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Una lección de paleontología

El mundo cambia vertiginosamente, pero nuestra la escuela sigue igual.

En mis tiempos de estudiante leí un libro de Gaylord Simpson del que se me grabó un aparte en el cual se decía que siempre les preguntaban a los paleontólogos por qué se habían extinguido los dinosaurios, a lo cual solo podía responderse con certeza que el mundo cambió y los dinosaurios, no.
Esto me hace pensar en lo que le sucede al sistema escolar que tenemos y nos resistimos con terquedad a cambiar. La escuela de hoy es un inmenso dinosaurio en medio de un mundo que se ha transformado más de lo que logramos dimensionar.
En los últimos treinta años se han dado cambios que han afectado todas las esferas de la vida individual y colectiva. Este año, por ejemplo, se cumplieron dos décadas del lanzamiento del iPhone, con lo cual la posibilidad de conexión permanente a la red se trasladó al bolsillo. Niños y jóvenes pueden estar ahora en muchas partes al tiempo a través de redes sociales, pueden enviar videos, fotografías y grabaciones de cosas interesantes, majaderías o barbaridades; envían a sus padres mensajes en tiempo real sobre alguna dificultad con un profesor, y esos padres, a través de una red de WhatsApp, la pueden compartir con otros padres para discutir el caso... y a los maestros les preocupa que los alumnos se distraigan con el móvil durante la clase.

La escuela de hoy es un inmenso dinosaurio en medio de un mundo que se ha transformado más de lo que logramos dimensionar.

Pero no solo cambiaron las comunicaciones: también los modelos de familia, las identidades de género, las creencias religiosas, la movilidad nacional e internacional, el acceso a la información, los referentes éticos, las ciencias que explican los procesos de aprendizaje, las estructuras de comercio, los oficios, las profesiones... y la escuela sigue igual.
Naturalmente, los jóvenes se aburren cada vez más, y el fracaso escolar, representado en tasas de deserción en los últimos años de secundaria y a lo largo del ciclo universitario, es preocupante. Solo uno de cada dos chicos que concluyen bachillerato ingresa a la educación superior, y de estos, solo cuatro de cada diez reciben el título profesional. Este año, la matrícula universitaria tuvo grandes reducciones en muchísimas instituciones. Por desgracia, el sistema de información del ministerio va dos años atrasado, de manera que hasta el 2020 no se sabrá con certeza lo que pasó en el 2018.
En diversas partes del mundo comienza a preocupar seriamente la fragilidad de los maestros en relación con su salud mental, como lo analiza el profesor Francisco Alonso Fernández en un artículo de la Revista Iberoamericana de Educación (n.° 20).
Colombia, como otros países, sigue pensando que es cuestión de poner parches a las goteras, sin entender que toda la edificación hace agua por todos lados. Seguimos creyendo que todo se resolverá preparándonos para las pruebas Pisa y enseñando inglés, sin entender que se debe ir mucho más allá, con visiones a largo plazo.
Desde hace una década nos han puesto como paradigma a Finlandia. Pues bien, sigamos la corriente, pero en serio. En 2015, la BBC publicó la siguiente noticia: “Finlandia, conocida por contar con uno de los mejores sistemas educativos del mundo, prepara un cambio radical con el que espera mejorar la calidad de sus escuelas: la abolición de las distintas materias. Y es que, a partir de 2016, todos los centros de enseñanza del país nórdico empezarán a aplicar un método nuevo, conocido como phenomenon learning. Con este sistema, las clases tradicionales serán desplazadas por proyectos temáticos en los que los alumnos se apropiarán del proceso de aprendizaje. Ahora, en lugar de adquirir conocimientos aislados sobre diferentes materias, el papel de los estudiantes es activo. Ellos participan en el proceso de planificación, son investigadores y también evalúan el proceso”.
Allá no ponen parches, cambian. Aquí, la gran ocurrencia es proponer nuevas cátedras sobre las más de doce asignaturas que fastidian a nuestros niños.
FRANCISCO CAJIAO
fcajiao11@gmail.com
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