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Protestas periódicas

El liderazgo visto en las carreteras puede canalizarse en tareas con real impacto en las comunidades

Editorial .
La pregunta obligada de cara a las movilizaciones de distintas comunidades (indígenas, afrodescendientes y campesinos principalmente) que por estos días tienen lugar es la que indaga por la real estrategia de quienes las promueven.
No se trata de poner en tela de juicio hechos gravísimos como los asesinatos de líderes sociales o episodios como el ocurrido en Tumaco a comienzos del mes pasado, en el que perdieron la vida dos integrantes del pueblo awá. Aquí hay que ser enfáticos en la condena y en el pedido para que la justicia actúe y las autoridades no bajen la guardia en la protección integral, que, como ya dijimos, no se puede limitar a los necesarios esquemas de seguridad de quienes hoy afrontan una situación de riesgo. Tampoco, desconocer la importancia de contar con acceso a bienes y servicios básicos, entre ellos un óptimo sistema de salud, educación de calidad, infraestructura y electrificación rural.
De la misma manera, sería necio intentar tapar el sol con un dedo y afirmar, equivocadamente, que el Gobierno ha dado contundentes muestras de eficiencia en su deber de cumplir lo acordado en las negociaciones con las Farc. Una tarea todavía inconclusa como consecuencia de los tropiezos del Ejecutivo, sí, pero también debido a otros factores, entre ellos las dilaciones ya comentadas en el trámite legislativo de proyectos de ley vitales para este fin.

Cabe la pregunta de hasta qué punto estas movilizaciones se dan en función de las dinámicas y los tiempos de la política.

Hay que partir de la base de que, en el marco de las realidades sociales y económicas del país, que a todos atañen, el Estado colombiano ha sabido reconocerles un conjunto significativo de derechos a estas comunidades. Con tropiezos, rezagos o incumplimientos, pero es un trecho que registra avances sensibles.
Debe tenerse en cuenta, asimismo, que si se analizan protestas como la que ahora se desarrolla o la del 2013 con la óptica del bien común, estas salen mal libradas. Al desprestigio innecesario de causas en esencia justas, que terminan desvirtuándose frente al resto de la población y en particular de quienes resultan perjudicados, se suma la alineación de algunos de sus líderes con proyectos políticos específicos, lo cual puede ser provechoso para ellos, pero no necesariamente para las mayorías de sus pueblos.
Esta mejora indispensable en el bienestar requiere, claro, más eficiencia y compromiso estatales. Pero es un trabajo en equipo. Los liderazgos que por estos días afloran –por lo general, en fechas con sensible ubicación en el calendario electoral, al punto de que no faltan quienes creen que la llegada, en agosto, de un nuevo inquilino a la Casa de Nariño es a la larga un aliciente– harían bien en concentrarse en tareas en las cuales hoy se ven rezagos. Una de ellas, la de lograr que las tierras que hoy son de propiedad de estas comunidades muestren mejores cifras en materia de productividad.
Se trata, en últimas, de preguntarse hasta dónde estas movilizaciones se dan en función de las dinámicas y los tiempos de la política y movidas por una lógica en la que no siempre el bienestar de las bases de los movimientos que las promueven encabeza las listas de sus prioridades.
editorial@eltiempo.com
Campesinos bloquearon ayer la vía Panamericana a la altura de Caldono, en el norte del Cauca.

Campesinos bloquearon ayer la vía Panamericana a la altura de Caldono, en el norte del Cauca.

Foto:Juan Pablo Rueda Bustamante / EL TIEMPO

Editorial .
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