noches, al igual que los fines de semana, deben estar con sus madres, en sus celdas, en el patio número cuatro, que es el de las maternas. Allí hay otras 25 internas embarazadas y otras 33 lactantes (con recién nacidos).
"Cuando están en el jardín gozan de un ambiente cómodo, rodeados de amor y tranquilidad. Pero cuando se van para el patio, a estar con sus mamás, sienten la situación de violencia y hostilidad de toda reclusión", explica la psicóloga del jardín, Martha Yolanda Cárdenas, quien comenta que todos los lunes, después del fin de semana, los niños llegan muy agresivos.
Cárdenas no solo es la psicóloga de los pequeños: también les hace terapia a las mamás, cuando deben separarse de ellos. Según la normatividad penitenciaria colombiana, los hijos de las internas solo pueden permanecer con ellas, al interior de las cárceles, hasta los tres años de edad.
De ahí en adelante deben ser acogidos por los padres, familiares o amigos que se puedan hacer cargo de la crianza de los pequeños mientras sus madres recobran la libertad. Y si no hay nadie disponible, quedan bajo la protección temporal del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf).
"Es una situación muy difícil. Con las mamás hay que hacer todo un trabajo de duelo", añade la especialista al hablar sobre el dolor que enfrentan estas mujeres al desprenderse de sus hijos, estando tan pequeños, mientras cumplen con sus condenas.
A María del Carmen le faltan dos meses para recobrar la libertad, pero ya ha pagado tres años de cárcel. Es hondureña y fue encarcelada por transportar drogas. En su país de origen tiene dos hijos, de 7 y 9 años; cuando la apresaron estaba embarazada y tuvo una niña en prisión, que ya tiene tres años y medio y la cuida una amiga. Y acaba de tener otra hija, que acaba de cumplir tres meses.
"Ser madre en una cárcel es muy difícil, pero me ha ayudado a recobrar la esperanza y a soportar lo duro que es estar tras las rejas", cuenta la mujer, quien espera comenzar una nueva vida, con sus hijos y su pareja, que es un sobrino de la amiga que le cuida a su hija.
Adriana González, directora encargada del Icbf, reconoce que la vida de un niño en una cárcel es muy complicada, pero cuenta que la institución a su cargo está mejorando las condiciones de esos pequeños y de sus madres. En el jardín del Buen Pastor se invirtieron 213 millones de pesos y se hicieron mejoras locativas y dotaciones en infraestructura. También asignaron un médico, un trabajador social, un nutricionista y un psicólogo, pues antes quienes cuidaban a los niños eran las mismas internas. El Icbf hará mejoras en jardines de otros ocho penales del país.
Esperanza es de Barranquilla y espera gemelos. Tiene seis meses de gestación. Y ya es madre de cinco hijos más.
"Esto ha sido muy duro. Pero me porté mal y terminé aquí, y me va tocar tener estos niños en este lugar. Pero esto es una cárcel, no un hotel", lamenta la mujer, quien además, dice que no tiene nada para darles cuando nazcan: no tiene ropa ni pañales, ni cobijas. Nada.
En el país, según el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), hay 137 niños viviendo en las cárceles.
Estas mujeres tienen la posibilidad de exigirle a la justicia colombiana que les suspenda la pena durante seis meses, mientras tienen a sus hijos, en la libertad, pero bajo estricta vigilancia. Luego, deben regresar. Las visitas de sus hijos solo se permiten una vez al mes.
Ayuda para los hijos de las reclusas
La Fundación Akapana es una entidad sin ánimo de lucro que se encarga de conseguir ropa, alimentos, leche, medicamentos y otros elementos para los hijos de las internas de El Buen Pastor, que viven con ellas en las cárceles.
También reúne y consigue el transporte y los refrigerios de los hijos de las reclusas –cuando deben salir de la cárcel al cumplir los tres años- para que puedan ir a visitar a sus madres una vez al mes.
Informes en el 3157628780 o en la dirección www.facebook.com/fundacion.akapana
REDACCIÓN VIDA DE HOY
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