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Noticias falsas

Trump usa el teleprónter como un actor, pero es él mismo cuando utiliza el Twitter.

Heriberto Fiorillo
Al parecer, en Estados Unidos, los líderes del Partido Republicano han decidido respaldar a Trump si “se deja llevar por el libreto”. Que no hable para soltar disparates, torpezas y amenazas. Que no alarme al mundo. Entonces hicieron un pacto: Trump leería en teleprónter lo que ellos querrían, pero él diría lo que le diera la gana en Twitter. De modo que cuando usa el teleprónter, es Trump un actor que repite lo “correcto” y cuando utiliza el Twitter es, sin duda, Donald Trump, el mismo que preguntó hace unos días cuándo, ante tantas noticias falsas, se podría revocar la licencia de NBC.
La cadena de televisión acababa de publicar un reportaje según el cual el secretario de Estado, Rex Tillerson, consideró renunciar y tildó a Trump de idiota. El presidente escribió: “Sería lindo que esos medios de noticias falsas informaran sobre el crecimiento virtual sin precedentes de la Bolsa...”.
A Trump parece no gustarle la libertad de expresión. Ya ha querido modificar leyes con el ánimo de demandar a diarios como ‘The New York Times’. Ya amenazó a Jeff Bezos, dueño de ‘The Washington Post’, por el cubrimiento que hizo ese diario de su campaña. Y casi todas las semanas ataca o insulta a un periodista.
“Donald Trump es un dictador superior a los padecidos en América Latina y vive en una nube de egoísmo y soberbia”, ha dicho Vicente Fox, presidente de México desde 2000 hasta 2006.
Los gobernantes como Trump se resienten de una prensa independiente y quieren extinguirla, frenar sus investigaciones mediante la intimidación, perseguir su descrédito como institución y afirmar que el juicio imparcial no existe.
Ya lo había advertido el colega Nic Dawes casi un año atrás: “Acostúmbrense a ser estigmatizados como oposición. El propósito es sencillo: deslegitimar el periodismo responsable al enmarcarlo como partidista”.
En Estados Unidos, la primera enmienda de su Constitución prohíbe crear cualquier ley que reduzca la libertad de expresión o vulnere la libertad de prensa, pero Trump detesta la prensa que lo cuestiona.
Recordemos que mandó a sacar al colega mexicano Jorge Ramos porque le preguntó por la suerte de miles y miles de inmigrantes mexicanos, a quienes Trump había llamado violadores. “Shut up”, respondió el magnate, y lo hizo sacar del lugar.
Día tras día, Trump y su equipo han estado amenazando a diarios y cadenas de TV y notificando al país de la llegada de una nueva era de relaciones entre su gobierno y los medios de comunicación. Una era en la que todas las críticas sean, por definición, opositoras, y todos sus críticos deban ser tratados como enemigos.
Pero es Trump, y no la prensa seria, el que inventa y miente en forma descarada. Es Trump el proveedor de noticias falsas que acusa de lo mismo a periodistas. Es Trump quien quiere desmoralizar a sus opositores, sosteniendo que todo el mundo miente y que a nadie nada importa.
Durante una reunión en Grand Rapids, Míchigan, en diciembre último, Trump habló del ruso Vladimir Putin y confesó odiar a los periodistas, “aunque nunca los mataría”, como lo había hecho Putin.
En un artículo para ‘The New York Review of Books’, la periodista Masha Gessen destacó la hermandad existente entre Donald Trump y su admirado Vladimir. “Mentir es el mensaje”, escribió. “No solo los dos mienten, sino que mienten de la misma descarada manera y con el mismo propósito: afirmar el poder sobre la verdad misma”.
Trump lo hizo desde su posesión, al perjurar por Twitter (y a través de todos los medios posibles) que había llegado a ella más gente que a la de Obama. Según él, lo que diga el presidente es verdad, así usted esté viendo lo contrario.
HERIBERTO FIORILLO
Heriberto Fiorillo
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