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Miles de libros para la ‘Nacho’

La donación que ha hecho José Félix Patiño a la U. Nacional es un acto de generosidad sin límites.

Es evidente que se dan casos de generosidad sin límites. Y este es uno: previa aceptación de D’Artagnan (q. e. p. d.), entonces director de Lecturas en este diario, conseguí que el personaje de quien ahora escribiré me recibiera en su residencia para hablar exclusivamente de dos temas, en apariencia inconexos pero para él consustanciales: medicina y ópera. Esa charla se publicó el 8 de enero del 2005, así que hoy, 12 largos años después, retomo el tema solo para resaltar de qué manera la pasión de este señor de señores por el libro impreso como pilar de la inteligencia humana justifica bien el discurso de una vida paradigmática, plasmada en real beneficio de sucesivas generaciones: ayer, hoy y con más veras mañana.
Así, comienzo por decir que tan ilustre galeno, nacido en Venezuela pero colombianísimo como el que más (y, de contera, con arraigo paternal en el Boyacá de Iza, de ‘Gotua’ y vecinas heredades con agua termal), ha sido siempre, en prueba de su vasta cultura, auténtico bibliófilo, exquisito menester oficiado como toca, es decir, como lector de altas horas, buscador de libros raros, exigente coleccionista de obra impresa, dueño de espléndidas curiosidades editoriales; en fin, adelantado en esos mundos apasionantes llamados bibliotecas, morosamente leídas, releídas y anotadas, ojeando y hojeando sin término por inmensos anaqueles, como enseñó Calatrava, “siempre antiguos, siempre nuevos”.

la comunidad de la ‘Nacho’ ve enriquecido su patrimonio cultural con aporte invaluable de este exalumno cuyo prestigio profesional es solo comparable a su dignísima condición humana.

Desde sus inicios estudiantiles en el Gimnasio Moderno y en la Nacional, o ‘Nacho’ capitalina; luego en Yale, laureado docente y calificado profesor; ministro de Salud con autoría de grandes conquistas sociales como ¡casi nada! los medicamentos genéricos; rector de la Universidad Nacional en su época de mayor florecimiento; académico e investigador científico de alta jerarquía, este eminente cirujano ha forjado en los libros su más prístina razón de ser. Eso no más ya sería válido para señalarlo al admirado ejemplo de toda la nación.
Y para encarecerlo a la gratitud del país sin distingos, la reciente donación a la ‘Nacho’ de miles de selectos ejemplares con sus gustos, razones, amores, devociones y afectos personales que ha tenido junto a sí por años, con la sola intención (fiel a su natural generoso y a su reconocida conciencia social) de que los estudiantes de su universidad, y todo aquel que quiera acceder a ese hontanar del pensamiento, sigan leyendo esos libros, escogidos con celo dentro de un vastísimo panorama cultural y que en adelante serán, con su impronta personal, sus notas, apuntes y observaciones, un tesoro dentro del campus universitario.
Un tesoro (qué grato es verificarlo así) al cual se añade otro enorme acervo musical que el gran ciudadano cultiva con singular esmero, versación y sencillez, navegando sin pausa, ya por el exquisito universo de los clásicos, ya por las recónditas emociones de esas óperas que domina, con idéntico deleite, de Verdi o de Puccini, entre otros.
Así es que cuando, en acto sin precedentes, la comunidad de la ‘Nacho’ ve enriquecido su patrimonio cultural con aporte cualitativamente invaluable de este exalumno cuyo prestigio profesional es solo comparable a su dignísima condición humana llamado José Félix Patiño Restrepo, preciso es admitir que algo (¿mucho?) está cambiando en esta sociedad, por años agobiada de pesares sin cuento.
Encarecerlo desde aquí a la opinión es apenas un asomo al cúmulo de reconocimientos que todos sus compatriotas debemos a este ciudadano de excepción, hoy de seguro concentrado releyendo al Dante o abstraído escuchando a Sibelius.
VICTOR MANUEL RUIZ
vimaruiz@hotmail.com
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