Cuando me dijeron que Palmira era una de las ciudades más violentas del país, no podía creer. Durante un conversatorio sobre cine y cultura, tuve una empatía muy cercana con un grupo de jóvenes artistas dedicados a contagiar la ciudadanía de cultura y arte con el fin de transformar la ciudad: universitarios músicos, actores, artistas plásticos, fotógrafos, diseñadores industriales, realizadores audiovisuales, jóvenes de diferentes lugares del país y del mundo que ven en Palmira una ciudad donde hay mejor calidad de vida,mejor aire, hermosos paisajes y muchas oportunidades para plasmar sus ideas en grandes obras.
La empresa privada, siguiendo la filosofía de la economía naranja, podría darse cuenta de que la cultura es una inversión, no un gasto. La industria cultural en Colombia, según el Dane, mueve buena parte del producto interno bruto. En el 2013, el campo editorial y audiovisual movieron 681 y 361 millones; la publicidad, 173; y las artes escénicas, 83 millones de dólares.
Por eso veo a Palmira como un excelente laboratorio para la nueva economía naranja: más allá de las convocatorias que ofrece el departamento, la ciudad cuenta con un escenario maravilloso, como lo es el legendario teatro Guillermo Barney Materón, que ya goza de una programación permanente que maneja la Secretaría de Cultura del Municipio, y una cantidad de grupos culturales, entre los cuales están Arte Gato Negro, Gatocriollo, La Efa, La Rueda Tv, Bici-diversa, Artevital Espacio 8, Teatro Actores de Cartón, que trabaja incansablemente para sensibilizar a la ciudad por medio del arte y de la cultura.
Y siguen arribando gestores culturales. Urbanarte llegó allí para generar más espacios de cultura y Andrés Morales regresó a su tierra con su Ciclacine, un colectivo con varios años de experiencia en el campo audiovisual: cortometrajes, series documentales, videoclips. Están ahora todos juntos en la magna tarea de emprender el proyecto de la Escuela Audiovisual Villa de las Palmas, con la misión de generar espacios, herramientas de trabajo, aprendizaje, equipos de trabajo para recuperar la memoria de la ciudad. Su nueva idea es filmar una película apoyados en las fuerzas y las voluntades de todos los operadores culturales. Como dice Andrés, en Palmira se siente una verdadera revolución cultural.
SALVO BASILE