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Hora de entrar en razón

El cese de actividades ha afectado los planes de viaje de casi 350.000 personas.

Editorial .
Los días pasan y la huelga de pilotos afiliados a Acdac está a punto de completar su tercera semana de duración. El cese de actividades, que hasta el momento se traduce en la cancelación de más de 3.500 vuelos, ha afectado los planes de viaje de casi 350.000 personas, con daños incalculables sobre el turismo y el clima de los negocios.
Por tal razón, hay que reiterar el llamado para que las partes en conflicto lleguen pronto a una solución. El pronunciamiento del Tribunal Superior de Bogotá, que el viernes conceptuó que el paro es ilegal, se junta a la conformación gradual del tribunal de arbitramento que debería zanjar las diferencias entre las partes y cuyas deliberaciones empezarían pronto.
En el entretanto, son indispensables muestras de buena voluntad. Para comenzar, los pilotos que suspendieron sus labores deberían escuchar el llamado que les hizo la empresa para ponerle fin a un movimiento que ya es el segundo más largo en la historia de las aerolíneas. Al mismo tiempo, sería incomprensible que Acdac se niegue a participar en la designación de los árbitros, sobre todo cuando les quedan pocos ases bajo la manga.
Aunque el veredicto de la justicia facultaría a la compañía a cancelar unilateralmente los contratos de trabajo, lo ideal es llegar a un entendimiento que permita cerrar las heridas abiertas en esta ocasión. Las tripulaciones extranjeras, debidamente autorizadas por la Aeronáutica Civil, comenzaron ya a prestar sus servicios, pero sería mejor para todos si las cosas vuelven a la normalidad más temprano que tarde.
En consecuencia, Acdac necesita abandonar una actitud que no le conviene a nadie y aceptar lo evidente: que ni los tribunales ni las normas –ni mucho menos el público– les da la razón. Suficiente polarización hay en el país para que las vías de hecho sigan presentes, en desmedro del bienestar de los pasajeros y la salud de la economía.
Una cosa es defender los intereses de los agremiados a un sindicato y otra, atrincherarse en posturas extremas. Es hora de que los huelguistas entren en razón con el fin de que todo vuelva a ser como era en el ramo del transporte aéreo.
editorial@eltiempo.com
Editorial .
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