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Religión

En Chaguaní está un cristo que ‘cura el alma y la salud’

Se calcula que más de 5.000 personas visitaron al Señor de la Salud el domingo pasado.

Se calcula que más de 5.000 personas visitaron al Señor de la Salud el domingo pasado.

Foto:Filiberto Pinzón / EL TIEMPO

El fin de semana pasado se conmemoró la fiesta del Señor de la Salud en ese poblado de Cundinamarca.

Jorge Meléndez
La temperatura se acercaba a los 30 grados, que parecían subir más por la cantidad de gente que atiborraba la entrada de la iglesia. Pero nadie se quejaba ni del sol ni de la fila que ya se extendía por más de una cuadra.
La cola parecía inmóvil y las voces de los penitentes eran opacadas por la algarabía de los vendedores de camándulas, de oraciones, de imágenes religiosas y de velas. Pero nadie se amilanaba. Todos permanecían con una sola idea: acercarse al Señor de la Salud, verlo. Estar frente a él.
Era el domingo 6 de agosto en Chaguaní, Cundinamarca, y las pocas calles del pueblo no dieron abasto para acomodar todos los carros que habían llegado en las últimas horas. En la carretera que va hacia Guaduas, la fila de vehículos estacionados a ambos lados de la vía se extendía por más de un kilómetro.
Por las empinadas calles de la localidad, en la que viven unas 3.000 personas, la gente tenía dificultades para moverse y en la iglesia por momentos no cabía un alma. Unos llegaban en busca de perdón; otros, para cumplir con una promesa y otros, con la fe en una sanación.
Para muchos llegar hasta la iglesia de Chaguaní es la última esperanza que les queda luego de haber pasado sin éxito por las manos de varios médicos. Para otros es llegar a agradecer porque fueron sanados por el Señor de la Salud. Lo consideran el santo más milagroso de Cundinamarca. Y son cientos los que se atreven a dar fe de ello.
Por eso, en medio de la cola, orando en silencio, iba Araminta Naranjo, de 65 años, quien acababa de comprar un cristo y, sin al menos quitarle el papel transparente, se había metido a la fila para poder entrar a la iglesia a hacerle una promesa al Señor de la Salud.
Ella madrugó desde Cambao, una población de Cundinamarca a orillas del Magdalena. Su única preocupación era llegar frente a la imagen de ese cristo y pedir por la salud de su esposo, Roberto Ayala, afectado de párkinson y artrosis.
Casi al mediodía, ella se alcanzó a impacientar porque a las 12 era la misa con el obispo, quien llegó desde La Dorada, Caldas, para la homilía principal. La fila se movía despacio, pasaba junto a un árbol de guayabo, por detrás de la iglesia, para permitir el acceso hasta una escalera que conduce al segundo piso, donde está la imagen del santo patrón.
“Yo creo que lo va a alentar y entonces, mientras pueda, todos los años vendré a agradecerle”, dijo Araminta, quien con dificultad bajó las escaleras, pues se negaba a soltar el cristo que acababa de comprar.
Las campanas sonaron invitando a la misa, la gente se apresuró más para tratar de entrar a la iglesia en la que la posibilidad de encontrar puesto en una banca era imposible. Media hora antes, ya estaban ocupadas.
Mientras tanto, en el altar del cristo, que está detrás del púlpito, seguía la romería. Las figuras de cera amarillas (exvotos), con las que se hace la petición, ya no cabían a los pies de la cruz y los susurros de las oraciones se convertían en un ruido.
En ese punto no había tiempo para la demora ni para demasiada oración, pues la fila empujaba y cada quien en silencio hacía su compromiso con el cristo antes de bajar a la misa.
Ese domingo, la primera homilía fue a las 5:30 de la mañana, y media hora antes ya había gente esperando a que se abrieran las puertas de la iglesia. Durante todo el día, las misas fueron sucesivas hasta las 7 de la noche. De acuerdo con el alcalde Mauricio Ramírez, solo este domingo visitaron el pueblo unas 10.000 personas. La sola cifra vista así podría no ser significativa. Pero si se tiene en cuenta que es un municipio de 5.000 personas, el asunto cambia.

Plena fe

Es un tema de devoción y de fe. “Yo tenía cáncer, le hice una promesa al Señor de la Salud, y me curé”, aseguró Olga Medellín, quien llegó desde Guaduas.
Tras ella venía José González, un pensionado de Colmotores, quien asegura que tuvo unas úlceras en los pies hace algunos años y el Señor de la Salud le hizo el milagro. Ahora lleva más de 10 años viajando desde Bogotá los 6 de agosto para agradecer.
Pero como es obvio, los principales devotos están en Chaguaní. Mery caminó cerca de dos horas desde la vereda Bramaderos para ir a una de las misas. “Solo vengo a agradecerle por todo lo que me ha dado”, dijo.
Cerca de ella estaba José Adán Barón, de 70 años, quien llegó con vestido de paño gris y corbata roja. “Vengo a rezar, aunque traigo poquitos pecados”, confesó el campesino, que de paso contó que tenía en la casa otro “vestido más elegante” y que aprovechaba la salida al pueblo para tomarse más tarde unas cervezas con algunos amigos.
De acuerdo con el párroco de la localidad, Marco Tulio Téllez, la mayoría de las personas vienen a cumplir promesas “por milagros” recibidos.
Monseñor Óscar Aníbal Salazar, obispo de la Diócesis de La Dorada-Guaduas, dijo que el santuario del Señor de la Salud de Chaguaní es una muestra clara de la fe que la gente tiene. “Aquí vienen personas de todo el país y son muchos los que aseguran que se han sanado”, dijo.
Leonardo Vergara, por ejemplo, aseguró que durante 10 años intentaron con su esposa, sin éxito, tener un hijo. “El año pasado vine y le hice la promesa y ahora esperamos mellizos”, contó.
Sobre la 1:30 de la tarde es muy difícil conseguir dónde almorzar, pues todo, hasta los improvisados toldos que se ubican en la plaza central, está lleno.
La última misa fue a las 7 de la noche y la iglesia estaba llena. A esa hora seguía saliendo gente del pueblo, unos con la tranquilidad de haber cumplido una promesa y otros con la fe de que su petición será escuchada.
Y Araminta tomó un carro para regresar a Cambao, abrazando el cristo, todavía protegido por el papel transparente. Iba tranquila y confiada en el Señor de la Salud, porque “él es el mejor médico que existe”.

Casualidad del destino

La imagen del Señor de la Salud parece como si ella misma hubiera decidido llegar a Chaguaní. No estaba destinada para ese municipio.
Esta historia se remonta a 1785, cuando desde España fueron enviadas a la Nueva Granada dos figuras: la de un Señor Crucificado que tenía como destino a la población de La Palma, Cundinamarca, y otra de Nuestra Señora de la Asunción, que debía llegar a Chaguaní.
Las dos figuras, como era apenas obvio, fueron enviadas en barco desde España, llegaron hasta Cartagena y desde allí continuaron por el río Magdalena hasta el puerto de Honda, Tolima.
Cuando las imágenes llegaron a esa población tolimense, en el desembarco se les enredó el destino y fueron cambiadas.
A lomo de mula, por el camino real, el cristo crucificado llegó a Chaguaní y la virgen pasó para La Palma.
Cuando las autoridades eclesiásticas y civiles de La Palma vieron que nos les había llegado el cristo que habían solicitado, decidieron iniciar un pleito ante la Corona española reclamando por el ‘cambiazo’.
El proceso, que en ese momento se creyó sería muy breve, terminó tardando siete años en los tribunales de Madrid, al cabo de los cuales las autoridades del reino español decidieron que cada figura se quedara en la localidad a donde había llegado.
“Es por eso que solamente cada siete años el Señor de la Salud es bajado del altar y se saca a una procesión por las calles”, contó el padre Marco Tulio Téllez.
De todas maneras, desde 1785, cuando llegó, no ha salido del pueblo.

Una tierra de caña, ganado y frutas

Chaguaní es una población ubicada en el occidente de Cundinamarca, y a ella se puede llegar por la ruta que va a Cambao o ingresando por Guaduas.
Es un poblado pequeño en la ladera de una montaña en cuyos alrededores abundan los cultivos de caña, el ganado y los árboles frutales.
El alcalde, Mauricio Enrique Ramírez, destacó los avances que se están logrando en su municipio. Contó que la biblioteca local está entre las mejores nueve pequeñas del país, según Mincultura.
Destacó las inversiones del Gobierno Nacional en varios sectores y dijo que solo faltan por pavimentar 5 kilómetros para tener la vía que va al pueblo totalmente asfaltada.

El gobernador fue a cumplir su promesa

El fin de semana pasado, la romería por Chaguaní fue amplia. Por el templo desfilaron campesinos de las diferentes veredas, penitentes de diversos municipios, fieles anónimos, personas enfermas y hasta algunos mandatarios.
Entre estos últimos estuvo el gobernador de Caldas, Guido Echeverri, quien el lunes festivo llegó hasta la iglesia del Señor de la Salud para cumplir una promesa.
Según el mandatario, él conoció al padre Marco Tulio Téllez cuando estaba en La Dorada, Caldas, quien le contó sobre los milagros que hacía el santo de Chaguaní.
En ese momento, la elección de Echeverri como gobernador había sido demandada porque supuestamente estaba inhabilitado. Él hizo una promesa. Y en mayo pasado, la Sala Plena del Consejo de Estado decidió dejar en firme su elección echando al piso la demanda de nulidad.
“Yo hice la promesa y funcionó. Me comprometí con el padre que si ganaba la demanda, vendría hasta Chaguaní a visitar al Señor de la Salud”, contó el gobernador.
Y en efecto, a bordo de un helicóptero, el lunes festivo Echeverri llegó a Chaguaní y estuvo en la misa pagando su promesa.
Entró a la iglesia acompañado de su señora, los dos nietos y la nuera.
JORGE ENRIQUE MELÉNDEZ P.
Enviado Especial de EL TIEMPO
Jorge Meléndez
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