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Menores explotados

Diariamente, el ICBF registra más de 26 casos de abuso sexual de menores.

Editorial .
Colombia sigue ocupando los primeros deshonrosos lugares en varios de los delitos que se cometen en el mundo. Pero el peor, indudablemente, es el que atenta contra los derechos de las niñas, niños y adolescentes. Por eso, la iniciativa que propuso el lunes pasado el procurador Fernando Carrillo, de realizar una audiencia pública sobre explotación sexual y trata de personas en Cartagena, es un paso fundamental para enfrentar esta barbarie. Las cifras son contundentes: diariamente, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar registra más de 26 casos de abuso sexual de menores.
A esto se suma el llamado de la Policía de Protección a la Infancia y la Adolescencia, que denuncia otra triste realidad: Colombia se convirtió en ‘exportador’ de imágenes de pornografía con explotación sexual de menores, con el agravante de que el Plan Nacional de Acción para erradicar este delito caducó en el 2012, y hoy no hay cómo atenderlo. Por eso urge una política pública que les dé herramientas a las instituciones, así como la acción decidida de funcionarios comprometidos que articulen a todas las entidades y apliquen con rigor las más de diez leyes que protegen a niños y niñas.
Hoy, el ‘mercado de virginidades’ de niñas entre los 9 y los 13 años es uno de los más buscados en el mundo, articulado por una poderosa mafia encabezada por el llamado ‘clan del Golfo’, que vende los cuerpos y la dignidad de los y las menores de edad. Un miserable delito, sin duda.
En buena hora, el procurador Carrillo lideró la firma del pacto para erradicar la explotación sexual de menores; se sumaron la directora del ICBF, el gobernador de Bolívar y el alcalde de Cartagena, pero es un mecanismo que debe implementarse en todas las ciudades, porque en Pereira, Medellín, Cali y Bogotá también se negocia con ellos. Que la vergüenza expresada por la Fiscalía en la audiencia pública ante lo que no se ha hecho en este terreno sea la misma vergüenza que sienta toda la sociedad por no tomar acción. Por ellos y ellas debemos aplicar el valioso lema ‘No es hora de callar’.
editorial@eltiempo.com
Editorial .
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