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Un Estado inoperante

Si no cambia la organización del Estado es posible que no salgamos del pantano de bajo crecimiento.

Rudolf Hommes
Tuve la oportunidad de asistir la semana pasada a la presentación de un estudio que realizó Economic Development Innovations (EDI), de Singapur, para Bancóldex sobre la posible aplicación en Colombia de principios derivados de la experiencia de desarrollo de ese país (entre 1960 y 2015, el ingreso por habitante de Singapur pasó de 428 a 52.962 dólares).
El estudio, que estuvo dirigido por Philip Yeo, uno de los artífices del período de mayor crecimiento de su país entre 1986 y 2014, analiza la posibilidad de desarrollo en Colombia del sector petroquímico y el sector oleoquímico, específicamente con derivados del aceite de palma. Ambos sectores presentan interesantes oportunidades para sustituir importaciones y para exportar. Pero lo más importante de la presentación es el análisis y las conclusiones sobre el ambiente institucional en el que tendrán que operar los que tomen ventaja de las sugerencias y del análisis que se llevó a cabo.
Lo primero que llama la atención es que los expertos dicen que “no existe en Colombia una estrategia bien definida de desarrollo productivo ni una entidad encargada de formularla en coordinación con otras entidades del sector público y del sector privado”; y que si existiera esa estrategia, “no hay una entidad encargada de desarrollarla...”, para aprovechar las ventajas competitivas y las oportunidades que ofrecen, o “con suficiente autoridad para orientar la puesta en marcha de las iniciativas”. En los sectores objeto del análisis, observan que no existe un “campeón” oficial que ‘articule y pueda alinear la visión de largo plazo con los objetivos estratégicos, económicos y sociales para desarrollar petroquímicos y oleoquímicos’. Las empresas del sector se quejan con razón de carecer de apoyo.
Otro problema que encuentran los expertos de Singapur tiene que ver con Colciencias. Ellos piensan que desde el punto de vista de desarrollo productivo esta institución es demasiado académica, más orientada a investigación básica, y que debería buscar colaboración para formular una estrategia nacional de investigación e innovación aplicada. El foco debería ser promover y apoyar investigación aplicada en la industria y que los empresarios de los sectores productivos deberían participar activamente. Posiblemente, esto les pone los pelos de punta a los académicos, pero hay que tenerlo en cuenta desde el punto de vista de desarrollo (soy consciente de que sin haber desarrollado la física cuántica, no tendríamos computadores cuánticos) y de la escasez de recursos. La recomendación de Yeo y sus colegas es que se cree un fondo con dineros públicos para establecer centros de investigación para sectores específicos, que generen innovación en las industrias y atraigan inversión en investigación y desarrollo. Sería una oportunidad para encauzar hacia investigación aplicada y ojalá duplicar los recursos provenientes de regalías que tradicionalmente se malgastan en las regiones.
No voy a continuar enumerando observaciones para no correr el riesgo de crear animadversión contra el estudio cuando lo que se necesita es generar interés, capacidad de reflexión y ojalá inducir cambios. Lo importante es entender que el Estado colombiano no está diseñado para fomentar y acelerar desarrollo económico, y que si no se cambia la organización del Estado es posible que no salgamos del pantano de bajo crecimiento en el que nos encontramos. Por otra parte, el desempeño del Estado en otros frentes como la prestación de servicios básicos, la seguridad, tener presencia efectiva en todo el territorio o resolver crisis que no son causadas por tragedias sobrevinientes está lejos de ser satisfactorio. Es imperativo, entonces, promover un cambio drástico de su organización.
RUDOLF HOMMES
Rudolf Hommes
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