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Religión

El papa Francisco se inclinó ante la Virgen de Chiquinquirá

El papa Francisco colocó un rosario sobre el cuadro. Antes de dejar la Catedral, firmó el libro de honor.

El papa Francisco colocó un rosario sobre el cuadro. Antes de dejar la Catedral, firmó el libro de honor.

Foto:Claudia Rubio

El santo padre rezó a la patrona religiosa de Colombia. El momento más íntimo de su visita.

Natalia Noguera
Solo hubo silencio.
El papa Francisco levantó la mirada hacia el cuadro de la Virgen de Chiquinquirá. Juntó sus manos, inclinó su cabeza y murmulló una oración. Sin palabras, sin música, sin más pirotecnia que la religiosidad de un guía espiritual, nació el momento más íntimo del sumo pontífice en la capital colombiana.
Eran las 10:30 de la mañana del segundo día de la visita apostólica. Dentro de la Catedral primada de Bogotá estaban reunidos feligreses, miembros del episcopado, de la iglesia católica y de otras religiones. El coro del arzobispado interpretaba la composición religiosa Tu eres Pedro.
El papa entró a la catedral y con paso solemne se acercó al altar mayor. Se detuvo frente a la imagen de la patrona religiosa de Colombia. Cerró sus ojos. El coro del arzobispado terminó su interpretación y solo quedó un hombre inclinado ante una imagen. El líder de una comunidad que, expectante, oraba con él. El silencio se alargó durante 5 minutos y pasó: la verdadera razón de ser de la religión, esa relación inexplicable con lo que consideramos sagrado. Fue evidente que grandes cosas pasan en silencio.
Terminó sus preces. Hizo una reverencia a la Virgen y se dirigió a los fieles. Ofreció una bendición y luego, recitó la Letanía de la Virgen: “Santa María / ruega por nosotros / Santa Madre de Dios / Santa Virgen de las Vírgenes”. Los creyentes repitieron con fervor la oración y junto a Francisco, alabaron a la madre de Cristo.
Al finalizar la oración, el papa se acercó a la imagen. Puso su mano sobre el cuadro, hizo una reverencia y colgó un rosario en una de sus esquinas.
La importancia de este momento radica en que el santo padre es un reconocido mariano. Momentos después de su visita, en su discurso en el Palacio Cardenalicio, el papa hizo alusión a la imagen de la Virgen: “Los invito ahora a dirigirnos espiritualmente a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, cuya imagen han tenido la delicadeza de traer de su Santuario a la magnífica Catedral de esta ciudad para que también yo la pudiera contemplar”.
Es ampliamente reconocida la devoción del papa. A propósito de su visita a nuestro país, hizo una ofrenda: “Antes de partir hacia Colombia, el Papa reza ante la Virgen ‘Salus Populi Romani’ en Santa María la Mayor”, tuiteó Greg Burke, director de prensa de la Santa Sede. Es su costumbre orar a esta virgen, la protectora del pueblo romano, antes de partir hacia algún nuevo destino.
Durante su discurso, el papa también recordó la importancia de la virgen para interceder por la reconciliación de nuestro país: “Como bien saben, Colombia no puede darse a sí misma la verdadera renovación a la que aspira, sino que ésta viene concedida desde lo alto. Supliquémosla al Señor, pues, por medio de la Virgen. Así como en Chiquinquirá Dios ha renovado el esplendor del rostro de su Madre, que Él siga iluminando con su celestial luz el rostro de este entero País y bendiga a la Iglesia de Colombia con su benévola compañía”.
El cuadro de la Virgen Reina de Colombia –1,25 metros de alto por 1,39 metros de ancho, una tonelada de peso, 430 años de existencia– fue trasladado hacia Bogotá desde la ciudad boyacense. Esta es la décima vez que la virgen deja su santuario para peregrinar y, en este caso, la orden de los dominicos la trasladó en un helicóptero.
REDACCIÓN VIDA
Natalia Noguera
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