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Quiebre de confianza

Las informaciones confidenciales que Trump reveló a los diplomáticos rusos han desato una tormenta.

Editorial .
No es claro si es torpeza o ingenuidad, o una deliberada acción para provocar a sus críticos, o si, como explicó, fue un gesto para involucrar más a Rusia en la lucha contra el grupo Estado Islámico (EI). Lo cierto es que las informaciones confidenciales que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, les reveló al canciller ruso, Sergei Lavrov, y al embajador en Washington, Sergei Kislyac, sacuden los cimientos de la Casa Blanca.
pasada en el Despacho Oval, Trump les habría confiado a los dos funcionarios –según The Washington Post– la información altísimamente confidencial de que el EI estaría planeando atentados en vuelos a través de computadores portátiles a bordo. Más aún, reveló la ciudad en la que se estaría desarrollando dicho plan. La tormenta se completó con el hecho de que el país aliado que suministró dichos datos (supuestamente Israel, según The New York Times) no habría dado permiso para compartir tan sensible asunto. Así se explica la reciente decisión de EE. UU. de prohibir laptops en el equipaje de mano en vuelos procedentes de Oriente Próximo y la posible ampliación de la medida a otros países.
En esencia, no hay delito de Trump, pues está facultado para compartir información. El problema viene por el momento y por el impacto negativo que estas revelaciones tendrán en las relaciones con sus aliados, y dentro de su comunidad de inteligencia.
La reunión de Trump y los rusos se dio justo un día después de que despidió al director del FBI, James Comey, que investigaba la trama de la supuesta coordinación de los rusos con la campaña presidencial de Trump para perjudicar la aspiración de Hillary Clinton. Rusia es el tradicional rival de EE. UU., e importantes sectores de la sociedad –incluso de su partido, el republicano– ven con sumo recelo tal acercamiento.
La pregunta que se deben estar haciendo los amigos de EE. UU. es si en adelante valdrá la pena compartir informaciones sensibles después de semejante quiebre de confianza. La sensación es que Trump está poniendo en riesgo la seguridad nacional de su país. Y los estadounidenses saben que con eso no se juega.
EDITORIAL
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Editorial .
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