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Implementación

Con la insistencia en un No rotundo, nos están acorralando en la guerra. Llegó el momento de tener un gesto de grandeza.

Laura Gil
Combates con las Farc en el sur de Bolívar, asesinatos de líderes comunales en Meta y Caquetá. Esto dejó la última semana, y es un preludio de lo que nos podrá pasar. Si seguimos esperando al No, más hombres y mujeres morirán. La incertidumbre juega en favor de los violentos. Es hora de comenzar la implementación del nuevo acuerdo de paz.
Los líderes del No rechazaron todos y cada uno de los cambios incluidos en el texto. Nada les sirvió. No reconocieron ni el más mínimo esfuerzo de las partes para integrar sus objeciones al pacto de paz. Querían rendición y no negociación.
La primera demanda del No se centró en la prolongación del cese del fuego bilateral. Los colombianos ya habían saboreado el silencio de los fusiles. El 2 de octubre en la noche, las ganancias humanitarias del cese, indudables para los del Sí, se volvieron relevantes para los del No. De un tajo, ese mismo cese que habían descrito como farsa injustificable, entrega del país a las Farc y traición a la patria se volvió creíble, necesario y útil.
Con la derrota del Sí, las Farc debieron truncar el proceso de movilización hacia las zonas de concentración. El cese, primero unilateral y luego bilateral, las mantuvo lejos de la guerra durante más de un año porque existía la expectativa de la paz. Cuanto más se demore una decisión de implementación, más se romperá la línea de mando, más se erosionará la cohesión de las Farc, más peligro existirá de disidencias, más se deteriorará la seguridad y más se alejará la paz.
Los guerrilleros preagrupados esperan decisiones desde Bogotá sentados en una bomba de tiempo. Todos los colombianos nos deben importar, tanto a los del Sí como a los del No. Necesitamos proteger a los guerrilleros, a sus colaboradores y, más que nada, al campesinado. Los pequeños campesinos de zonas de conflicto quedaron en un limbo incomprensible para nosotros, citadinos. Todos requieren la puesta en marcha de las medidas de concentración, verificación y protección contempladas en el acuerdo.
En río revuelto, ganancia de pescadores. Los asesinatos de líderes sociales, un fenómeno que venía en aumento este año (56) en comparación con el anterior (41), se dispararon desde agosto. Una notable proporción de víctimas pertenece a miembros de juntas comunales (21) y de consejos comunitarios (9). La narrativa del exterminio de la izquierda subsiste. Las investigaciones apuntan más bien a la defensa violenta de las economías ilícitas, pero tampoco hay que subestimar el poder de fuerzas oscuras simpatizantes de la extrema derecha.
Resulta evidente que las zonas ocupadas por las Farc no están siendo copadas por el Estado y, para llenar ese vacío, también necesitamos recurrir al acuerdo. Se ha fracasado en llevar institucionalidad a esas regiones durante décadas. Intentemos ahora con los planes de desarrollo con enfoque territorial. Existen recursos internacionales disponibles que hoy están parqueados sin uso en fondos multilaterales.
No se esperaba de las figuras del No un respaldo integral al documento ajustado. Pero podrían haber reconocido esfuerzos y avances, sin renunciar a sus convicciones fundamentales. Modificaciones adicionales serán posibles en la fase legislativa. Es más, un apoyo vigilante, así fuera limitado a algunos contenidos o puntos, comprometería al Gobierno a escucharlos más en la implementación. Les serviría al No, al Sí, al acuerdo y al país. Con la insistencia en un No rotundo, nos están acorralando en la guerra. Llegó el momento de tener un gesto de grandeza. Una implementación inmediata de ciertas medidas puede salvar vidas.
Laura Gil
Laura Gil
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