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La petrostroika de las energías renovables

A pesar de las críticas, es importante destacar muchas de las decisiones que tomara Gustavo Petro.

Héctor Pineda
Aunque los contradictores del exalcalde de Bogotá Gustavo Petro no le decretan el cese del fuego para sacarlo a los coscorrones de la política ni tampoco se dan la tregua en las críticas y malquerencias, pareciera que el exmandatario posee un teflón especial y, hasta el momento en que escribo esta nota, las matrices mediáticas en su contra, los silencios y mordazas, las sanciones administrativas arbitrarias y la sobrevaloración de otros liderazgos no hacen mella en el reconocimiento que la ciudadanía le dispensa en los sondeos y encuestas de opinión.
A pesar de que las críticas no amainan (como los aguaceros, ventarrones y desquicies climáticos de estos días de noviembre), es importante destacar que muchas de las decisiones que tomó el entonces alcalde Petro no solo son a la fecha reconocidas en sus bondades en numerosos foros y escenarios internacionales (el orden del territorio alrededor del agua de cara al cambio climático), sino que en el Gobierno Nacional, con irreconciliables distancias conceptuales en lo político, en lo social, en lo ambiental y en lo económico (“Santos es un traidor”, ha dicho Petro), varios ministros proclaman sin el menor rubor que las políticas de Gustavo Petro, por ejemplo “basura cero”, deben replicarse en todo el país.
Adicional a la ‘copialina’ del Gobierno Nacional, no menos favorecido ha sido Petro con las decisiones judiciales, tanto de los jueces domésticos como tribunales internacionales que, finalmente, le han dado la razón en muchas de las querellas que le han interpuesto sus críticos (“pedaleados” por Vargas Lleras y sus amigos contratistas) y han derogado o congelado las decisiones administrativas de las instituciones de control fiscal y disciplinario, incluida la sanción de inhabilidad interpuesta por el exprocurador Ordóñez y el congelamiento de la multa ciclópea del ente de control fiscal distrital, congelada por un alto tribunal de lo administrativo.

Petro viene ganando la partida en los escenarios judiciales, en los espacios de comunicación en los que se le invita.

Así pues, Petro viene ganando la partida en los escenarios judiciales, en los espacios de comunicación en los que se le invita, responde de manera directa, sin tapujos, a las malquerencias en las redes sociales con breves comentarios y respuestas contundentes, elabora escritos sobre las tesis y argumentos acerca de los cuales fundamentó varias decisiones durante su administración, controvierte con cifras a la actual alcaldía de Peñalosa, sobre todo la alocada decisión de un metro elevado sin estudios, desechando la conveniencia y viabilidad del metro subterráneo que él le dejó a Bogotá, entre otras críticas, y sigue llenando auditorios universitarios en los que expone las tesis sobre su propuesta de cambio de modelo económico.
Echa mano Petro de las investigaciones contemporáneas sobre la crisis de la generación de energías mediante los usos de combustibles fósiles, sumada a la alarma planetaria por el fenómeno del calentamiento global, producido por los gases efecto invernadero emitidos por la combustión del carbón y los derivados del petróleo (CO2). Palabras más palabras menos, ha señalado que en Colombia hay que hacer un cambio del modelo económico fundado en la generación de riqueza a partir de las rentas extractivas de la minería y de los combustibles fósiles, para dar paso a la generación de riqueza mediante el uso masivo de la generación de energías renovables, su transmisión por las redes de internet, una movilidad eléctrica, un enfoque de relaciones colaborativas y un nuevo impulso a la educación con los nuevos paradigmas, según el texto de Jeremy Rifkin ‘La III Revolución industrial’. Al igual que los cambios económicos que se hicieron en la desaparecida Unión Soviética (perestroika) para remplazar el inviable modelo socialista, propone el exalcalde lo que he bautizado la petrostroika de las energías renovables.
HÉCTOR PINEDA
Héctor Pineda
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