¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Entierro electoral

No es la Constitución chavista de 1999, sino la constituyente de Maduro la que gobierna.

Eduardo Posada Carbó
Tras nuevas piruetas con el calendario electoral, los venezolanos votaron la semana pasada para alcaldes municipales. No deben sorprender los resultados. El Gobierno conquistó 300 de las 335 alcaldías en juego –casi todas las alcaldías (con excepción de una) de las 40 principales municipalidades (The New York Times, 10/12/17)–.
¿Cómo se llaman los regímenes que acumulan el 89,5 por ciento de los puestos disputados en una elección?
En su interpretación más benigna, las recientes elecciones venezolanas recuerdan a tantos sistemas del siglo XIX en los que las elecciones se amañaban a plena voluntad de los gobiernos. Como en la España de Castelar, quien en 1872 criticaba las confecciones electorales que, para guardar apariencias, le dejaban algunos escaños de mostrar a la oposición:
“¡Qué torpes son estas gentes!”, se burlaba el tribuno español, “¡queremos más oposición, más oposición!”.
Para validar su farsa electoral, Maduro habría necesitado mucho más de 35 alcaldes. Le faltó un consejero que le advirtiera de la torpeza: los resultados necesitaban “¡más oposición, más oposición”! Pero, después de lo ocurrido en las elecciones regionales de octubre, se impuso la estrategia de la abstención.
Al régimen le faltan no solo votos, sino también opositores en las urnas.
Maduro no parece registrar los niveles de ilegitimidad, nacional e internacional, que rodean a su gobierno. Por el contrario, sus declaraciones contra la oposición a fines de la jornada electoral son una muestra de torpeza reincidente:
“El partido que no haya participado hoy y haya llamado al boicot de las elecciones no puede participar más” fue su amenaza, que le dio la vuelta al mundo. Periódico tras periódico tituló en forma similar al informe de la BBC: ‘Venezuela opposition banned from running in 2018 election’ (‘La oposición venezolana, proscrita de las elecciones de 2018’).
Desconozco si la Constitución chavista de 1999 estipula que partido que se abstenga en una elección queda inhabilitado para participar en futuras elecciones. ¿La Constitución chavista de 1999? Lo que se hubiese estipulado allí es hoy irrelevante.

Pronto veremos a Maduro aspirar a su reelección en 2018. Pero ya todos sabemos, como observó Elides J. Rojas, columnista de ‘El Universal’, que el sistema electoral de Venezuela ‘ha muerto’.

No es la Constitución chavista de 1999, sino la constituyente de Maduro la que gobierna. Por eso, partido que se abstiene está expulsado: “Ese es el criterio que la Asamblea Nacional Constituyente ha esgrimido constitucional y legalmente”, dijo Maduro, “y yo, como jefe de Estado de un poder constituido, los apoyo”. Y concluyó de manera tajante: “No podrán participar. Desaparecerán del mapa político”.
Quizás nuestro razonamiento se encuentre equivocado: Maduro sí registra muy bien lo que está pasando, mas no le importa.
En el campo interno, le bastan el control social a través del carnet patriota, la intimidación de mil maneras contra los disidentes, y una oposición fragmentada. A pesar de la hiperinflación, el decrecimiento económico, las penurias de la población y las altas tasas de violencia, el régimen ha aprendido a sostenerse.
En el campo internacional, la tiranía se beneficia de una atmósfera indiferente frente a la suerte de la democracia. No estamos en la década de 1990. La Europa del brexit ha perdido peso. El ‘poder blando’ de Estados Unidos ha desaparecido con Trump. China y Rusia están de fiesta. Maduro cabalga detrás con la bandera antiimperialista.
“No quiero, pero no puedo decepcionar a mi pueblo”, le dijo Evo Morales a Daniel Pardo en una entrevista de la BBC sobre sus intenciones de “quedarse en el poder hasta 2025”. Pronto veremos a Maduro aspirar a su reelección en 2018. Pero ya todos sabemos, como observó Elides J. Rojas, columnista de El Universal, que el sistema electoral de Venezuela “ha muerto”.
EDUARDO POSADA CARBÓ
Eduardo Posada Carbó
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción