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Medio Ambiente

Columna: Bosques secos, bosques invencibles

Bosque seco, uno de los ecosistemas más amenazados de Colombia.

Bosque seco, uno de los ecosistemas más amenazados de Colombia.

Foto:Felipe Villegas, expediciones IAvH

Debemos innovar para que la conservación y la restauración del bosque sea parte de los territorios.

El bosque seco tropical, reinante en los valles y laderas hace 500 años en los territorios de las actuales ciudades de Cali, Pereira, Santafe de Antioquia, Honda, Mariquita, Valledupar, Santa Marta, entre otras, ocupó en su momento cerca de 9 millones de hectáreas, un territorio equivalente a todo Antioquia.
De ese gran ecosistema nos queda alrededor de 800.000 hectáreas, es decir menos del 8 por ciento de lo que fue su cobertura original. Esta condición lo pone en la lamentable lista roja de ecosistemas de Colombia, una lista liderada por la Universidad Javeriana donde se listan, basados en rigurosa información científica, los ecosistemas más amenazados del país y que reflejan territorios en colapso ecológico, social y económico.
De esas cerca de 8,2 millones de hectáreas que hemos perdido por la expansión de la ganadería principalmente, pero donde cuentan las crecientes áreas de cultivos de cítricos, áreas de recreo, grandes hidroeléctricas y en menor escala la minería, el 65 por ciento son áreas que han perdido su capacidad productiva y van camino a convertirse en “nuevos desiertos” (áreas desertificadas). Quizás estemos presenciando la desaparición de uno de los ecosistemas más emblemáticos asociados a los paisajes culturales de gran parte de las ciudades históricas de Colombia.
Dada esta condición actual y su importancia tanto para el mantenimiento de una biodiversidad muy singular (especies de plantas y animales con adaptaciones únicas para resistir largos periodos de sequía) como para la protección de la fertilidad de los suelos y la regulación del agua, la comunidad científica del país se organizó alrededor de un único propósito: la generación de una agenda de investigación que promueva el conocimiento científico útil y pertinente para múltiples actores.
Esta agenda de investigación ha ido incidiendo en decisiones frente a la planificación territorial y sectorial, en la creación de nuevas áreas protegidas regionales y de la sociedad civil, en el manejo de paisajes productivos con remanentes bosque seco, en acciones de restauración de áreas degradadas claves para el funcionamiento ecológico de los territorios, y en la sensibilización de la sociedad civil frente a estos bosques que han permanecido invisibles para todos.
Estamos de cara a un escenario clave de cambio. El país, desde la sociedad y la institucionalidad, ha comenzado a ver los bosques secos, conscientes que estamos llevando al colapso social y ecológico a muchos territorios. Tenemos el caso de San Juan de Nepomuceno (Bolivar), un territorio marcado por la violencia de la guerra con las Farc en los Montes de María. Un territorio actualmente de paz, con importantes áreas de bosque seco que aún permanecen. La sociedad civil, el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP), la cooperación internacional, los sectores productivos, la academia e institutos de investigación, todos estamos unidos planificando las decisiones para poder transitar hacia una sostenibilidad en un paisaje productivo socialmente incluyente.
El futuro del bosque seco está en su mayoría por fuera de las áreas protegidas (menos del 5 por ciento de los bosques actuales están representados en el SINAP). Debemos innovar para que la conservación y la restauración del bosque seco en el país sea parte de los territorios con gente, donde la agricultura, la ganadería, las plantaciones forestales, los condominios de recreo, incluso la minería, sean parte de paisajes ecológicamente funcionales, que aseguren desde su vitalidad, los beneficios sociales de un territorio sano.
HERNANDO GARCÍA
Subdirector de Investigaciones del Instituto Humbolt
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