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La izquierda en 2018

Si siguen los escándalos, la izquierda puede ganar, con Petro o con el pacto López-Robledo-Fajardo.

Mauricio Vargas
Una democracia que se precie de serlo debe contar con opciones serias y organizadas de centro, de izquierda y de derecha. Lo contrario conduce a la pobreza en el debate, al escaso control político a los gobernantes y a una peligrosa unanimidad. Por eso no me asusta aquello que con tanta facilidad llaman polarización y que en otros países entienden como el elemental –y a veces muy agrio– debate entre Gobierno y opositores.
Por causa de seis décadas de violenta amenaza guerrillera, la izquierda política nunca tuvo en Colombia opciones de crecer a nivel nacional porque el grueso de los electores la asociaba, de uno u otro modo, con los grupos armados. Mucho menos tuvo posibilidad de ganar unas elecciones presidenciales, como sí lo ha hecho en varios países de América latina. Pero con la desmovilización de las Farc y su conversión en movimiento político –más allá de las necesarias discusiones sobre el proceso–, la izquierda se libra de esa carga y puede, por primera vez, jugar con fuerza en las presidenciales.
Pero ¿cuál izquierda? Fiel a su tradición divisionista, la izquierda colombiana está fraccionada hoy al menos en tres bloques: los Progresistas del exalcalde de Bogotá Gustavo Petro, el nuevo partido que formaron las Farc y, por último, la coalición entre la Alianza Verde de Claudia López, Compromiso Ciudadano del exalcalde de Medellín Sergio Fajardo y el Polo Democrático del senador Jorge Robledo. La idea de dicha coalición es que esos tres nombres se sometan a una consulta popular o a una amplia encuesta para escoger al candidato único.
Petro ha demostrado su fortaleza en diferentes sondeos de opinión, en los que aparece en los primeros lugares en cuanto a intención de voto presidencial. Las Farc no gozan de mucha popularidad y puede que terminen con un candidato como Piedad Córdoba, con muy pocas opciones de ganar. En cuanto a López, Fajardo y Robledo, de los tres, el mejor posicionado es el exalcalde de Medellín, quien ha salido bien librado en las primeras encuestas.
Sin embargo, es probable que su decisión de sumarse a una coalición de izquierda lo lleve a perder el apoyo de muchos electores de centro –y de algunos empresarios medianos y grandes– que durante años lo han visto con enorme simpatía. Claro que los líderes de esta alianza se están cuidando mucho de no aparecer como izquierdistas. El exsenador Iván Marulanda, mano derecha de Fajardo, dijo esta semana que el pacto programático en el que trabajan los tres grupos incluye “el respeto por la propiedad privada”.
Hará falta mucho más que eso para convencer a los electores centristas, cuando se trata de una alianza en la que está el Polo Democrático, de claras convicciones marxistas. En campaña, Hugo Chávez también juró una y otra vez que respetaría la propiedad privada, y ya sabemos cómo acabó esa película. Así que Fajardo y los ‘verdes’ se tendrán que fajar para quitar las prevenciones que surgirán entre sus potenciales votantes de centro, por su alianza con el Polo.
Eso sí, hay una circunstancia que los puede ayudar y darles serias opciones de triunfo: la creciente ola de escándalos –Odebrecht, cartel de la toga y otros más– que, si sigue como va, puede arrasar con los partidos de la Unidad Nacional santista y con las posibilidades de sus candidatos. Claudia López y Robledo lideran esta semana un debate sobre esos asuntos en el Senado. Saben –y no les falta razón– que si la bola de nieve de los escándalos sigue creciendo, las elecciones de 2018 pueden quedar reducidas a tres opciones: Petro, el Centro Democrático con “el que diga Uribe” y ellos. Falta ver cómo se desarrollan los eventos, pero es un hecho que la izquierda –y no la de las Farc, sino las otras– tiene por primera vez opciones de ganar las presidenciales en Colombia.
MAURICIO VARGAS
mvargaslina@hotmail.com
Mauricio Vargas
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