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Llegaron las Farc

La paz no es mañana, pero se avanza. El mensaje anímico para el país de la desmovilización de más de 6.000 guerrilleros es muy importante.

Luis Noé Ochoa
El domingo pasado, al entrar al primer anillo de seguridad para llegar a la plaza de toros había un muchacho, por ahí sobre sus primeros 15, “emberracado”, como pedía el uribismo que salieran a votar por el No, quien les espetaba a los aficionados esta frase: “Torturen a su madre”. A mí me quedó bailando no la madre, sino la intolerancia y la violencia. Y pensaba en cuánto demoraremos en dejar los odios y las iras en este país. Y en cuándo tendremos paz real.
El lunes, este diario traía en primera página una chiva. En realidad, una barcaza larga, llena de guerrilleros del bloque Sur que iban rumbo a una de las zonas veredales. A mí casi se me vuela el bloque norte con la frase del chino, pero sentí que esa foto de las Farc era histórica, que la paz va por aguas tranquilas, que el barco del proceso ya no se devuelve.
Me volvió el alma al cuerpo, como dijo Lázaro resucitado. Y hasta pensé si los intolerantes de las redes sociales, que son groseros, serán como el muchacho del madrazo. O resentidos, de aquellos que se sienten más de malas que un gallo con eyaculación precoz. Pero, en todo caso, las palabras no matan como los fusiles, que sí se están silenciando.
Lo que ocurrió esta semana es trascendental. Aunque por la larga espera, por el Sí y el No, que dividió al país, no valoramos realmente lo que está sucediendo. Más de 6.000 hombres y mujeres de la guerrilla más vieja de Colombia, después de más de medio siglo de guerra absurda, se están desmovilizando y concentrando en 26 zonas veredales, y comienza el registro y la entrega de las armas. Ese es un hecho de talla mundial y de enorme importancia para los colombianos.
Lamentablemente, un par de zonas dizque no estaban listas. Imagino que les dieron el contrato a los Nule. Y descubrieron una cosa rara: que en La Guajira no había agua potable ni buenos baños. Ja, ja. Pero, aunque ellos estaban habituados a ‘miar bolito’, la obligación de lado y lado es cumplir.
De todo se ha visto; el recibimiento del general Javier Flórez en Pondores, La Guajira, a los guerrilleros que llegaron con bandera blanca es claro símbolo de paz. Y tiene mucho significado que en ese grupo venía Desiré Paz, una niña de un mes de nacida. Eso quiere decir que en las Farc ahora se hace más el amor que la guerra. Y venían dos mujeres más, con ocho meses de embarazo. O sea, dejaron de practicar los abortos obligatorios. Y esos niños ya no crecerán al lado de los fusiles. Y tendrán balones en lugar de granadas. Y que ahora sí las Farc devuelvan a los menores reclutados, que no vayan a salir con que era solo un bebé.
Cómo han cambiado las cosas. Porque en el antiguo Caguán dizque también nacieron un par de bebés. A la niña la llamaron Silla Vacía Marulanda y al niño, Paz Cuál Pastrana.
Y por fin el Eln devolvió a Odín Sánchez, condición para iniciar los diálogos el próximo martes. Pero deben entregar a todos los secuestrados. Entre ellos, al soldado profesional Fredy Mahecha, a quien se llevaron el pasado 24 de enero. Porque eso de ‘a Dios rogando y con el mazo dando’, o sea, dialogando y secuestrando, no pude ser, señores ‘elenos’. La voluntad no es a cuotas.
Y como hay clima de paz en Colombia, están aquí 27 premios Nobel hablando de eso, de resolución de conflictos, de posconflicto, respaldando el proceso. Y llevarán un testimonio al mundo.
La paz no es mañana, pero se avanza. El mensaje anímico para el país de la desmovilización es importante. Lo que sigue es difícil, y es clave respetar los acuerdos. Hay que abrirles campamentos en la política; y que ellos cumplan. Hay que desminar y erradicar coca. Pero ya no estarán las Farc. Y si el Eln es serio... Ojalá; si no, alguien les grita lo del chino.
Luis Noé Ochoa
luioch@eltiempo.com
Luis Noé Ochoa
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