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El candidato del Polvo

La corrupción es el tema pues la destrucción moral de la sociedad es la destrucción del país futuro.

Luis Noé Ochoa
Creo que ha llegado la hora de anunciar mis aspiraciones a las fieles seguidoras de mi partido político, el Polvo Democrático, y a las del Cucos Klan que se adhirieron a nuestro movimiento y agitan las masas entusiasmadas.
Aquí hay alto desempleo, incluso entre las clases dirigentes. Muchos se están lanzando, aunque al final los ganadores serán los vendedores de nitrato de zinc para los quemados del ‘ni trato de hablar de política’. Decenas quieren el puesto de nuestro nobel de paz.
En mi caso, como supongo que lo hacen los otros treinta y pico de lanzados –incluido don Jesús Guerrero, el fundador de Servientrega, porque los otros son unos ‘paquetes’, según Matador–, yo también me servientrego por amor a la patria, no a la plata. Y, como creo que lo harán los demás, presentaré mi declaración de renta, y la volveré a presentar, revisada por Néstor Humberto Martínez, cuando termine el periodo.
No me lanzo por firmas. A los partidos, antes que abandonarlos, hay que sanearlos, fortalecerlos, depurarlos; honrar y defender sus principios, hacerlos grandes. Un sabio me dijo que reemplazar los partidos como vehículo de la política es destruir un poco la democracia. Lo que se necesita es disciplina. Vale aclarar que tenemos filosofía liberal, la del histórico trapo rojo, y en el Polvo lo sabemos batir con emoción. Y son bienvenidos quienes profesen estos postulados. Y lo batan. Me refiero al trapo.
Mucho hay que cambiar en este país, empezando por la forma de hacer política. Por eso vamos a combatir la corrupción, hija, entre otras causas, de la mala política. Es una vergüenza lo que nos está pasando: que se llegue ya a llamar ‘alias’ a los magistrados... Cuando se empieza comprando el voto, se termina comprando al senador o al magistrado, que ahora se consiguen baraticos. Bueno, no mucho. Y no todos, gracias a Dios.
A los corruptos les haré morder el polvo. Llegarán a los altos cargos personas honestas, hechas a pulso, especialmente; todas, declaración de renta en mano. Y se nombrarán por conocimientos, no por recomendación política.
Seré el presidente del campo. Que es, como dijo De la Calle ayer, “asegurar el proceso de paz”, y es allí donde esta germina. Que hay que defenderlo, pues es defender la oportunidad de trabajo, la libertad, la esperanza y, sobre todo, la vida... Ya vimos que se inutilizaron y se silenciaron los fusiles. Ahora, que se silencien los amigos de la guerra. Desde luego, las Farc tienen que cumplir, reparar y decir la verdad.
Los profesionales agrícolas tendrán sus puestos en el campo, no en la ciudad. Donde hay escuelas hay opción de educar y asesorar al campesino y de formar técnicos. Y llevaré educación para los bachilleres campesinos. Cada departamento tendrá su Universidad Nacional. En el Polvo, el tamaño sí importa. Por eso será grande, con énfasis en ingenierías, en administración agropecuaria, en química –porque hoy, algunos confunden transgénicos con transgéneros–, en ciencias y en ética.
La salud es otra bandera del candidato del Polvo, sobre todo en prevención y pronta atención. A ver si morimos de viejos y no por desidia. ¿Cómo? Con Superintendencia fuerte, con representantes en los hospitales, con sanciones, con humanidad e invirtiendo bien el dinero que se roban los corruptos y los evasores.
He aquí su candidato, que luchará con programas, sin odio, con respeto. Así debe ser la campaña. Y si no gano, queridos aspirantes: la corrupción es el tema y debe ser el fin de todos, unidos, pues la destrucción moral de la sociedad es la destrucción del país futuro. Uf, ya hablo bonito, como candidato.
LUIS NOÉ OCHOA
luioch@eltiempo.com.co
Luis Noé Ochoa
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