¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Educación

Entre el Barcelona y el Real Madrid

El diccionario ha incluido palabras que, por costumbre, se añadieron al lenguaje.

El diccionario ha incluido palabras que, por costumbre, se añadieron al lenguaje.

Foto:123rf.com

ANÁLISIS UNISABANA

Logo de la Universidad de La Sabana

Cerrar las opciones con palabras es una manera de impedir que la gente escoja libremente

En un congreso en Guatemala, un asistente joven universitario me preguntó si era seguidor del Barcelona o del Real Madrid. De entrada, le aclaré que mi nacionalidad era colombiana, en caso de que hubiese confundido mi acento; que el fútbol me parecía nada más que una agradable distracción, pero que debido al ámbito donde crecí mis favoritismos apuntaban a los equipos de mi país, y sobre todo de mi ciudad (Fortaleza, Academia, Tigres, etc.); que España estaba muy distante geográficamente de Colombia; que ni me va ni me viene si los clubes Barcelona o Real Madrid llegan a convertirse en campeones intergalácticos o descienden a la nonagésima novena división de su liga y quedan sepultados allí.
Una situación muy parecida me sucede con los campeonatos de Burkina Faso, el Congo o Bután: me divierto (si puedo), pero nada más. No obstante, entiendo que es legítimo el derecho de muchas personas a defender su obsesión por esa industria, y a seguir cada día acumulando miles de millones de euros en las manos de los empresarios del fútbol, aunque los seguidores jamás reciban ni un ínfimo porcentaje.
Con experiencias como esta, la del estudiante guatelmalteco, resurge el optimismo de cuánto falta para que muchos jóvenes aprendan a cuestionar el mundo, a entender que las alternativas para apreciar y caminar por la existencia no son blanco o negro (Barcelona o Real). Sin embargo, ellos pueden cerrar sus miradas y anquilosarse en ese proceso si aprecian esta realidad por el mismo telescopio que sueldan las ideologías, si no logran advertir a tiempo los matices de las ideas o las infinitas oportunidades para sus vidas.
Las posturas radicales dividen; la disposición sensata al cambio, por su parte, concilia. En esta defensa del idioma, en la práctica, intentamos defender las ideas sinceras de cada quien y su facultad para promulgarlas. Una coma faltante o una tilde equivocada son menos trágicas que unas ideas cerradas, impuestas o distorsionadas. La solución: pensar por uno mismo.
Durante el siglo XX en Colombia, la “libertad” de elegir estaba señalada en rojo y azul, y a quien no le gustara mucho la oferta podía escoger entre azul y rojo, para “variar”. Por 16 años de esa centuria, se eligió entre rojo y rojo, o entre azul y azul. En ese estancamiento político, la tristeza mayor consiste hoy en que la gente daba por sentado que estaba eligiendo. Caso similar al del novio tacaño o con bajísimo presupuesto que invita a su amada a una cafetería y le pregunta si quiere café o agua aromática (o café o café), cuando en el fondo quizás ella desea un jugo natural, un chocolate, un té…
En efecto, cuando la oferta ante el mundo es solo de blanco o negro, casi todos los habitantes resultan amaestrados y trotan por la vida como un caballo encarrilado por sus anteojeras, piezas que a veces también se aseguran en los burros. Así se engendra el fanatismo, en la imposibilidad para descubrir perspectivas y tomar decisiones diferentes y más convenientes. De esa manera, los fanáticos aumentan sus tumores con creencias reiteradas, con un mismo discurso, casi siempre de materia ya muerta; claro, como algunos tumores.
Por eso es que el intento de extracción de esos cuerpos muertos es tan dramático, y obliga a estos pacientes a reaccionar con violencia; no importa que sea tejido duro, a veces cancerígeno, inoficioso y abundante: de esa petrificación se han agarrado los fanáticos para subsistir, quizás solo para respirar.
Buscan seguridad porque son inseguros; se sienten fuertes porque van en gavilla (nada tan cobarde como un fanático aislado). La seguridad, en la práctica, no existe para ellos si jamás han considerado puntos de vista diferentes. Quizás sea la seguridad más insegura. Ni siquiera ha pasado por sus mentes la posibilidad de cuestionarse. Les aterra solo suponer que pudiera existir un camino distinto al suyo.
Jamás demuestran interés por las críticas, por las posturas diferentes. Su ceguera conceptual se nutre apenas del espacio oscuro que han creado para sí mismos, donde habitan y comparten con sus colegas, los otros ciegos.
Estos sujetos radicales han causado en el mundo desde muertes aisladas hasta masacres inolvidables, incluidos los suicidios masivos, que en últimas son masacres inducidas. Para el fanático, su propia postura ante el mundo no es rebatible ni debatible. Si aparece un cuestionador, este será una amenaza para él y los suyos.
Por eso, un pueblo afronta un creciente y patente riesgo cuando le falta educación o cuando recibe un amaestramiento que la usurpa. La esencia de la educación es la libertad, también y sobre todo, de pensamiento.
Con vuestro permiso.
JAIRO VALDERRAMA V.
UNIVERSIDAD DE LA SABANA
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO