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Volvió el clásico más antiguo del mundo

Celtic-Rangers es como un cuento futbolístico. Una frondosa historia de triunfos e intolerancia.

Jorge Barraza
“Un encuentro amistoso”. Hoy, 128 años y miles de disturbios después, suena muy gracioso, pero así se describió por primera vez el derbi de Glasgow en la prensa local. Era el 28 de mayo de 1888. El Celtic Football Club había sido fundado en noviembre del año anterior e invitó al Glasgow Rangers, uno de los más reputados de ese momento en Escocia (data de 1872), a celebrar su partido inaugural, y este aceptó. Ganó el novato Celtic 5 a 2. La buena onda no duraría mucho. Estaba naciendo no solo el clásico futbolístico más antiguo del mundo, sino acaso el más turbulento, dividido siempre por cuestiones religiosas, políticas y sociales.
Creado por inmigrantes irlandeses, el Celtic se transformó en el club de la comunidad católica, en tanto el Rangers aglutinó siempre a la feligresía protestante. Durante más de un siglo, hasta 1989, el Rangers, en un pacto no escrito, no fichaba jugadores católicos. Igualmente, los seguidores del Celtic eran en su mayoría republicanos, partidarios de la separación de la monarquía, en tanto los del Rangers profesaban su adhesión al reino de la Gran Bretaña. En estos partidos no se ven banderas verdiblancas del Celtic ni azules del Rangers. Los primeros inundan las tribunas con enseñas irlandesas (verde, blanca y naranja), y los segundos con el emblema de la Union Jack (las cruces rojas y blancas sobre fondo azul). Además, Celtic representa a las clases inmigrantes y de menores recursos, en tanto Rangers está identificado con los sectores de mayores recursos.
Celtic y Rangers tienen una gran similitud con Nacional y Peñarol, que por más de un siglo han dominado casi dictatorialmente el fútbol uruguayo. Son dos grandes y casi todo se lo reparten ellos. Este último sábado, a 128 años de aquel juego inaugural, volvieron a toparse en un encuentro de liga los dos leones escoceses. Y el Celtic se dio otro banquete: goleó 5 a 1 a su enconadísimo adversario. Ocurre que, a raíz de graves problemas económicos, derivados principalmente de una cuestión de impuestos con el Reino Unido, el Rangers se declaró en bancarrota en el 2012, fue liquidado y perdió la categoría. Un empresario compró sus activos (especialmente Ibrox Park, su precioso estadio) en apenas 5,5 millones de libras, se hizo cargo de las deudas y lo refundó como The Rangers Football Club. Pidió ser readmitido en Primera División, pero los demás clubes se opusieron. Lo mismo sucedió con los de Segunda y Tercera. Por ello se vio obligado a comenzar de cero, en Cuarta División. ¡El Rangers en Cuarta…!
Un barco puede desaparecer, un avión, una empresa, hasta una isla que se traga el mar, pero no un club con la grandeza del Rangers, lleno de historia. Es un sentimiento alojado en millones de corazones. Su gente lo acompañó fervorosamente en el espinoso desafío del ascenso. Fue tal el suceso que batió el récord mundial de asistencia para partidos de Cuarta División con 49.913 espectadores. Así fue todo el camino. Y luego de tres ascensos en cuatro años, en marzo último logró concretar el ansiado retorno a Primera. Por eso, después de una interrupción de cuatro años y medio, se reeditó la vieja rivalidad. Hubo una excepción: el azar del fixture quiso que se midieran por la Copa de Escocia en 2015 (igualaron 2-2 y avanzó Rangers por penales), pero el del sábado fue el reencuentro en cotejos de liga.
La popularidad de ambos es célebre. En un clásico de 1939 reunieron 118.567 espectadores que hasta hoy es una marca imbatida para partidos de liga en las Islas Británicas. En 1969 se superaron: 132.870 aficionados de los dos rivales acudieron a la final de la Copa de Escocia. En el 2003, 80.000 seguidores del Celtic, muchos de ellos sin entradas, viajaron a Sevilla para la final de la Copa UEFA que el Celtic disputó con el Porto. En 1971 se jugó en Ibrox Park el derbi de la tragedia. Celtic se puso en ventaja en el minuto 90, lo que originó que los simpatizantes del Rangers abandonaran en masa el estadio. Pero a los 93 minutos hubo un gol del Rangers y miles de personas, eufóricas, volvieron a ingresar precipitadamente. Esto produjo una colisión en uno de los pasillos que costó la vida de 66 personas. No fueron las únicas tragedias. Hubo otras por refriegas entre ambas parcialidades.
Rangers tiene el honor de ser el club con más torneos de liga ganados en todo el planeta: 54. Pero el Celtic aprovechó de maravillas la ausencia de los azules en Primera: ganó las últimas cinco coronas en hilera: 2012-13-14-15 y 16. Así quedó con 47 títulos. En la codiciada Copa de Escocia se impone el Celtic 36 a 33. Lo notable de este enfrentamiento cargado de historia, leyendas, choques y muertes es la cantidad de partidos: 573, en los cuales Rangers toma buena ventaja: 241 victorias frente a 200 del Celtic y 132 empates.
Pero el Celtic refriega a su archirrival otros orgullos: es el único de los dos que fue Campeón de Europa (en 1967). Fueron los primeros británicos en conseguirlo. Al año siguiente los imitó el Manchester United. Y llegó en una segunda ocasión a la final, ante el Feyenoord holandés en 1970. Fueron sus años dorados. En la final de Copa de 1957, Celtic goleó a los rancheros por un vergonzante 7 a 1, recuerdo que siempre subyace. También fue el Celtic la cuna de dos de los tres más grandes futbolistas escoceses de todas las épocas: Kenny Dalglish, quien después de 10 temporadas y diez campeonatos ganados con los albiverdes se marchó para ser el máximo ídolo del Liverpool inglés, lo cual fue considerado como una alta traición. A Dalglish lo vimos enfrentar a Independiente y en los Mundiales, un talento con gol. Y Jimmy Johnstone, el más fabuloso futbolista británico que este cronista haya disfrutado, compartido con Bobby Charlton (todo inteligencia, todo dinámica y gol). Johnstone era muy similar a Willington Ortiz, reunía potencia y habilidad, era bajo y macizo, iba al frente. Un admirable montoncito de músculos. Un metro sesenta de nervios, tendones y ligamentos tirantes, flexibles, resistentes, al servicio de una habilidad de asombro. Y con un carácter terrible, durísimo. Jugó 13 años con la camiseta verde y blanca a rayas horizontales. Denis Law, el tercero en discordia, no militó en ninguno de estos dos clubes.
Celtic-Rangers es como un cuento futbolístico, una frondosa historia de triunfos, pasión e intolerancia. Desde el sábado, reinstalada en plenitud.
JORGE BARRAZA
Jorge Barraza
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