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Habla el padre que golpeó al hombre que acosaba a su hija por WhatsApp

Walter Rodríguez se hizo pasar por su hija a través de WhatsApp para establecer contacto con su acosador y lograr un encuentro.

Walter Rodríguez se hizo pasar por su hija a través de WhatsApp para establecer contacto con su acosador y lograr un encuentro.

Foto:Walter Rodríguez

Walter Rodríguez se hizo pasar por su hija para enfrentar al acosador que la asediaba.

Diana Rincón
¿Cómo reaccionaría si descubre que al teléfono de su hija o hijo llega un mensaje de un hombre con comentarios de doble sentido e imágenes con contenido sexual?
¿Pensaría en la posibilidad de seguir la conversación para atrapar al acosador?
Walter Rodríguez no dudó en optar por esta alternativa cuando el 9 de febrero pasado descubrió que su hija de 11 años estaba siendo asediada por un hombre a través del servicio de mensajería de WhatsApp, en Buenos Aires (Argentina).
La menor recibió fotos de las partes íntimas del hombre, identificado como Germán Acosta, y mensajes intimidatorios en los que le pedía imágenes en ropa interior. Rodríguez decidió seguir la conversación, arregló una cita con el acosador y en el encuentro le dio una golpiza. Luego publicó las fotografías del hombre ensangrentado en redes sociales.
“Ver todas esas imágenes y mensajes a una niña de 11 años fue algo de no creer. Traté de tomarlo con calma, pero estaba muy nervioso y quería ir a matarlo. Por suerte pude tener ese encuentro desagradable y darle una lección, como cualquier papá lo hubiera hecho”, cuenta, en charla con EL TIEMPO.
De acuerdo con Rodríguez, el acosador escogió un número al azar para dar con la menor. “Dio la casualidad que ella estaba en línea y le contestó”, cuenta. Tras recibir los mensajes, la niña les avisa inmediatamente a sus padres, quienes deciden mantener una conversación con el hostigador. “Duramos chateando desde las 2 p. m. hasta la 1 a. m. y al otro día se dio el encuentro”, afirma.
Rodríguez decidió tomar medidas por su propia cuenta porque asegura no creer en la justicia. “Fue un momento de calentura y la mayoría hubiera reaccionado igual que yo. Esto me pasó a mí, pero le puede pasar a cualquiera, a veces uno tiene que hacer justicia propia porque no se puede creer en las autoridades. Hice lo que cualquier padre hubiera hecho. Mucha gente me ha apoyado y sin duda lo volvería a hacer”, señala.
El padre de la menor fue acusado por lesiones personales, mientras que el hostigador debe responder por el delito de grooming, como es conocido el fenómeno de acercarse a menores de edad a través de redes sociales o medios digitales para cometer un abuso sexual. Luego de la golpiza, Acosta fue dejado en libertad por falta de pruebas; sin embargo, tras la investigación de las autoridades y los aportes de Rodríguez se emitió una orden de captura en su contra.
“No lo pudieron detener en ese momento porque los policías necesitaban el material de los mensajes, yo tenía las capturas con las fotos y sabían que era él, pero tenían que investigar todo legalmente. Me moví con Fiscalía, tribunales y Policía, le hicieron un allanamiento y todo coincide con lo que tengo”, cuenta Rodríguez.
En Argentina, la ley contempla que quienes cometan este tipo de actos se verán expuestos a penas de entre 6 meses y 4 años de cárcel. Las autoridades aún continúan en la búsqueda del agresor, mientras que Rodríguez denuncia que el hombre creó otro perfil de Facebook desde donde continúa hostigando a mujeres y niños.
Este caso ha planteado el debate de cómo deben actuar los padres ante situaciones en las que sus hijos sean víctimas de ciberacoso y si realmente es justificable tomar justicia por cuenta propia.
De acuerdo con Viviana Quintero, coordinadora de TIC e infancia de Red Papaz, este tipo de reacciones no pasan por la racionalización, por lo cual no es aconsejable continuar con la conversación.
“Los papás se llenan de ira porque hay alguien que podría hacer un daño potencial a sus hijos, pero al reaccionar así la persona no solo podría verse involucrada en un delito que lo pone en riesgo, sino que además puede que el acosador se dé cuenta y corte el contacto por completo”, señala.
“Hay que entender que los atacantes no solo contactan a un niño, sino a varios. Al entablar una conversación se puede romper el vínculo porque ellos son muy astutos, cierran el perfil, bloquean la cuenta y desaparecen. No podemos volver a tener información de esa persona que nos lleve a ubicarla físicamente”, dice.

¿Qué hacer ante este tipo de situaciones?

Viviana Quintero, coordinadora de TIC e infancia de Red Papaz, señala que la recomendación es nunca responder a los mensajes y tomar por completo el control de las cuentas de los menores cambiando las contraseñas. “Lo más importante es reportar inmediatamente a las autoridades y guardar todas las pruebas, porque dentro del intercambio a veces se han compartido contenidos que pueden ser vergonzosos y las personas suelen borrarlos”, afirma.
Sebastián Stranieri, CEO de la empresa de ciberseguridad VU, añade que “no hay que filtrar ni bloquear a la otra persona para que no se dé cuenta de que la familia tomó conciencia de la situación”. Y agrega que se debe concientizar a los menores sobre el peligro de la red y mantener un diálogo abierto con los adultos. “Hay que enseñarles a que no intercambien información ni acepten solicitudes de amistad con desconocidos y educarlos a no difundir información privada ni datos personales como dirección, teléfono, nombres y edades de los familiares, horarios de la familia, entre otros”, afirma.
Utilizar programas de control parental e instalar software de seguridad para proteger los dispositivos de posibles códigos maliciosos son otras de las recomendaciones para seguir.
En Colombia, los ciudadanos pueden denunciar a través del Centro Cibernético Policial o en la línea de denuncias www.teprotejo.org. Quintero destaca que en el país existen autoridades especializadas para investigar casos relacionados con la infancia y el abuso en espacios digitales.
“Colombia cuenta con un centro cibernético que ofrece apoyo 24/7. Te protejo, por ejemplo, es una línea de denuncia a través de la cual no solo se procesan los reportes, sino que además se hace seguimiento a las autoridades para garantizar que con esos reportes sucedan y se hagan los procesos de judicialización”, dice.
ANA MARÍA VELÁSQUEZ DURÁN  
TECNOLOGÍA
durana@eltiempo.com 
Diana Rincón
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