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Meluk le cuenta… (Deprimido)

La victoria no tapa otra vez el sufrimiento del mal juego y la falta de genio y talento.

Gabriel Meluk
Y uno dice cosas como para enfatizar sentidos y significados, para acentuar posturas, para subrayar ideas.... Y uno dice, por ejemplo, que la primera tarea de la Selección Colombia contra Bolivia, este jueves en Barranquilla, era ganar así fuera medio a cero para mantener las cuentas en la eliminatoria del Mundial. Y la realidad es tan absoluta que materializa la exageración en la cancha: Colombia en ese penalti in extremis que pateó James al minuto 38 del segundo tiempo y que le tapó el arquero y que en el rebote la metió para apagar el incendio, para ese medio a cero...
¿Hubo penalti? Creo que sí, pero un simple tinterillo puede ganar ese careo. Los bolivianos se fueron rápido y furiosos dando alaridos.
El gesto de James al hacer el medio gol resume el mal partido de Colombia, tan gris como el cielo barranquillero, como hace rato le viene pasando al equipo. Le falta juego, le falta fútbol, le falta talento, le falta funcionamiento de equipo, le falta ideas, le falta gol.
El que Bolivia hubiera jugado con la táctica ‘11-0’, todos detrás de la línea de la pelota y únicamente preocupados por los espacios cerrados y las marcas, no excusa a Colombia. Ese era su desafío. Su reto.
No deja de ser un contrasentido, pues el plan táctico y la alineación dispuesta era superofensiva y con énfasis en el juego de ataque por las bandas, por dos motivos: el primero, para abrir la cancha y estirar la numerosa defensa boliviana (‘Coquito’ básico del fútbol) y, segunda, para dar alternativa ofensiva a los creadores que desde hace rato no han estado lúcidos ni determinantes.
James Rodríguez, volante colombiano.

Análisis de la victoria de Colombia frente a Bolivia.

Foto:Unidad de video CEET

Reproducir Video
Y por las bandas pintaba bien el comienzo del juego con un Armero generando tres llegadas y con Muriel cambiando de velocidad y asustando. Pero fueron 15 fugaces minutos. El equipo entonces pecó por lento, por su paciencia extrema que lo llevó a quedarse quieto en el campo, a ser estático, a no fabricar espacios ni líneas de pase y a meterse en el embudo del centro, donde estaba el trancón, el más alto tráfico defensivo. Deprimidos quedamos.
Y el segundo tiempo iba igual, con Pékerman metiendo jugadores de ataque y el equipo ahí, atascado. A pesar de eso, hubo un doble remate sensacional que paró el portero Lampe, un cabezazo en el horizontal y un remate cerquita de Macnelly.
Hasta el medio a cero de James en ese penalti milagroso mal pateado y atajado y que de vainas terminó adentro tras el rebote para los tres puntos vitales y necesarios.
Pero la victoria no tapa otra vez el sufrimiento del mal juego y la falta de genio y talento. Hay un trancón de fútbol con su natural deprimido...
Meluk le cuenta…
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
En Twitter: @MelukLeCuenta
Gabriel Meluk
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