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Educación

El hábito del logro: un método para alcanzar los sueños postergados

Hay que sintonizarse con las necesidades de los otros. Entender cuáles son los problemas que afectan a las personas y sobre los cuales se puede aportar.

Hay que sintonizarse con las necesidades de los otros. Entender cuáles son los problemas que afectan a las personas y sobre los cuales se puede aportar.

Foto:123RF

Un profesor creó una metodología que ayuda a reconocer objetivos personales y a hacerlos realidad.

Juan Carlos Rojas
Para aprobar el curso que Bernard Roth dicta en la Universidad de Stanford no es necesario tener buenas calificaciones, sino hacer algo que realmente se quiera hacer y nunca se haya hecho, o resolver un problema pendiente en la vida. Eso abarca desde montar un ‘stand up comedy’ hasta escribir un libro; desde tener una conversación postergada con un familiar hasta adelgazar más de 60 kilos; desde tirarse en paracaídas hasta aprender un nuevo idioma; desde encontrar pareja hasta dar la vuelta al mundo en yate.
Las opciones son interminables, como lo es también la lista de espera de alumnos que quieren aprender el método de Roth.
Bernard no es psicólogo, terapeuta ni ‘coach’. Es profesor de Ingeniería, pionero internacional en robótica y experto en cinemática, rama de la física que estudia el movimiento de los objetos sólidos. Desde hace más de 30 años lidera talleres de creatividad y es cofundador del Hasso Plattner Institute of Design, más conocido como d.school, en Stanford. Ahí enseña lo que llama ‘the achievement habit’ (el hábito del logro). “Dejar de soñar, comenzar a hacer y tomar el control de su vida”. Esa es su consigna.
Roth basa su curso en el ‘design thinking’, un concepto que se conoce en Silicon Valley desde fines de los años 60. Se trata de un plan de cinco pasos, esquematizado por David Kelley, cofundador de la empresa de diseño Ideo. Se usa para lograr distintos objetivos, como, por ejemplo, hacer más eficiente el gasto energético en una compañía o crear una nueva aplicación para teléfonos inteligentes.
Roth decidió volcar este esquema –en principio empresarial– a la vida cotidiana de las personas para ayudarles a diseñar una mejor versión de sí mismas. Roth aplica principios del ‘design thinking’ sobre los deseos postergados, las insatisfacciones arrastradas por años y, sobre todo, aquello que hacemos a diario sin ser completamente honestos con nosotros, con nuestros anhelos más profundos.
“Cuando llegué a Stanford, en 1962, la gente hablaba sobre emprender, ser sus propios jefes, crear empresas, pero nunca hacía nada de eso. Pensé que hablar no era suficiente, que la mejor manera de aprender es haciendo. Y me propuse enseñar eso”, afirma Roth.

Ensayo y error

‘Hacerse cargo’ es un concepto muy importante para Roth, quien invita a actuar y decidir sin demasiada planificación. “Si tienes que decidir qué hacer en 25 segundos, lo que escojas siempre será lo correcto”, señala. Pero eso cuesta, porque los seres humanos tenemos miedo a equivocarnos. Esto, que nos paraliza, es un error: si a medio andar se descubre que el camino no era correcto, dice, hay que valorar el aprendizaje que surja de esa experiencia y seguir, aplicando el método científico de ensayo y error.
“Llegas más rápido a tu meta si avanzas en vez de ponerte a pensar sobre ella. Siempre hay una parte de la realidad que no puedes controlar. Fracasar es parte del juego, y cuando no es por negligencia está bien. Entendemos el fracaso como una oportunidad”, acota.
Pero este ‘hacer’ no debe confundirse con conceptos como ‘tratar’ o ‘intentar’.
“Son dos estadios diferentes del ser; cuando haces tienes éxito, como sea. En cambio, cuando intentas pones el foco en los obstáculos. Tratar significa que lo que buscas puede suceder o no; hacer, en cambio, es un compromiso total. El ‘no pude’ nunca es verdad. La verdad es que no pusiste suficiente de tu parte”, dice.

Siempre hay una parte de la realidad que no puedes controlar. Fracasar es parte del juego, y cuando no es por negligencia está bien

Las preguntas correctas

Roth enfatiza en la importancia de no refugiarse en supuestas ‘razones’ para no lograr la meta: “No son más que excusas adornadas para justificar que no somos completamente responsables de nuestras acciones”, relata. El que es impuntual –señala– debería ser sincero consigo mismo antes de seguir echándoles la culpa a factores externos, y cuestionarse por qué no llega a la hora. Esto lleva a uno de los puntos centrales en el método de Roth: hacerse las preguntas correctas. A esto, sostiene, vale la pena dedicarle tiempo porque cuando las personas intentan solucionar un asunto sin llegar a puerto, lo más probable es que estén enfocadas en el dilema equivocado.
Dar con la pregunta idónea no es fácil porque implica tener el coraje de ser ciento por ciento sincero con uno mismo, así como la capacidad de replantearse, de ‘reenmarcar’ desafíos y metas. “Todos nos mentimos porque a veces es duro enfrentar la realidad. Pero una vez tienes la pregunta correcta te das cuenta de cuál es la respuesta adecuada. El problema prácticamente se resuelve a sí mismo. Es casi milagroso”, asegura.
Roth propone un mecanismo que llama “subir al próximo nivel”. Si, por ejemplo, plantea que su objetivo es encontrar una pareja, al preguntarse qué pretende con esto puede descubrir que lo que en realidad quiere es sentir menos soledad. Las respuestas para esta nueva pregunta (¿qué puedo hacer para sentirme menos solo?) son muchas.
“Algunos han comentado que sienten que este método no resuelve el problema, sino que lo reemplaza con otro que sí se puede resolver. De lo que no se dan cuenta es de que a veces saber soltar un problema es la mejor solución, en especial cuando te enfocas en el problema equivocado”, dice.
Para Roth, lo importante es dejar de lado el “pensamiento automático”, que trabaja sobre conceptos predecibles y se conforma con los primeros caminos que se vislumbran, para abrirse a miles de posibilidades nuevas.
Los alumnos las anotan en pósits, servilletas, cuadernos o tableros, para posteriormente probar un camino, luego otro y otro, hasta conocerse mejor a sí mismos y reconocer la senda que los llevará al logro de sus objetivos. En suma, a que lo que se haga sea lo que realmente se quiere.

Los 5 conceptos clave del ‘Design thinking’

Sintonizarse con las necesidades de los otros. Entender cuáles son los problemas que afectan a las personas y sobre los cuales se puede hacer un aporte.
1. Empatizar
Sintonizarse con las necesidades de los otros. Entender cuáles son los problemas que afectan a las personas y sobre los cuales se puede aportar.
2. Definir el problema
Acotar, dentro de este universo de problemas, un asunto específico que se quiera abordar. Para esto es vital trabajar sobre una pregunta, no sobre una afirmación. Hay que entender qué es lo que realmente se quiere lograr.
3. Idear
Pensar en las respuestas posibles para esa pregunta, sin enjuiciarlas ni detenerse en la primera que surja. Se recomienda hacer un registro visual de las ideas, anotándolas en pósits o cuadernos. Esto tiene su explicación en la neurociencia: tener todas las opciones a la vista ayuda al cerebro a pensar mejor.
4. Prototipar
Llevar las ideas a formatos concretos, diseñar los planes para ejecutar las ideas. Aterrizar las respuestas del paso tres a la vida real.
5. Testear y evaluar el ‘feedback’
Probar las ideas. Esto permite saber cuál es la mejor respuesta al problema inicial. Si la primera resulta, se pierde la posibilidad de saber si otra funciona mejor. Aprender de lo que no resulte y volver a los puntos anteriores cuantas veces sea necesario.
SOFÍA BEUCHAT
EL MERCURIO (Chile) - GDA
Juan Carlos Rojas
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