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¡Ojo al iceberg!

"El metro elevado va viento en popa", declaró el alcalde Peñalosa. Viento en popa iba el Titanic.

En la crónica publicada por este diario (EL TIEMPO, 2 de agosto, 2018, ‘¿Qué significa que el metro tenga el primer préstamo aprobado del BID?’), expertos consultados por el periodista responden que el significado de ese préstamo es que “la banca multilateral acepta los diseños y las condiciones operacionales de este proyecto que saldrá de Bosa y llegará hasta la Caracas con calle 78”. Así lo sostiene, con una expresión que deja muchas dudas, el experto Edder Velandia, profesor de la Universidad de La Salle. El profesor Velandia manifiesta que con esos recursos “se tiene la disponibilidad presupuestal para contratar las obras”, y agrega que “Eso también es una señal de que se aceptan de alguna manera los diseños y las condiciones operacionales”.
¿‘De alguna manera’? Lo que significa la expresión ‘de alguna manera’ es que el BID ha aprobado el préstamo de la primera línea del metro de Bogotá (PLMB), como de confianza en unos diseños preliminares, y no en los estudios definitivos de factibilidad (ingeniería de detalle) de la PLMB.
El representante por Bogotá Germán Navas Talero interpuso hace algún tiempo ante la Fiscalía General de la Nación una denuncia por las irregularidades en el proyecto del Metro Elevado de Bogotá, denuncia que ha estado durmiendo el sueño de los inocentes, tal vez por el exceso de trabajo que soporta el ente investigador. A su turno, el concejal Hollman Morris ha pedido al honorable Concejo de Bogotá la revocatoria directa del acuerdo 691 de 2017, que autoriza a Bogotá D. C. para asumir a través de la Secretaría de Hacienda obligaciones para garantizar el aporte del Distrito Capital a la cofinanciación del Sistema Integrado de Transporte Masivo para Bogotá, primera línea del metro de Bogotá, con cargo a vigencias ordinarias del período 2018-2041, “dado que este acto administrativo es manifiestamente contrario a la Constitución y viola la Ley 819 de 2003 y la Ley 1483 de 2011”.

Al día de hoy, no existen los estudios de factibilidad de esa obra. De ahí deduzco que “de alguna manera” los préstamos del BID han sido aprobados (no desembolsados) sobre diseños sin sustento técnico

En su solicitud a la Mesa Directiva del Concejo, Hollman Morris dice que “para la aprobación de este proyecto de acuerdo por parte de la plenaria del Concejo de Bogotá se presentaron como soporte los documentos anteriormente mencionados en esta solicitud, el oficio de la FDN y el Compes 3900, por el que el Gobierno Nacional declara de importancia estratégica el proyecto Primera Línea del Metro de Bogotá. Dicho Conpes presupone la existencia previa de estudios y diseños de factibilidad (etapa 1 y etapa 2). Aunque se solicitó copia de los estudios antes de proceder a la discusión del proyecto de acuerdo, la Administración solo remitió las metodologías adoptadas para su elaboración, y se negó a entregar los estudios fundamentándose en la supuesta reserva legal de los estudios”.
Al día de hoy, esos estudios en regla no se conocen, o, como lo sostiene el concejal Hollman Morris, no existen. El consultor Ingetec, y los demás actores que intervienen en el proyecto, no han presentado sino diseños, incumplimiento que ha obligado a la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN) a suscribir tres otrosís con el Consorcio Metro para prorrogar los plazos de entrega de los estudios, el último de los cuales prolonga el plazo doce meses más, hasta el 31 de mayo de 2019, para adjudicar el proyecto del metro de Bogotá. Como lo argumenta el concejal Morris, ello demuestra que, al día de hoy, no existen los estudios de factibilidad de esa obra. De ahí deduzco que “de alguna manera” los préstamos del BID han sido aprobados (no desembolsados) sobre diseños sin sustento técnico. Esa puede ser una muestra de confianza en las virtudes ilusorias de la administración Peñalosa, pero tales muestras de confianza suelen generar megadesastres irreparables como el de Hidroituango o el de la represa de Laos. No atender las bien sustentadas demandas del representante Germán Navas Talero y del concejal Hollman Morris, que no tienen una motivación distinta a la de evitarle a Bogotá un descalabro mayúsculo, es hacerse cómplices de este.
Quisiera referirme ‘in extenso’ a lo declarado en la citada crónica de este diario por el gerente de la Empresa Metro, pero me alargaría más de la cuenta. Por ahora solo mencionaré una gran mentira que el doctor Escobar suelta con la mayor frescura. Dice: “Después de 70 años de numerosos estudios para la construcción de este medio de transporte, es la primera vez que la banca le da visto bueno al crédito”. En 1942 y 1947, los alcaldes Sanz de Santamaría y Mazuera Villegas, respectivamente, tuvieron listos los créditos para la primera línea del metro subterráneo de Bogotá. Don Fruto Mejía, poderoso Caballero, se encargó de sabotearlos.
Jorge Gaitán Cortés gestionó la financiación del subterráneo en 1965, también saboteado por los mismos empresarios privados del transporte público, o dueños de las calles de Bogotá. Igual tuvieron financiados sus proyectos de metro subterráneo los alcaldes Hernando Durán Dussán y Julio César Sánchez, con el mismo resultado que los antecesores. Finalmente, el mejor proyecto de metro que se ha elaborado para Bogotá, el subterráneo del alcalde Gustavo Petro, tuvo la aprobación crediticia del Banco Mundial, del BID, de la Banca Europea, del Conpes, y los dineros estaban listos para ser desembolsados. Pero… pregúntenle al ministro Cárdenas por qué salió chimbo el cheque que el Presidente de la República le entregó al alcalde de Bogotá para garantizar el aporte que le correspondía a la nación en el proyecto.
“El metro elevado de Bogotá va viento en popa”, declaró a Blu Radio el alcalde Peñalosa. Viento en popa iba el Titanic. Lástima que el capitán no vio el iceberg aquel 15 de abril de 1912.
ENRIQUE SANTOS MOLANO
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