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¡Que corran los cerdos!

Que este caso sirva para que esta sociedad decida acabar con el uso del poder para someter mujeres.

Invité en mi columna del 18 de enero a la campaña #DenunciatucerdoColombia. Me llovieron piedras…, pero nadie dio en el blanco. Al día siguiente, el país conoció la denuncia de la periodista Claudia Morales contra un jefe violador. No dio el nombre, pero sí pistas, y ese silencio a medias tiene a todos haciendo comentarios y señalamientos ‘a priori’ contra el expresidente Uribe, a quien no condeno ni absuelvo.
He leído mucho de lo dicho y solo exclamo: ¡Qué horror! Morales tiene razón en sentir miedo ante todos los intereses que hay detrás de la reacción a su denuncia, pero ese miedo no la exime del error que cometió con su delación sin nombre propio. Lo más sensato sería que ella, con el apoyo de mecanismos de protección de la justicia, ayude a aclarar este asunto, y que corra el cerdo agazapado que la violó, quien quiera que sea, y que corran los que abusan del poder de un cargo público, o de un micrófono, o un periódico para hacer daño. Que la Fiscalía haga su trabajo con cada uno de los que están en el banquillo en este caso.
Cuando las mujeres invitamos a la campaña #MeToo o #DenunciaATuCerdo, es a hacerlo de verdad. Pero lo cierto es que necesitamos mujeres con la entereza de Margarita Rosa de Francisco para decir las cosas clarito. De lo que más recuerdo en mi vida de estudiante en la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Pontificia Bolivariana eran las quejas de mis profesoras por el acoso sexual de algunos docentes en otras universidades respetables de la ciudad que fueron objeto contra estudiantes de comunicación que les recordaban que ¡estaban sentadas en sus notas! Ellas no los denunciaban con nombres propios, porque entonces eso no se usaba. Les decían “cerdos” en los pasillos y nos alertaban a sus alumnas, no más.

Una mujer violada o acosada tiene que saber cómo actuar de inmediato para tener evidencias, y la justicia debe ayudar, sin estigmatizarla, a que su agresor sea castigado.

Pero las cosas han cambiado, o por lo menos tenemos que hacer todo lo posible porque cambien. Una mujer violada o acosada tiene que saber cómo actuar de inmediato para tener evidencias, y la justicia debe ayudar, sin estigmatizarla, a que su agresor sea castigado. ¡Mujeres de la justicia, únanse en este propósito!
Digo que estoy horrorizada por lo que está pasando, pero no solo por las mezquindades que han salido a flote tanto de la izquierda como de la derecha en este caso; lo que más me horroriza es la reacción de la gente, en especial de las mismas mujeres acusadoras contra su género, de la manera como se aborda la violación como un juego o un chiste, de la forma como se juzga a una víctima de acoso, de lo incivilizados que somos en materia de equidad de género.
Mujeres muy cultas me han enviado al WhatsApp fotos de Claudia Morales posando al lado de sus jefes en diferentes escenarios públicos y han añadido comentarios descalificantes como ¡esa es la pobre violada! Juicios de valor ante una falda corta o un simple abrazo, como quien dice ¡se lo merecía! ¡Bravo, honorables señoras! ¡Así es como vamos a desterrar esta cultura que no reacciona ante los feminicidios ni ante las violaciones de niñas y niños! Se parecen mucho ciertas damas de hoy a las ligas de la decencia femenina que acusaron a Débora Arango por sus desnudos hace ya muchas décadas. Y que nos muestre la primera dama de Colombia una sola campaña masiva contra el incesto a la que se le dedique siquiera un mínimo de lo que ella ha gastado en ropa para competir con las princesas y reinas europeas. El incesto y la pedofilia están acabando con la niñez, pero no son prioridad para nadie.
En esta columna no estoy defendiendo a nadie en particular. No creo en la izquierda de este país ni tampoco en la ultraderecha. Hay mucho lobo disfrazado de cordero en esta carrera a la presidencia. Ojalá una mujer ecuánime y de centro lograra tomar ventaja. Lástima que Marta Lucía Ramírez no hubiera sido capaz de capitalizar sus dos millones de votos para seguir sola y qué terrible que se hubiera unidos con personajes que desde la ultraderecha han hecho hasta lo imposible por quitarnos a las mujeres los logros alcanzados.
Hago votos porque el caso de Claudia Morales sirva para que esta sociedad se decida a acabar con el uso del poder para someter mujeres. Y ya sabemos que hay mucho de eso en el mundo de los ‘flashes’.
SONIA GÓMEZ GÓMEZ
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