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Avanzar en medio de diferencias

Cada vez se ahonda más la división y se hace más difícil la construcción racional colectiva.

La sociedad colombiana está polarizada. La división se expresó en el plebiscito y continúa ahondándose con la multiplicación de las post-truth o posverdades y los mensajes para causar miedo. Últimamente, la polarización fue llevada a Washington con el cuento absurdo de que se hace la paz en Colombia para precipitar el país en el colapso social y político de Venezuela.
En medio de esta división, Adam Kahane, quien dirigió el proyecto Destino Colombia, participó el viernes pasado en el evento de la Conferencia Episcopal Latinoamericana y la Corporación Millenni@, en la Universidad Javeriana. De él tomo las ideas que inspiran esta columna.
Kahane ve que la polarización es una realidad creciente en el mundo. Se evidenció en el triunfo de Trump, en el brexit inglés, en el plebiscito colombiano, en las elecciones de países europeos. Francia fue una excepción esta semana con el resultado complejo de los comicios del domingo.
Esta polarización se explica porque cada grupo se propone reunir a toda la sociedad bajo el objetivo que establece, o bajo su líder poderoso e incontestable. Y el supuesto de este proceder es la convicción de que todos los demás tienen que cambiar para someterse a la propuesta del grupo o al mandato de su jefe. Y para producir el cambio se hace campaña manipulando emociones.
El resultado de este proceder es que cada vez se ahonda más la división y se hace más difícil la construcción racional colectiva. Y como las cosas no funcionan, se insiste en hacer más y más de lo mismo. Con más post-truth, más divulgación del temor y más polarización.

El supuesto de esta alternativa es que cada uno esté dispuesto a cambiar para poder encontrar acciones constructivas desde las diferencias.

Ante esta realidad, Kahane propone otro camino. Invita a aceptar las diferencias conceptuales y políticas, las del Sí y el No, las de derecha, centro e izquierda, y a partir de ellas, y de las dinámicas que nos oponen, en lugar de buscar un acuerdo imposible, o la subordinación de todos a un líder, buscar la conexión humana que nos permita encontrarnos como mujeres y hombres, ciudadanos; y desde allí experimentar, en las diferencias, las múltiples posibilidades emergentes de avanzar juntos y pasar a dar pasos hacia adelante.
El supuesto de esta alternativa es que cada uno esté dispuesto a cambiar para poder encontrar acciones constructivas desde las diferencias. Nadie llega a pedir que los otros cambien, sino ver si todos se ponen en la flexibilidad a ser transformados, sin perder la identidad, para que sean posibles pasos de avance. Esta manera de proceder es posible si hay respeto, no se demoniza al otro, no se usan manipulaciones y sustos y hay disposición a escuchar. Así se puede tomar el proceso de paz con sus aciertos y fragilidades y, desde el logro de haber terminado la guerra, buscar en la diferencia lo que nos permita avanzar.
Tal es el resumen de la contribución de Adam Kahane en el diálogo informal que sostuvo con el presidente Juan Manuel Santos, en la Javeriana, el pasado viernes, con ocasión del lanzamiento discreto y audaz de la búsqueda de un nuevo paradigma en las relaciones sociedad, Estado y mercado, para acoger el difícil desafío del papa Francisco en su encíclica Laudato si’. Francesco Vincenti, coordinador de esta iniciativa, consiguió la presencia de Patrick Slim, Jeffrey Sachs, el cardenal Rubén Salazar y monseñor Héctor Fabio Henao, el presidente internacional de la Unión de Empresarios Católicos (Uniapac), otros empresarios, el vicepresidente de la Ciudad del Saber de Panamá, el mismo Kahane y la asistencia del rector padre Jorge Humberto Peláez y directivos de la universidad. Así se puso en marcha un proceso latinoamericano que quiere contribuir a transformar la economía y las políticas públicas hacia la convivencia y la cohesión social en una sociedad digna, equitativa y cuidadosa de la Casa Común.
FRANCISCO DE ROUX
* Miembro de La Paz Querida
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