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¿En vísperas de la destrucción?

Hoy, cuando dos bravucones con arsenales nucleares nos amenazan, recordemos la lección de Vietnam.

Sergio Muñoz Bata
En el otoño de 1965 estaba yo en una discoteca en Nueva York viendo bailar a los jóvenes cuando mi amigo el escritor Jack Gelber me pidió que pusiera atención a la letra de la canción 'La víspera de la destrucción'.
¿No entiendes lo que intento decirte? /
¿No sientes los temores que yo siento ahora? /
Si aprietan el botón no habrá escape. /
No habrá a quién salvar en un mundo convertido en tumba. /
Mira a tu alrededor, muchacho, y sentirás miedo, muchacho. /
Y me dices y me repites una y otra vez amigo. /
Que tú no crees que estamos en la víspera de la destrucción. /
Jack me contó que las críticas a los autores, y a Barry McGuire, el cantante, fueron despiadadas. La canción fue declarada ‘no americana’ y boicoteada por los grupos conservadores que acusaban a los autores de colaborar con el enemigo en Vietnam. Sin embargo, y a pesar de la enconada reacción de la derecha, en septiembre de 1965, ya ocupaba el primer lugar en popularidad en toda la nación.
La semana pasada recordé esta escena de mi juventud al oír la canción en el extraordinario documental sobre Vietnam dirigido por Ken Burns y Lynn Novick, y cuyo propósito, dicen, no es adjudicar culpas o recriminaciones sino refrescar la memoria del infortunado suceso presentándolo desde una perspectiva plural que incluye testimonios de los protagonistas en ambos países.

El juicio de la historia es inevitable e implacable contra todos los políticos que fueron directamente responsables de la muerte de más de tres millones de vietnamitas

No obstante sus buenos deseos, el juicio de la historia es inevitable e implacable contra todos los políticos que fueron directamente responsables de la muerte de más de tres millones de vietnamitas, más de 50.000 estadounidenses, cientos de miles de heridos, y que ahondaron profundamente la división de Estados Unidos en dos bandos irreconciliables.
En el documental hay entrevistas con protagonistas de la guerra tanto vietnamitas como estadounidenses, en total 79 participantes en el conflicto. Al principio, muestra los fracasados esfuerzos iniciales de Ho Chi Minh en Estados Unidos pidiendo ayuda para liberar a su país de la ocupación francesa. Hacia la mitad de la serie, también documenta cómo Ho, el padre de la resistencia vietnamita, iba siendo desplazado del mando por elementos ideológicamente más radicales, como Le Duan.
También incluye dramáticas grabaciones hechas por John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson y Richard M. Nixon en las que aceptan que, a pesar de que no había modo de ganar la guerra, el imperativo político de ganar la siguiente votación presidencial los obligaba a prolongarla. Sin importar el sacrificio humano, los tres presidentes sabían que mostrarse débiles ante “la amenaza comunista” significaba el suicidio político y preferían seguirle mintiendo a la nación diciendo que faltaba poco para ganar la guerra.
Otra virtud del documental es mostrar que ambos bandos cometieron atrocidades sin nombre. Así como nos horrorizó la matanzas de My Lai, en 1968, en la que los estadounidenses mataron a más de 500 civiles, incluyendo niñas y mujeres violadas antes de ser asesinadas, también nos sobrecoge oír de dos militares norvietnamitas de la masacre de más de 2.800 pro-Saigón vietnamitas del sur a manos del Viet Cong.
Después de décadas de lucha, contra franceses y estadounidenses, los comunistas triunfaron en Vietnam y el mundo sobrevivió intacto. La famosa teoría del dominó no afectó más que a los pobres vietnamitas, que, instalados en el comunismo, hoy intentan reinventarse con una sui géneris “economía de mercado socialista”.
La gran lección de este documental sobre Vietnam, creo yo, es que resalta el carácter inhumano de la guerra, algo que no podemos olvidar ahora que la ignorancia, la arrogancia y los exagerados egos de dos bravucones armados con arsenales nucleares nos amenazan con producir una nueva catástrofe de dimensión desconocida.
SERGIO MUÑOZ BATA
Sergio Muñoz Bata
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