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Vida

Estudiantes universitarias se alimentan deficientemente, según estudio

Estudiantes universitarias se alimentan deficientemente, según estudio

Estudiantes universitarias se alimentan deficientemente, según estudio

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PRESENTADO POR

Universidad del Rosario

Esta fue la conclusión a la que se llegó luego del análisis de los datos registrados.

Tatiana Pikieris
Durante 28 días se evalúo la ingesta de energía de una muestra de 43 estudiantes universitarias, encontrándose que 42 no cumplían con la mínima recomendación para Colombia y que nueve presentaban consumos extremadamente bajo.
Estos hallazgos fueron el resultado de una investigación realizada por varios grupos de investigación, entre ellos el de Matemáticas Aplicadas y Computación (MACC) de la Universidad del Rosario, cuyo objetivo primario era perfeccionar los procedimientos estadísticos de estimación que se usan en el campo de la nutrición.
Pedro Monterrey G, matemático, especialista en Estadística, Doctor en Matemáticas y docente del Programa de Matemáticas Aplicadas y Ciencias de la Computación, explicó que para la ingesta de los diferentes nutrientes y de la energía, existen estándares de referencia que establecen los valores que se deben ingerir diariamente para asegurar niveles adecuados de salud.
En el caso de la energía –continuó– durante mucho tiempo en Colombia se estableció que una ingesta diaria de 2.250 kilocalorías era lo recomendable para el grupo poblacional de las jóvenes universitarias y en el estudio, en el que se evaluaron 43 mujeres, una sola de ellas (2,3 por ciento) tenía una ingesta superior, es decir, que prácticamente todas no cumplían con la recomendación para Colombia.
“Una situación así es grave si se mantiene en el tiempo, pero nos percatamos que era más crítica aún, pues en algunos casos los valores de ingesta diaria observados se correspondían más con los valores que reportan personas con trastornos nutricionales como la anorexia nerviosa”.
“Para resaltar la magnitud del problema detectado, se puede recurrir a la historia y recordar el drama de quienes estuvieron prisioneros en los campos de concentración nazi, donde un prisionero recibía diariamente 1.302 kilocalorías aproximadamente y las imágenes que hemos visto, reflejo de la desnutrición que sufrían, hablan por sí mismas de lo insuficiente de estos valores de ingesta”, enfatiza.
Por supuesto, estas personas en los campos de concentración eran obligadas a trabajar intensamente y tenían gastos energéticos diarios muy superiores a las estudiantes universitarias, que tienen una vida más sedentaria, pero aun así, resulta aterrador que nueve de las estudiantes evaluadas en el estudio (20,9 por ciento) reportaran una ingesta calórica diaria promedio por debajo de estas 1.302 kilocalorías, y que muchas otras, aunque reportaban valores ligeramente superiores, estos siempre eran insuficientes frente a lo recomendado para mantener un correcto estado de salud.
En este punto, es interesante resaltar que son múltiples los investigadores en el mundo que han abordado el tema de la alimentación de quienes estudian en las universidades y que los valores de ingesta de energía reportados entre universitarias de diferentes países concuerdan con los encontrados en el presente estudio.
En otras palabras, partiendo de la semejanza de los ambientes universitarios en diferentes países, se podría pensar que las causas del problema también pudieran ser similares. En la revisión literaria hecha, se reportó, por ejemplo, la presencia de patrones de alimentación poco variados entre universitarios, con predominio del consumo de comidas rápidas.
Lo cierto es que, según dichos estudios, los patrones de alimentación no son consecuencia de falta de información, ya que se presenta incluso en estudiantes del área de la salud, que se presume conocen el tema y las consecuencias de una mala alimentación.
Más bien todo indica que son producto de los contextos en los que se mueven los estudiantes y donde la alimentación tiene lugar, lo que en términos prácticos hace referencia a los retos que impone el horario académico e incluso la disponibilidad de alimentos en los entornos universitarios.
Algo que llamó la atención del profesor Monterrey en el caso colombiano y particularmente en su propio entorno, es que muchas veces sus estudiantes llegan a clases programadas luego de un bloque en la mañana, sin que hayan tenido suficiente tiempo para el almuerzo. Esto sin ahondar en otras variables como las posibilidades económicas necesarias para costear una alimentación sana y balanceada, las características culturales y otras que determinan la alimentación. Una anécdota que tiene relación con los hallazgos de diferentes estudios sobre la nutrición de estudiantes universitarios.

¿Por qué una muestra de 43 estudiantes?

En términos estadísticos una muestra de 43 personas pudiera parecer pequeña, pero tamaños de estudios de ese orden es lo usual en este tipo de estudios. Constituye un gran esfuerzo de muestreo, pues a cada persona se le registró su consumo de alimentos durante 28 días consecutivos, lo cual es complicado de realizar, sobre todo asegurando la calidad de la información recolectada.
Para el registro del consumo diario, cada participante en el estudio diligenció un reporte en el que registraba los alimentos consumidos y sus cantidades, información controlada por dos estudiantes de nutrición que hicieron su tesis con los resultados del estudio.
“En el caso de la investigación, esperamos que los resultados sean válidos para otros grupos de universitarias que compartan las mismas características socioeconómicas y que estén sometidas a los mismos regímenes que implica el ambiente universitario”, dice Monterrey.
Otro punto a tener en cuenta es que hay un estándar de evaluación dietética que se basa en la determinación de cuántos días se le debe hacer seguimiento al consumo de alimentos de las personas para evaluar con precisión su ingesta de energía o de los diferentes nutrientes, para lo cual se necesita información poblacional.
Dicha información hace referencia a las características estadísticas de la variabilidad de las ingestas de los diferentes grupos poblacionales, es decir, se necesita información acerca de cómo varían las ingestas de las mujeres estrato alto o bajo, de los hombres con mucha o poca actividad física, etcétera. Uno de los objetivos del estudio realizado era obtener esa información para las estudiantes universitarias.
En cuanto a que fueran mujeres y universitarias, se escogió este grupo poblacional para comenzar una serie de estudios con el fin de obtener información de los diferentes grupos poblacionales, y porque ellas son más meticulosas a la hora de reportar o registrar la información sobre el consumo de alimentos; los investigadores aspiran a reproducir posteriormente esta investigación en otros grupos poblacionales.
El detalle de los hallazgos de esta investigación puede ser ampliado en el siguiente link: http://www.urosario.edu.co/UCD/Estudiantes-universitarias-se-alimentan-deficiente/
UNIVERSIDAD DEL ROSARIO
Tatiana Pikieris
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