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El luto liberal

En el diccionario de la política parece que se borraron palabras como ‘lealtad’ y ‘dignidad’.

De luto está la liberal bandera, / pues ha muerto el general Herrera. / Y como si el caso no fuera bastante / está muy grave el general Bustamante. Y como para inundar de lágrimas un valle, / quedó quebrado el doctor De la Calle. Y como si el caso no fuera ya jodido, César Gaviria entregó el partido.
Lo que pasó para el liberalismo fue triste y doloroso. Con el agravante de la mamadera de gallo, un poco triunfalista de unos amigos políticos, que saludan con una sonrisa de clasificados al mundial. “Tranquilo, que Uribe es liberal y le mandó saludos”. “Y qué, ¿se va del país?”. Cosas así.
Lo cierto es que esta es la fecha más amarga para los grandes partidos políticos de Colombia. Bueno, el conservador hace tiempos se acostumbró a meterse bajo el paraguas del ganador. Ellos aplican aquello de que el que a buen árbol se arrima, ministerio le cae encima. Esta vez, luego de una junta de congresistas en un desayuno de trabajo, donde creo que sirvieron calentado con lentejas, adhirieron a Duque.
Bueno, la fórmula vicepresidencial de Duque es Marta Lucía Ramírez, conservadora, valiosa y preparada mujer que no tuvo el respaldo de su partido, pero ahora seguramente le han mandado flores y poemas de Neruda y le cantan Adoro, de Armando Manzanero. O de armando un manzanillo. La política es así.

¿Qué pasó con este partido glorioso que ha pagado la defensa de su ideario con incendios y sangre, que vio sacrificar a hombres valiosos, rectos y dignos, como Luis Carlos Galán?

Pero ¿el liberalismo, que es parte de la historia de Colombia en los últimos 170 años, que ha tenido las más grandes figuras políticas, que es columna de las reformas y transformaciones sociales del país? ¿Qué pasó con este partido glorioso que ha pagado la defensa de su ideario con incendios y sangre, que vio sacrificar a hombres valiosos, rectos y dignos, como Luis Carlos Galán, cuyas banderas le fueron entregadas a Gaviria, y hoy él termina siendo devoto de José de Arrimatea, en brazos de su rival, rodeado de 42 congresistas? Todo dizque como en las novelas, sin interés, sino por amor; porque qué lindos crespos tiene Duque. Qué románticos. ¿Ahora hay identidad entre Gaviria y Álvaro Uribe? Vaya. Así es la política.
Juan Manuel Galán, en cambio, dijo que con esa decisión el Partido Liberal "traiciona el liberalismo colombiano”. Pero no ha faltado el gracejo de la semana, de que estas adhesiones se hicieron “sin esperar nada a cambio”. Buen chiste para Sábados Felíces o para Alerta, en La Luciérnaga: Alerta, uy, uyuyuy: “los partidos liberal y conservador apoyan a Iván Duque, pero sin ningún interés burocrático”. Me muero de la erre.
En el diccionario de la política parece que se borraron palabras tan bellas como ‘lealtad’ y ‘dignidad’, y se cree que los principios son los que se comen antes del postre de la segunda vuelta. Pero tal vez la incoherencia lleve a que la gente pierda la fe y el respeto por los pollíticos, que dicen pido, pido cuando tiene hambre, cuando han perdido. Ni siquiera ven que hay un pueblo, una juventud, en gran mayoría, que quiere cambios, que necesita líderes.
Como presidente de mi partido, Polvo Democrático, mis huestes me exigen que me pronuncie. Me lo piden mis seguidoras; ellas sí, sin esperar nada a cambio. ¿Por cuál miedo votar? ¿Por cuál extremo? ¿En blanco?
Extremo la prudencia. Creo que ya han pasado los tiempos en que los jefes políticos daban una señal de voto y todos corrían a meterlo. En el Polvo Democrático manda la conciencia.
Claro, hay que defender la paz, y gracias, doctor Humberto de la Calle; gracias, presidente Santos. Necesitamos que se respeten los acuerdos, que no se haga trizas el futuro. Hay que defender las instituciones, sobre todo la justicia. ¿Tin Marín? No. Eso sí, recuerden que polvo somos. Y buenos; que jamás vendemos la conciencia ni entregamos los principios. Pobre, pero delicado, decía un bobito. De luto está la liberal bandera.
LUIS NOÉ OCHOA
luioch@eltiempo.com
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