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Cosecha de ateos

Una vez se decanten las candidaturas, vendrá la artillería pesada contra los ateos.

Crece la audiencia de ateos. Cada día salta otro al ruedo. Son tan encopetados los que salen del clóset teológico que dan ganas de sumarse al colectivo.
En un tiempo metían miedo los masones. El mero sustantivo provocaba huir despavoridos. Era pecado mirar masones. Hoy son parte del paisaje. Como los ateos. O los católicos, esa mayoría religiosa que en Colombia se pelea a mordisco limpio el Corazón de Jesús y el Niño Jesús.
Borges se las traía como ateo. Rezaba el rosario “porque se lo prometí a mamá”, le confesó alguna vez al teatrero español Fernando Arrabal. Borges también dijo que un dolor de muelas era la prueba más contundente de que Dios no existe.
Al ateísmo lo puso de moda hace poco un colombiano nacido en Chile, Alejandro Gaviria, ministro de Salud. Se quita el chicharrón de la boca para proclamar su pacífico ateísmo. No lo hace porque alguien tiene que llevar la contraria, como lo proclama el título de su libro, sino por convicción. Gaviria se declaró “ateo manso”, de la misma cuerda de Héctor Abad, sobrino nieto del arzobispo de Medellín, Joaquín García Benítez.
Y como los extremos se juntan, ateo nada manso es el escritor Fernando Vallejo, quien acaba de sorprender con el mismo libro de siempre, pero distinto. Ateo de amarrar en el dedo gordo es Álvarez Gardeazábal, quien tiene grabado en mármol el epitafio: ‘Cóndores no entierran todos los días’.
Humberto de la Calle no es ateo vergonzante, sino algo clandestino. Llegó al ateísmo por la vía del colegio Nuestra Señora de Manizales.
El economista y columnista Salomón Kalmanovitz es de la cofradía. Mauricio Pombo, también columnista, es ateo gracias a Dios y sus mentores benedictinos. Una vez se decanten las candidaturas, y si clasifica De la Calle, vendrá la artillería pesada contra los ateos.
Alejandro Ordóñez, el exprocurador de cargaderas, afila la metralla. Ya le acusó las cuarenta al ministro Gaviria. Muchos creemos que más vale ateo en mano que cien exprocuradores volando... y atropellando los derechos de las minorías.
A veces pienso que los ateos son acaparadores que creen en todos los dioses. Dios los perdone, “es su oficio”. Dicen.
ÓSCAR DOMÍNGUEZ GIRALDO
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