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Apoyo a la carnetización

Proyecto de ley pretende incluir sanciones a conductas violentas en los estadios y alrededores.

Editorial .
Sería impresentable que la presión soterrada de quienes quieren seguir utilizando el fútbol para levantar emporios de crimen organizado lograra detener la iniciativa –la cual es también obligación legal– de carnetizar a los hinchas.
Este es un paso fundamental en la tarea de devolverles los estadios a quienes asisten sin más fin que disfrutar de un espectáculo deportivo. Hoy es claro que, independiente de lo positivo que puedan tener, en las barras que ocupan las tribunas populares han germinado organizaciones delictivas dedicadas a la extorsión y al microtráfico, entre otros delitos. Es necesario que la justicia actúe para neutralizarlas. Importante también es, como ya se ha dicho, que cesen las posturas ambiguas de algunos directivos frente a dichos grupos.
Como lo informó ayer este diario, el proceso de registro avanza, pero no le faltan barreras. Desde la resistencia de barras que se niegan a promover el trámite entre sus miembros, apostándole así de manera mezquina al fracaso de este ejercicio, hasta los que tienen que ver más con aspectos técnicos y logísticos.
Sobre lo segundo hay todavía muchos interrogantes. No es claro qué pasará con quienes solo asisten al estadio una o dos veces al año, pues siguen a un equipo que no es de la ciudad en la que viven, o cuál será alternativa para, por ejemplo, turistas que quieran conocer de primera mano la cultura futbolera en Colombia. Sobre lo primero, hay que enviar un fuerte mensaje de apoyo a la iniciativa, que incluye dejarles claro a sus opositores que persistir en la resistencia es a estas alturas lo mismo que ubicarse, ahora sí con total claridad, en el margen del Código Penal.
En conclusión: cualquier esfuerzo para alejar al crimen organizado de la gran pasión de los colombianos debe apoyarse. Es el caso del proyecto de ley que sanciona el amaño de partidos y también pretende incluir sanciones a conductas violentas cada vez más frecuentes en los estadios y alrededores. Eso sí, el respaldo se otorga en el entendido de que la doble moral que persiste frente al fenómeno es el primer obstáculo por superar.
editorial@eltiempo.com
Editorial .
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